Todos estaban reunidos en el jardín de la mansión Kido, celebrando el que los guerreros caídos en batalla revivirían, incluso las marinas y los espectros, los tres dioses hicieron las paces al igual que sus ejércitos pero eso no quitaba que existiera una que otra broma.
Radamanthys se encontraba frente a la mesa de bocadillos cuando sintió como unas cadenas lo apresaban, de inmediato sintió sus pies ser congelados y unidos al suelo y por último sintió como un balde de agua mezclada con harina le era vaciado encima, enfurecido vio a los culpables, Andromeda, Cisne, Dragón y Pegaso, los cuatro Caballeros de bronce salieron corriendo hacia el interior de la mansión al ver que el juez los perseguía enfurecido, cada quien se escondió en algún lugar de la mansión entre risas y empujones, el Caballero de dragón decidió subir las escaleras pero al correr se encontró con quien menos esperaba, el Caballero de fénix.
-Shiryu, qué haces aquí?- estaba por responderle pero escucho los pasos del Wivern acercándose así que entre risas y jalones tomó la mano de su compañero y ambos entraron en un pequeño cuarto cerca de donde estaban
-shh no hagas ruido- dijo el de cabellos largos al ver la sombra de alguien acercándose, cuando vio que se alejaba suspiro aliviado, giró la mirada hacia Ikki quien estaba sonrojado, no entendía pero después de ver el estrecho lugar donde estaban y la forma en la que sus cuerpos se encontraban también se sonrojó
-será mejor que...- iba a decir algo más hasta que sintió la temperatura de la habitación disminuir y escucho risas provenientes del exterior, risas inconfundibles.
-oigan que están haciendo?!?- exclamó enojado Ikki- más te vale no estar congelando el lugar Hyoga
-que? Yo no estoy haciendo nada, no es mi intención, recuerda que todo lo que toco se congela- dijo con sarcasmo el rubio
-hermano recuerdas la frase de la casa de libra? Bueno ahora tenemos otra- miro a los otros dos cómplice
-lo qué pasa en la pequeña habitación, se queda en la pequeña habitación- se burlaron en coro los tres Caballeros
-oigan déjenos salir!- comenzó a golpear la puerta Shiryu
-no, me da pereza, nos vemos chicos- dijo Seiya con absoluta normalidad, solo se escucharon sus pasos alejándose, no era buena señal
Ya había pasado pocos segundos desde que se quedaron en aquel pequeño lugar, Shiryu se abrazó a si mismo en busca de calor pues la temperatura era muy baja, Ikki al ver esto suspiro y encendió su cosmos para después apegar el cuerpo del más bajo al suyo
-Ikki que estás...
-al igual que el cosmos de Shun el mío también pude calentar, así estaremos bien los dos por un rato- sus mejillas ardían y no por el calor del cosmos de aquel al que amaba en secreto
Habían pasado varios minutos desde que sus compañeros de armas los habían dejado en ese lugar, no habían dicho nada solo se mantenían abrazados dándose calor mutuamente pero fue en un instante en el que Ikki se perdió en los labios de Shiryu, comenzó a pensar cómo sería besarlo pues aunque lo negara se había enamorado de su amigo y compañero desde hace un tiempo, perdido en sus pensamientos una idea salió de sus labios.
-como sería besarlo?- se preguntó a si mismo en un susurro pero ante la poca distancia entre ambos Shiryu logró escuchar sonrojándose a gran nivel, seguido por Ikki quien se dio cuenta de que había pensado en voz alta- ammm no...yo me refería a que...- lo miró unos segundos y después chasqueo la lengua, no perdería más tiempo, de inmediato se lanzó a los labios del dragón quien sorprendido tenía los ojos bien abiertos pero no tardó en cerrarlos para sentir los labios tibios y dulces de su amor, ahora correspondido, ambas bocas parecían bailar juntas y sincronizadas, como si hubieran sido hechas para estar siempre juntas. Quién sabe, quizá el que sus compañeros los encerraran en esa pequeña habitación no fue tan mala idea.
