Eso era lo que más me gustaba de ti, los ojos.
Nunca supe decir de qué color eran exactamente, si azules, o grises, o algo más. Pero supongo que siempre fue evidente lo que se tejía con ellos.
Recuerdo tardes y tardes y tardes, con las manos manchadas de chocolate sentadas en un puente, esperando a que viniera más gente.
Recuerdo.
Esa.
Tarde.
Cuando lo vi pro primera vez, ese brillo que se me hace ya inconfundible, es más bien un tipo de destello, uno que solo trae nubarrones y sombras, que solo pueden augurar una cosa: locura.
La más insana, la menos visible y al tiempo la más evidente, la que destruye toda condura a centímetros a la redonda.
También recuerdo como me dije que siempre lo supe, que era evidente, y que no debería acercarme para comprobar a que profundidad se estaba desatando esa tormenta.
Lo último que recuerdo son tus ojos azules, o grises, o lo que sea, decirme sin mirarme que lo sentías, que no sabías por qué lo habías hecho y que nole encontrabas una explicación lógica.
Por supuesto que no la encontrabas.
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Animal Nocturno
PuisiEsto, es complicado. Aquí estoy yo, junto con todas mis tonterías demasiado fáciles de interpretar como para que lo haga la mayoría. Pero adelante, querido lector, si ves que puedes, y si formas parte de la minoría absoluta.....aquí está el insomnio...