Capítulo 1

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El día prometía ser brillante y despejado, un gran día para conocer el pueblo, y eso es lo que Encre decidió hacer. Luego de levantarse, ducharse y vestirse decidió dar unas vueltas por el pueblo para conocerlo y conseguir suministros. Partió apenas la luz del sol ya cubría por completo el pueblo, llevando con él su bolso, solo que esta vez iba prácticamente vacío.

Ya en el pueblo, Encre saludo a la gente que se cruzaba de forma amable, respetuoso, observando los puestos y casas, admirando las plazas y parques. Encontró en su paseo un mini mercado en uno de los parques, donde halló gran variedad de cosas, comida, herramientas, ropa, artesanías y, lo que más le había agradado al pintor, artículos para pintura, desde pinceles hasta algunos trípodes. Había comprado comida, algunos artículos para su trabajo, artículos de limpieza, y otras pocas cosas.

Ya con sus compras hechas, Encre decidió volver a la casa, caminando calmadamente, disfrutando del olor de las panaderías que comenzaban su jornada laboral, al igual que la mayoría de los puestos. En su camino se cruzó a varios niños jugando, a los cuales les regalo algunas de las manzanas que acababa de comprar, estos sonrieron enormemente ante la amabilidad del joven. Ya en su casa, el pintor deposito cada cosa en su lugar, ordenándolo todo con completa calma, tomándose su tiempo, por lo que cuando finalizo ya era un poco pasado el mediodía, razón por la que decidió cocinar algo antes de salir a buscar un buen lugar para pintar. Su almuerzo fue relativamente tranquilo, cuando lo acabo dejo los trastes en la fregadera y preparo sus cosas para salir.

Estableció su equipo en un parque lejano del otro lado del pueblo, el cual tenía un corto pasto amarillento, arboledas con gran variedad de tonos en sus copas, bancos dispersos por aquí y por allá, niños jugando siendo observados por sus padres, un cielo despejado y brillante. Con un suspiro de tranquilidad se dispuso a comenzar su obra, comenzando a trazar suaves líneas con su pincel, coloreando su lienzo blanco, dando forma a una futura obra de arte. El tiempo se le pasó volando, y cuando estuvo guardando ya su equipo al finalizar su obra, la repentina calma en el parque lo sorprendió, el silencio era interrumpido solo por una brisa fría que no había notado antes, el cielo se había vuelto gris, tormentoso, y la gente había huido a refugiarse apenas las primeras nubes se asomaron. Apresurado, el pintor terminó de empacar su equipo y corrió a su casa por calles desiertas, las luces de estas ya se habían encendido, ya que no solo había oscurecido por el clima, sino también por la hora que era, ya habían pasado las 6:15 p.m. Encre apresuro su paso al notar que cada vez era más y más oscuro, sin mencionar la ligera llovizna que comenzó a caer. En un despiste, su maletín con pinturas se le resbaló y cayó al suelo, abriéndose y desparramando los tubos por todas partes.

-Maldición- Murmuró, agachándose para recoger las cosas

Estaba tan apurado que no notó cuando un par de zapatos se pusieron en frente de él, deteniéndose.

-¿Puedo ayudarlo, caballero?- La voz del joven sacó al pintor de su ensimismamiento, provocando que Encre elevara la mirada, divisando a un joven esqueleto blanco con gafas y una capucha marrón oscuro

-Oh, eso sería muy agradecido- Sonrió Encre, agradecido de que este joven hubiese aparecido

Juntaron todo lo más rápido posible, parándose ambos al acabar, mirándose el uno al otro.

-Muchas gracias por su ayuda- Agradeció Encre, inclinándose levemente

-Un placer, señor...- Sonrió el joven de gafas

-Encre, Encre Comyet, a su servicio- Se presentó, sonriendo

-Suave Queen, un gusto- Dio una leve inclinación de cabeza

-Bueno señor, me temo que debó despedirme, mi casa está lejos y la lluvia es cada vez peor- Se despidió el pintor, comenzando a correr

Encre corrió tan rápido como pudo, pisando charcos de agua y barro , tratando de no resbalar y que no se le cayera nada más. Su respiración era agitada, su visión ahora borrosa debido a la gran cantidad de agua que comenzaba a caer, volviendo la tarea de ver el camino mucho más complicada. Al llegar a su casa la luna ya casi estaba en un punto medio, brillando a medias en el cielo oscuro, todo estaba sumido en oscuridad debido a que los faroles no llegaban hasta allí por la lejanía con el pueblo, esto provoco que la tarea de colocar la llave en la cerradura y abrir fuera más difícil de lo normal. Al por fin lograrlo, el artista ingreso rápidamente a su casa, empapado totalmente.

Soltando un suspiro de fastidio y cansancio, Encre dejo sus cosas en la sala de arte y procedió a ducharse para luego preparar la cena e ir a dormir, obviamente esto luego de asegurar todas las ventanas y puertas. Ya recostado en su cama y tapado hasta la nariz, Encre pensó en las razones por las que Sir Azure le habría advertido hacer aquello, sin embargo el sueño le estaba ganando, por lo que le restó importancia y se durmió.

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-Mala suerte mi señor, la lluvia es demasiado fuerte para salir a cazar esta noche- Murmuró al menor a su lado

-No es mala suerte, por el contrario, es mejor- Sonrió -Así no deberé dañar a ningún inocente- Explico

-Siempre tan bondadoso mi señor- Sonrió el mayor

InolvidableWhere stories live. Discover now