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Ha transcurrido una semana, lo que necesitaba Rachel para lanzarme por la borda en un mar lleno de tiburones. No mentí; es mi verdad, quizás no es la de todos pero es la mía. Aproveché esta semana para culminar mis trabajos, tengo planeado marcharme y esta vez para siempre.

Hace unos días recibió el correo que tanto esperes, pero en lugar de llenarme de alegría, me llenó de tristeza. Mi viejo amigo Paolo Valerianni  me tiene un puesto como socia en su bufé de abogados. Eso es maravilloso, el problema es que es en Roma. No quiero dejar a Víctor y mucho menos a Viann, pero tengo una vida preparandome para este trabajo, no quiero perder todo lo que tenemos ¿es posible perder todo quien no tiene nada?. Debería hablar con el y escuchar su explicación quizás su verdad es mi mentira.

                                                                                  Flashback

¡Oh Dios! ¡positivo!. Respiro profundo y trato de calmarme, debo controlar mis emociones. Estoy en un dilema entre la tristeza y la felicidad que debería sentir. Esto es hermoso y a la misma vez horroroso, voy a tener un hijo del hombre que amo. Algo nuestro. Tengo que contarle aunque hace dos meses que no hablamos, esto no será fácil para el, tiene al pequeño Viann. Tiene el derecho de saberlo y yo no soy quien para negarle a un padre la existencia de su hijo.

Me lleno de valor y lo llamo a su celular, no responde continuó llamando y a la 4ta llamada responde. No cualquiera una mujer. Es Elizabeth, le digo que tengo una duda sobre álgebra y necesito hablar urgente con Víctor. La bruja se burla de mi y dice si mi duda no es sobre sexo que hago llamando, me quedo muda y escucho, ella no está sola hay un hombre acompañándola. ¡Oh no! Me llama ingenua, asegura que me deje engañar me explica que ella y Víctor juegan a buscarse parejas para soltar la rutina de su matrimonio. Le grito y exijo hablar con El, ella lo llama y le pregunta a quien ama, el responde fuerte y claro al teléfono: la única mujer que amo es a ti cariño.

Eso realmente dolió, mi mundo se desmoronó. Todo me da vuelta y la risa de Elizabeth me devuelve a la realidad. Le hablo a Víctor pero solo escucho que dice que no le importa. Le grito que estoy embarazada. Elizabeth me llama perra y Víctor no dice nada. Corto la llamada. Rompo a llorar estoy perdida,¿que voy hacer? Es evidente que estoy sola. Embarazada y sola.

RegresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora