Cinco meses antes

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Volvió a casa esperando la llamada de Kirishima, ese día iba a contarle a Hiyo sobre su relación. Ya había cumplido los 14 años y como una niña de secundaria podía comprender la relación que ellos tenían. Aunque realmente dudaba mucho que ella no se hubiese dado cuenta, debido a que, desde hacía varios meses, Zen prefería amanecer con él cuando se quedaba en su casa. Por lo menos respetaba que, mientras su hija estuviera, no tuvieran intimidad.

Guardó el celular y buscó las llaves en su bolsillo, cuando levantó la cabeza vio la figura de una adolescente apoyada en la puerta de su apartamento, ella se percató de su presencia y corrió hacia donde él llorando. No le asustó que Hiyori estuviese ahí, le preocupo la maleta que la acompañaba.

- ¡Onii-chan! ¡lo odio!, ¡lo odio y no quiero nunca volver a verlo! - el llanto de la niña no paraba, antes de que los vecinos salieran, se separó del abrazo, tomo la maleta y abrió la puerta. Ya en el genkan espero que ella se calmará. – Dejame quedarme contigo, te prometo que yo no te voy a molestar.

Sus brazos la volvieron a rodear. Cargándola como tantas veces lo había hecho, la llevó a la sala sentándola en el sofá, recostada en su pecho, dejó que llorara tanto como quisiera. Casi una hora después, sirviéndole algo de la cena instantánea que tenía, se sentaron a la mesa.

- ¿Me vas a decir que paso? – los ojos de Hiyo le rehuyeron por un instante, luego comenzó a hablar suavemente.

- No quiero volver a ver a mi padre, lo odio. – El corazón de Takafumi dolió ante la fuerza de las dos últimas palabras. – No es por lo de ustedes, hace dos años lo deduje - rio negando con la cabeza la situación. - Realmente agradezco todas las consideraciones que tuvieron conmigo para no lastimarme con su relación, pero ¡a ver! - dijo haciendo cara de burla – era obvio que dos hombres como ustedes, a menos que fueran amantes, no iban a estar tanto tiempo juntos.

- Perdona – el sonrojo de Yokozawa era evidente, la sonrisa de Hiyo lo hizo sentirse como un tonto, definitivamente era más madura que él en muchos aspectos. - Sin embargo, sabes que tiene que enterarse que estás aquí, quieres hacerlo – saco el celular extendiéndoselo, Hiyo negó pidiéndole que él lo llamara.

Como era de esperarse Kirishima estaba hecho un manojo de nervios, no entendía nada de lo que había pasado, solo recordaba las palabras de su hija. Ante la oposición de su visita a la casa de Yokozawa, suspiro resignado. No obstante, le pidió que lo mantuviera informado. Takafumi entendió su indirecta, cerca de la madrugada lo tendría en la puerta del apartamento. Guardando el aparato, miro a su hija. Tan grave había sido la situación, trato de no preguntar, sabía que cuando estuviera lista le contaría. Por el momento, disfrutó de su compañía, cerca de la medianoche Hiyo se fue a dormir.

- ¿Por qué pasó esto? – preguntó mientras fumaban en la pequeña terraza.

- No tengo la menor idea, - dijo Kirishima, el cigarrillo se movía en sus dedos mientras él se sobaba la mano nerviosamente. – La llame porque no aparecía en donde nos habíamos citado, lo único que me respondió fue que me odiaba, que se iba de la casa, y ...- llevó el cigarrillo a sus labios, la última frase era una amenaza que sabía la iba a cumplir "jamás voy a dejar que estés al lado de onii-chan, no lo mereces".

- ¿y? – Yokozawa trato que continuara.

- Y colgó. Realmente no sé que fue lo grave que le hice, pero – se acercó acariciando la mejilla de su pareja, junto su frente a la de él, para besarlo suavemente, sonrió, cada día le enamoraba ver como respondía a sus expresiones de cariño – Prometeme que siempre me vas a amar, porque el único perfecto para mi eres tú.

Levantando su mentón, profundizó el beso. Detrás de la puerta de su ahora habitación, Hiyori veía la escena mordiéndose el labio para no gritarle. Solo quedaba actuar más rápido que su padre, no podía permitir que su onii-chan, su "mamma" como secretamente le decía, sufriera por culpa de sus mentiras. Acostándose, cerró los ojos, quedando rápidamente dormida.

Los sonidos de las ollas en la cocina avisaron que había amanecido, Yokozawa estaba terminando de hacer el desayuno, traía puesta el pijama que le había regalado el día de su cumpleaños, llena de ositos de todos los tamaños. Lo abrazo fuertemente por la espalda, el respondió con un beso en la coronilla, indico que le ayudara a arreglar la mesa para comer.

Se sorprendió cuando le contó que su padre había ido en la madrugada; su onii-chan espero obtener algo más de información, pero Hiyo solamente asintió con cara de pocos amigos. Recogieron la loza y se dispuso a arreglarse, era sábado. Yokozawa, le instruyo sobre lo básico para poder disfrutar su estancia mientras regresaba de la oficina, fue cuando Hiyori le propuso irse de vacaciones, unos días en que ella pudiera pensar como hablar con su padre sobre lo ocurrido.

Como siempre, él la apoyo. A las cuatro tomaban el tren en la estación, sin llamar a Kirishima. Mientras iniciaban el viaje, Yokozawa leyó una vez más la carta en sus manos. Ahora solo quedaba que Henmi diera la talla, por su parte solo tendría que pasar el puente en el momento que le tocara. Ese fin de semana lo disfrutaría con Hiyo.

Onii-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora