Después de la tormenta

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Repartió la cena que pidió entre los dos. La abundante comida hizo que Kirishima se quisiera ir, ya que, por lo visto, estaba esperando a alguien. No obstante, Yokozawa prácticamente lo había sentado frente a la pequeña mesa de su oficina, poniéndole una porción de cada una de las cajas.

Takafumi esperaba escuchar el motivo de la presencia del editor de Japun Magazine en su oficina, pero el incómodo silencio estaba amargándole la cena y posteriormente tendría problemas con su gastritis. Cansado de aguardar por lo que indudablemente no llegaría, decidió tomar la iniciativa.

- Quiero pedirte disculpas por lo de aquella noche - Kirishima clavó sus ojos en él - sé que debí hablar contigo, pero...sabes que siempre dije que, si lo nuestro lastimaba a Hiyori, me alejaría inmediatamente.

- ¿En algún momento le preguntaste porqué quería que nos separamos? - negó con la cabeza. - ¡Hmp! Me dolió porque caí fácilmente en la trampa que tejiste para luego dejarme.

- ¡No fue una trampa! - grito Yokozawa - ¿Sabes lo que sentí al separarme de ti esa noche?

Flash back

En el cuarto, los gemidos de Takafumi eran música para Zen, desde su traslado no habían podido estar juntos. Cuando fue en busca de su boca, lo vio.

- ¿Por qué lloras? - preguntó mientras acariciaba sus pezones y deslizaba su mano por el bien formado abdomen.

- No es nada... solo... es... saberme tuyo por completo - Kirishima sintió crecer su ego con esas palabras; deseándolo con más fuerza, mordió sus labios, mientras su erección era más notoria y su respiración se aceleraba. Las lágrimas resbalaron rodeando el rostro del ojiazul, quien se arqueó reflejando el dolor y el placer provocado en su cuerpo y mente. Nunca pensó poder amar a una persona de esa manera. Preparó la entrada que a pesar de haberle dado tantas veces cabida, cada vez que lo hacía era como si fuera su primera vez. Cuando las uñas de Yokozawa se clavaron en su espalda, se incorporó introduciendo su miembro de una sola estocada...

Mientras descansaban de la larga noche de entrega mutua, Zen acaricio el abdomen de su pareja apretándolo contra su pecho y dejándole sentir en la parte baja de la espalda su miembro que amenazaba con volver a despertarse. Yokozawa respondía el mimo siguiendo los movimientos de la mano de su pareja.

- Así que esto es una noche de reencuentro. Si se va a repetir cada vez que viajes, me asegurare que los de Literatura te programen al menos uno por mes. - Takafumi se estremeció, esas palabras le devolvieron a la realidad, no era una bienvenida, era su despedida. Poco a poco, Kirishima fue espaciando los movimientos entrando en el letargo propio del sueño, fue cuando el menor habló.

- Zen, esto no fue un reencuentro, fue mi despedida. Esta es nuestra última vez. - La dura frase del menor fue callada con los labios de su amante al final de su cuello, quien, dándole un pequeño beso, le hizo gemir.

- No arruines el momento. - Acercándolo aún más, si era posible, a su cuerpo, lo abrazó con fuerza - Duerme... Te amo.

- Yo también ... te amo.

A la mañana siguiente Kirishima constató que lo dicho por su pareja era verdad: En su apartamento no había nada que diera muestras de que en algún momento Yokozawa hubiese estado con él. Cuatro años de su existencia desaparecieron en horas. Derrumbándose en el suelo de la que fue su habitación, lloró en silencio, ¿qué era lo que había hecho?

Fin del Flash Back

- Y ¿qué? ¿Acaso eso te impidió abandonarme? - se había prometido no ser hiriente, pero llevaba tanta rabia contenida que poco le importaba como se sintiera o lo que dijera Takafumi – ¡Fuiste egoísta!, te importo más tranquilizar tu alma que nuestra relación. ¡Vaya que demostraste como me extrañabas! – lo irónico de la frase fue de lo peor – ¡Felicidades! Hiciste un buen trabajo borrando todo lo que nos unía. - el ojiazul no levantaba la cabeza porque sabía que tenía razón, - ¡Tsk! Además, tan dolido estabas, que en menos de un mes ya eras la pareja de Usami Akihiko.

Los ojos del jefe de ventas de Marukawa Literatura, se abrieron sorprendidos fijándose en los castaños de Zen, tomo aire para insultarlo por la afirmación, pero cuando abrió la boca, soltó una carcajada que, aunque quería, no podía detener. Kirishima lo observó atónito recoger los platos, tratando de detener la risa. Cuando volvió a la mesa, aún con una leve sonrisa, el pelinegro vio el desencajado rostro de su examante. Arriesgándose a ser rechazado, acercó su mano y le acarició la mejilla.

- ¿Tan celoso estabas, que no notaste lo evidente? Su pareja es Misaki - dijo el tono jocoso. Llevó su pulgar al labio inferior de Zen, entreteniéndose en humedecerlo, luego con un susurro, terminó la frase - llevan juntos más tiempo que nosotros.

La última palabra mando el orgullo de Kirishima al piso. Desde que el dedo de Yokozawa entreabrió su boca, su cerebro le mostró el porqué había llegado a esa puerta. Antes de que la razón le diera algún motivo para alejarse, su cuerpo respondió capturando de manera demandante los labios del menor. El sabor a vino solo lo hacía más provocativo, despertando sus sentidos.

Aborreció sentirse como un animal en celo, pero las caricias de su amante no ayudaban mucho, cada roce le pedía que lo reclamara como la primera vez que lo poseyó. Al diablo cualquier explicación, él lo necesitaba, se había enamorado perdidamente de ese "oso gruñón" desde que lo conoció, después habría tiempo para hablar con Hiyori.

De un momento a otro, sintió que todo le comenzaba a dar vueltas, despegando sus labios de Yokozawa lo escuchó lejano, viéndolo desaparecer delante suyo.

Todo se hizo negro ante sus ojos.

Onii-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora