Primera Vista

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¿Alguna vez has creído en el amor a primera vista? Yo siempre he pensado que todas esas historias donde la protagonista mira al amor de su vida a los ojos por primera vez y queda completamente hechizada y ya lista hasta para casarse con ese sujeto, son basura. Me parecían simple ficción, hasta hoy. Mi nombre es Rodrigo Ganter, tengo 28 años y trabajo en una floristería familiar desde hace 7 años. Podría describirme a mí mismo, como una persona paciente y tranquila, con carácter compasivo aunque a veces malhumorado. Amo las flores, por lo que amo mi trabajo. Si tuviera que escoger entre toda la belleza natural de estas, elegiría sin duda a los girasoles.

Y ahora, el joven frente a mí, me hacía pensar en un girasol. Tenía una complexión alta y gruesa, sus cabellos rubios semi ondulados, ojos obscuros, cafés con unas extrañas pero fascinantes manchas negras cerca de su pupila. Tez clara, y una vestimenta que está para resaltar su no muy trabajado cuerpo. En cuanto vi sus orbes, me robó el aliento y, simplemente me enamoré. El asunto aquí, es que a pesar de que no tengo novia, siempre consideré que me gustaban las chicas. Realmente la idea de que los hombres me gustaran también no se me había cruzado por la mente. Pero aquí estaba yo, siendo indudablemente atraído por este fascinante hombre girasol, quien estaba desde hace un rato debatiendo sobre qué flores llevarse.

— ¿Cuál me recomienda usted? —pregunta y por unos segundos de enajenación no entiendo su pregunta, por lo que sonríe comprensivo y repite la pregunta —: Disculpe, ¿cuál me recomienda usted? —y señala todas las flores.

Sonrío avergonzado ante mi distracción.

— Disculpe, pero depende de para qué evento o persona vaya a dedicar las presentes —respondo con total sinceridad.

— Es... Es para una boda —dice entusiasmado —. Necesito flores para la novia.

Mis ilusiones de un chico girasol soltero se fueron completamente a la basura al escuchar aquello. ¡Estaba comprometido! Vaya, por primera vez tengo este sentimiento y es con alguien que no está disponible. ¿Es legal tener tan mala suerte?

— Depende entonces de la personalidad de la chica; sus gustos, pasatiempos y valdría la pena preguntarle su color favorito y su flor favorita también. Lleva las flores que quieras, te haré un descuento por ser fecha especial —le guiñé un ojo y él se sonrojó.

— N-No voy a necesitar aún las flores, sólo quería cotizar precios —aclara —. Aunque si me va a dar un descuento, no debería desaprovechar.

— Bueno, pues descríbeme a tu chica —dije para que pudiera darle un consejo —, ¿es tímida, extrovertida, amable, amigable? ¿Cómo es?

— Es la mujer más amable, gentil y loca que puedas toparte, tiene una personalidad fuerte y hace lo que sea por su familia —responde y sus ojos brillan de emoción.

Vaya.

— Entonces, llévale unas gardenias —tomo un ramillete pequeño y se lo entrego —. Seguro le encantarán.

El chico recibe las flores de buena gana y las ve con detenimiento, sonriendo al recordar o imaginar algo. De pronto, alza la mirada y me encuentra viéndolo, por lo que se sonroja hasta las orejas y desvía la mirada al suelo.

— ¿C-Cuánto es? —pregunta tartamudeando.

— $150

— Muy barato para unas bellas gardenias.

— Te dije que habría un descuento —vuelvo a guiñarle el ojo y el chico sonríe nervioso.

— Gracias, que amable.

Da media vuelta y sale de la tienda. Suelto un suspiro y me lamento por no haberle tomado aunque sea una foto a escondidas. Ese chico era sorprendentemente hermoso. Recargué mi rostro en la palma de mi mano, lamentando la mala suerte que tenía, cuando un chico entró a la tienda. Tenía un peculiar tono de cabello: plateado. Se notaba natural, por lo que me sorprendí un poco. Su piel era blanca, como el papel, pero brillante y con un leve rubor en las mejillas. Parecía un chico de 14 años aproximadamente.

¿Yaoi? YaoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora