Will vio a Jax sentado sobre el muro fuera de la casa mientras conducía bajando la calle. Cuando Jax le saludó con la mano, al instante Will se puso duro y sonrió de oreja a oreja. Aparcó a su lado y le dio al botón del maletero. Jax dejó caer su bolsa dentro y lo cerró de golpe.
—¿Me has echado de menos? —preguntó Jax mientras se deslizaba en el asiento de pasajeros.
Will le echó un vistazo y se le curvó la boca en una sonrisa.
—El apartamento ha estado limpio, conseguí ver lo que quise por la TV y comí comida china tres veces. ¿Tú qué crees?
Jax se rió y deslizó su mano sobre el aumento prominente en los pantalones de Will.
—Sí, me echaste de menos.
Will gimió. Su polla lloraba al pensar en follarse a Jax. Había estado fuera durante una semana pero se sentía como un mes. Sólo tenía que mirar a Jax para desearlo.
—¿Has sido un buen chico y no te has hecho pajas? —preguntó Jax.
—Sí, pero casi me mata.
Will esperaba que Jax le dijera lo mismo, pero no lo hizo. Una ola de inquietud le bajó por la espalda a Will.
—Ve más despacio, hay una cámara con radar de velocidad más adelante —dijo Jax.
Will soltó un poco el acelerador. Estaba desesperado por recoger a Luke para poderse joder el uno al otro locamente pero ya tenía tres puntos menos en su licencia.
Jax descansó su mano sobre el muslo de Will, a centímetros de distancia de la fuente de su incomodidad y Will suspiró. No estaba seguro si quería que la mano subiera o que la sacara, pero el calor de la palma de Jax quemaba a través de la tela de sus pantalones. Will sentía cada dedo. Su polla comenzó a luchar contra la cremallera que la limitaba. Will estaba tan duro que dolía. Después de que Jax le hubiera llamado para decirle que estaba en Greenwich y le podía recoger cuando quisiera, las pelotas de Will le habían dolido como si le hubieran colgado pesos de plomo y olvidado. No le iba a decir eso a Jax. Tal vez quería probarlo.
—Vas a tener que mover tu mano —dijo Will.
Jax acarició el muslo de Will con su pulgar y Will aspiró un aliento entre dientes.
—Intento que lleguemos a casa de una pieza —Will oyó su voz cogida. No quería que Jax supiera lo desesperado que estaba pero Jax tenía que estar ciego para no verlo, ni oírlo. No era sólo sexo. Will adoraba tener a alguien al volver a casa, con el que hablar por la noche, alguien con quien reír, con quien estar. Jax era todo lo que Will siempre quiso: divertido, brillante, guapo y sexy. Sería perfecto, excepto por una cosa. Will sabía que no era suficiente para Jax.
Jax era el dominante, aunque nadie que quisiera seguir con sus dientes en su sitio consideraría a Will un sumiso.
Will había sido eldominante en todas sus relaciones, hasta que conoció a Jax, y ahora eran más omenos iguales. Excepto que Will sabía que eso no era verdad. Él necesitaba a Jax más de lo que Jax le necesitaba a él. Le permitía a Jax mandonearlemucho más de lo que se lo había permitido a cualquier otro compañero. Pero Will se guardaba para sí una parte y Will intentaba hacer lo mismo porque teníamiedo de asustar a Jax volviéndose demasiado intenso. Así comotambién estaba asustado de preguntar por qué Jax no le había llamado ayerpor la noche para decirle que había llegado temprano de Zurich. ¿Por qué no lehabía pedido que le recogiera en el aeropuerto? ¿Qué había estado haciendo encasa de su hermana? ¿Follándose a otro tío? Más le valdría que no fuera eso.Las manos de Will agarraron con más fuerza el volante.
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Anna en el Medio
RomanceAnna está en medio de un lío. La está persiguiendo un tipo manipulador que está a punto de casarse con su hermana y que encima ha convencido a todos de que Anna está celosa. Su suerte cambia cuando conoce al alto, moreno y guapísimo Jax. Per...