Capítulo 2

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Haru sentía su interior arder. Sabía que estaba furioso, pero no entendía la razón. Bueno, sabía que se debía a alguien: Hanamura. ¡Nunca había odiado a alguien en su vida! Pero lo que Hanamura despertaba en su interior... Dioses, qué asco.

Y era que... ¿Cómo Rin podía fijarse en esa chica poca cosa? ¡Rin merecía algo mejor! No, no era que lo mereciera a él. Haru no estaba enamorado de Rin. Rin solo era un buen amigo. Rin era... Caliente. Estrecho. Atractivo. Sus gemidos. Su voz suplicante... Rin era su primera vez.

Y él era la primera vez de Rin.

Todo en su mente pareció aclararse un poco. Rin... Rin era suyo, porque, aún si el pelirrojo había tomado un millar de chicas -lo cual no le constaba-, él había sido el primero en tomarlo. Lo había hecho suyo. Tan suyo... aunque perderse dentro de él nuevamente no era algo que deseaba.

Bueno, sí, pero no tanto.

Un golpecito en el hombro le hizo volver a la realidad. Makoto lo veía con una sonrisa bastante tranquilizadora. No había visto al castaño desde aquél día en la fiesta y tenía que admitir que el verlo le hacía sentir menos furioso. Más controlable. Aunque Makoto parecía buscar explicaciones con la mirada.

— ¿Qué hacías? —cuestionó mientras desenvolvía su almuerzo. El azabache lo observó de reojo.

—Nada.

— ¿Sí? Hace un momento... Me pareció que matabas a Rin con la mirada... ¿Pasó algo con Gou? —tomó sus palillos y pescó un trozo de comida. Haru le miró fijamente, extrañado— Es decir... Quizá sucedió algo y Rin los... eh... ¿los detuvo? Sé que muchas personas estaban... fuera de sí en la fiesta.

—Ah —se limitó a decir. No estaba de ánimo como para contradecirlo y explicarle la situación.

En realidad, no quería que nadie se enterase. Sentía un especial apego ante el secreto que Rin jamás iba a decir y él estaba dispuesto a guardar. Un secreto, entre los dos. Se preguntaba si a Rin le parecería eso romántico.

Pero Rin estaba lejos de pensar en Haru. Su mente estaba cargada de pensamientos hacia Chigusa y la inconformidad que había comenzado a sentir desde esa mañana. De pronto, ella ya no parecía tan buena novia. El pelirrojo podía contar con las manos la cantidad de veces que se había irritado a su lado.

En primera, estaba el hecho de que ella lo besaba de una manera tan... delicada. Rin se preguntaba si la chica creía que ella misma iba a romperse. En segunda... ¿Tenía que estar tan pegadita a él?

Rin no decía nada porque en realidad él había hecho así a Chigusa. Recordaba perfectamente que los primeros días de su relación se la pasaban juntos, charlando, bromeando y rozándose las manos.

Ah... Tenían una relación tan bonita, pero comenzaba a sentirse tan... Falsa.

—Amor, si quieres ir a donde Haru, está bien —murmuró la chica, dándole un besito en la mejilla. Rin parpadeó varias veces y la miró con una sonrisita.

— ¿Por qué lo dices? —rodeó sus hombros con el brazo y la atrajo hacia sí, besándole la sien.

—Bueno, desde hace rato que lo estás mirando... Sé lo importante que es el equipo para ustedes, ¿tienen pendiente una charla? —Rin lo sopesó por algunos segundos.

No, jamás iba a hablar de lo sucedido aquella fatídica noche que por supuesto "NO" iba a volver a pasar. Aunque su piel hormigueara al recuerdo de los labios de Haruka contra los suyos y de sus dedos recorriendo todo su cuerpo, no significaba que permitiría que volviese a ocurrir. Negó firmemente. ¿Qué podía volver a pasar? ¡Nunca había pasado nada! Y, en todo caso, él no lo recordaba. Acababa de suprimirlo de su mente. Haru y él nunca se habían dedicado a ensuciar las sábanas de Kisumi. Ni su piso. Ni su bañera después de eso...

Manía ||HaruRin||Mpreg||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora