Capítulo 3

877 94 51
                                    

Atención. Este capítulo tiene alto contenido de vulgaridades y no se pretende ofender a nadie con las palabras escritas.

La primera vez que estuvo con Haru, había estado completamente borracho. Y se había escondido tras esa justificación. Estando sobrio, no lo haría. Al menos eso pensaba. Él no era gay. Para nada. Todo el mundo sabía que Rin Matsuoka era músculos y testosterona. O bueno, al menos a él le gustaba pensar que así era. Un mujeriego declarado que había "sentado cabeza" con Chigusa Hanamura. Así que Rin machote Matsuoka jamás de los jamases podría ser considerado como un homosexual de mierda. Y ojo, que no tenía nada contra los homosexuales, pero es que... De la aceptación hacia esos gustos a que él fuese de ese montón...

Pero ahora tenía una jodida lucha mental en su mierdosa cabeza. Porque no solo había ensuciado sábanas con Haruka Nanase, sino que había tenido al muy imbécil metido entre las piernas y había gemido como una puta en su mejor noche. Y le había gustado. Tanto que había traicionado su nuevo propio principio que establecía claramente que, aunque borracho abriera las piernas, sobrio no habría ser viviente en el planeta que lograse colarse. Seguro él jamás sería el top en una relación homosexual, porque, aunque se sentía bien que a él se lo hicieran, no gozaba del sexo anal con las chicas y mucho menos con los chicos. Viéndolo de una manera muy vulgar, culo de chica y culo de hombre eran básicamente igual, así que con ninguno le gustaría. O a saber, nunca lo había intentado... No... Sí, sí lo había hecho, con una extranjera llamada Valery. Retirada. El sexo anal con las chicas SÍ le gustaba. Retirada también a lo de culo de hombre igual culo de chica. Definitivamente tenían que ser diferentes. Hacerle sexo anal a un hombre no le gustaba. Punto.

No. Debía corregirse. El sexo anal con hombres NO le gustaba porque él no era gay.

Dio más vueltas en la cama, enredándose y gruñendo groserías en voz baja mientras el debate anal seguía. No podía simplemente aceptarlo y ya. Eso dio paso a otra discusión consigo mismo. Había engañado a Chigusa perfecta Hanamura con Haruka caballa Nanase. ¡Con el chico que olía a pescado! Va, era su mejor amigo, pero eso no le quitaba ese ligero hedor. Que no era propiamente un hedor, porque solo podías olerlo si estabas jodidamente cerca.

Si lo tenías entre las piernas, específicamente.

En fin, había engañado a su perfecta noviecita y, lejos de sentirse como una mierda de culpable, quería que Haruka se colara en su apartamento en ese mismo instante y se la metiera hasta que viese las jodidas estrellas nublándole la vista. No, bueno. Ante la aceptación a la ausencia del Gran Nanase, la culpa sí le cayó como un balde de agua helada. Se preguntaba si su hermanita también sabría lo bien que a Haru le quedaba el olor a pescado. O lo bonito que era su rostro sonrojado por el esfuerzo y su piel perlada de sudor mientras se movía entre sus piernas y mascullaba palabras sucias a su oído, arrancándole los más espléndidos gemidos que incluso los vecinos pensaban que alguien estaba siendo asesinado. Por placer. Oh, deseaba que su hermana no lo supiera. Pensarlo lo asqueaba.

Pero no lo suficiente, pues tuvo que colar una mano por su ropa interior. No ante la imagen de Haru y Gou, no, dioses, que asco. Sino ante su propia imagen con Haru encima. No podía sacárselo de la cabeza. Haru no salía tan fácil de ahí como Chigusa.

Y, de la última vez que se habían dado el lote, había pasado un mes.

Un mes lleno de miradas discretas y molestias eternas. Odio escondido y celos enfermizos que le hacían maldecir a su hermanita a sus espaldas. Que le hacía correr el rostro a Chigusa cuando intentaba besarlo. Una obsesión enfermiza por el cuerpo de Nanase se instalaba en su pecho, pero Rin no estaba dispuesto a aceptarlo.

Manía ||HaruRin||Mpreg||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora