Como dije aquí todo era sencillo y muy brillante.
Me dirigí al baño y después de una larga ducha salí para buscar si habría ropa de lo contrario utilizaría las cortinas.
En un pequeño armario había colgadas cinco túnicas, un par de remeras y pantalones, y dos vestidos, todos en tonos claros. Por lógica elegí remera y pantalón aunque me puse a pensar que allí no hacia frio, era más bien agradable el clima. Me recosté en la cama y en mis increíbles pensamientos de mí situación solo se me ocurrió que quizás era una lucha entre el bien y el mal en mí y que esa era mi tarea: decidir quién ganaba. Pero aun no sabía quién era yo y porque me sucedía esto ahora. Aun así mi teoría tenia falencias: eran dos chicos tremendamente sexys, uno imagine seria un demonio por lo que el otro seria...un ángel?
Uau. Y si elegía uno que pasaba? Regresaría a mi casa o esto estaba pasando en mi mente? O había muerto y era mi alma la que se debatía entre el cielo y el infierno?. Muchas dudas y pocas respuestas. Por lo pronto tenía que relajarme... y en eso el rubio golpea mi puerta.-¿Puedo pasar?-
-Sí- dije
Me sombraba su belleza. Su sonrisa era perfecta, los ojos azules llenos de bondad y dulzura.
-Está la cena, ¿deseas comer...conmigo?- consulto
-Sí, claro- dije levantándome de la cama.
Bajamos las escaleras hacia el comedor. Todo tan impecable y espacioso. Comimos casi en silencio, no me atrevía a decirle lo que había pasado con Asmodeo, casi me parecía una infidelidad, Dios ni siquiera lo conocía pero me sentía así. No podía sacar de mi mente todos los sucesos. El tomo mi mano y sacándome de mis pensamientos dijo algo que despertó otros tantos recuerdos.
-No me cansare jamás de ver tus ojos. La bondad y la belleza del mundo están ahí-
Y mi cabeza voló, hacia otro tiempo, otro lugar. Uno en el que él y yo éramos pareja. Caminábamos de la mano por un lugar de cristal, entonces él se detiene, se arrodilla frente a mí y me propone la eternidad juntos. Yo acepto y nos besamos sellando aquel compromiso eterno.
Volví a la realidad, parpadee y levante la vista. El me miraba confundido pero no decía nada, solo observaba. Yo por mi parte no podía definir lo que me había sucedido. Lo que si sabía era que relación tenía con el hombre frente a mí.-Tú fuiste... fuimos...algo- dije en un tono de voz muy suave. El me miro sonriendo.
- Tenia fe de que lo recordarías. Y no tienes que decir nada más. Necesitas tiempo para procesar todo. Búscame cuando te sientas lista- dijo y se levanto para retirase. Yo lo tome del brazo antes de que se fuera.
-No... no te vayas. Te necesito- y me abrace a él.
El hizo lo mismo. No sé qué tiempo estuvimos así. Se sentía bien, quería quedarme de esa forma. El me soltó y cuando me aparte busco mis labios muy suavemente.
Primero los rozo con delicadeza luego me beso de forma dulce y cuando correspondí a su beso introdujo su lengua en mi boca provocándome sensaciones que no había experimentado. Ni yo sabía cuánto anhelaba esos besos. Me devoraba de forma lenta, dulce, sin agresión, sin urgencia. Se aparto un momento para mirarme.-Aquí solo tú puedes decidir qué es lo que pasa. No haremos nada que tu no quieras y nadie puede obligarte.- dijo suavemente.
En esos momentos deseaba todo de Él, pero ¿y después?..... Él lo dijo, solo yo podía elegir. Mi ángel o mi demonio. Tenía mi cabeza hecha un lio. Un momento...¿ míos?
-Es momento de descansar-dijo con su voz suave. Asentí con la cabeza y me fui a mi habitación.
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Entre angeles y demonios
Paranormal"Recuerda algo preciosa: No todo lo malo es malo y no todo lo bueno, bueno." Esas fueron sus palabras y al final, descubri que tenia razón.