Di muchas vueltas en la cama, no lograba conciliar el sueño.
Baje a la cocina por un té o algo, el rubio ya me había mostrado donde estaba. Por el ventanal del comedor se veía el paisaje nocturno. Salí para apreciarlo mejor, imaginaba que no me pasaría nada malo allí.
La luna reflejaba su luz sobre las aguas del mar que le daban un tinte misterioso al lugar. Todo era tan bello y único.
Y luego estaban esos dos. Dos seres por los cuales sentía deseo y necesidad pero de los que no me atrevía a elegir aun.
Según los pocos recuerdos que me habían surgido había vivido historias con los dos pero ¿sería necesario volver a vivirlas? Tal vez eso debía resolver. ¿Qué era lo que yo realmente quería?. Sé que tenía una vida antes de esto pero no podía recordar, si tan solo recordara mi nombre...
Cerré mis ojos y suspire, sentía la tenue brisa del mar en mi rostro y de repente unas manos que me tomaban de la cintura desde atrás. Abrí los ojos y me gire rápidamente para encontrarme cara a cara con el morocho.-¿Qué haces aquí?- le pregunte apartándome de él.
-Cuanta felicidad al verme preciosa. ¿Ya has tenido algún encuentro con el puro? ¿No me digas que acerté?- dijo mientras yo miraba hacia otro lado.
-¿Me ausento unas horas y me engañas con otro? No no, eso es de chica mala- dijo con una sonrisa malvada.
-No te daré explicaciones ni a ti ni a nadie. Lo que haga y con quien es problema mío- le exprese levantando mi mentón y enderezando mi espalda, dándome coraje a mí misma.
-Me gusta tu actitud. Así que seguirás jugando, ¿ya se lo has dicho?-
-¿Decirle que?- pregunte
-Que es a mí a quien deseas- dijo acercándose más a mi- que no puedes negar tu atracción por mí, que te pierdes en mis brazos cuando te beso, que me amas aunque no lo recuerdes-
No estaba del todo equivocado. No sé que tenía pero mi cuerpo deseaba tenerlo cerca, en estos momentos me era muy difícil mantenerme en el lugar en el que estaba y no correr a sus brazos, ansiaba sus manos en mi piel, el roce de su cuerpo contra el mío pero no me amedrentaría, no me dejaría tentar.
Si de algo estaba segura en esos momentos era que no era amor lo que me llevaba a él.-Recuerda princesa, a veces el malo no están malo y el bueno no es tan bueno-dijo él
-Estoy cansada y no deseo seguir hablando contigo ahora- me di vuelta y entre al castillo.
Cuando iba a subir me encontré al rubio parado en el rellano superior. Llegue a su lado, el no se movió solo me miraba intrigado.
-¿Escuchaste la conversación?-pregunte.
-Sí, lo hice-contesto
-Mira, yo no…el no es para mí lo que dice. Sus palabras no son lo que yo siento ahora- explique
-Tranquila, quedo claro que no necesitas dar explicaciones. Además se que él te atrae de una forma que yo no lo hago y no está mal; solo si tienes que decirme algo, es mejor que lo hagas - y así se quedo mirándome a los ojos, esos preciosos ojos azules que me llenaban de paz .
-Soy sincera contigo. Mi cuerpo siente esa atracción por él pero mi corazón no. No sé qué pasa conmigo- dije suspirando. Baje la vista y el tomo mi mano.
-Ven- me dijo.
Lo seguí. Pasamos delante de mi habitación y seguimos hacia el fondo del pasillo. Paro frente a una puerta con una “s” grabada en dorado, imagine que era su cuarto. Abrió y entro.-Pasa, quiero mostrarte algo-
En el interior era hermoso, detalles dorados le daban otro marco a los objetos blancos de ese lugar. Allí había una cama de dos plazas o quizás más por lo grande que era, placar, una pequeña biblioteca, escritorio y en una de las paredes un tablero con distintas armas que ocupaba todo el espacio. La alfombra bajo mis pies parecían plumas suaves y la vista desde allí hacia el mar era magnifica.
-Es todo tan bello - le dije acercándome a los arcos que lucía la pared.
-Esos eran de cuando ”trabajaba” para el Supremo- dijo.
Me gire y lo mire. El estaba sentado sobre la cama con algo en sus manos.-¿Ahora no lo haces?- pregunte
-No. Esta es una misión personal. Ven, siéntate-.
Ahora entendía un poco, el había dejado lo que dictaba su existencia por resolver un asunto y ese asunto era yo. Me senté a su lado. El tomo mi mano y deposito algo en ella.
Al mirar quede confusa: era un relicario. Lo abrí con temor a lo que encontraría. Era un retrato de los dos y debajo el espacio vacío para otra foto.
No era tonta, imagine al instante que no se trataba de un tercero en la relación sino de un hijo o hija. Parpadee unas veces, tome aire y le hable.-Esto ya me lo habías dado antes, ¿cierto?-
-Si- contesto. Roce suavemente con el dedo el espacio vacío.
-¿Existe?- pregunte con el miedo a la respuesta.
-No, no tuvimos tiempo para traer nuestras ilusiones a la vida.-
Tome el relicario y lo colgué a mi cuello. Alce la vista, en sus ojos solo había ternura. Deslice mi mano por su rostro y atrayéndolo a mi lo bese, lo bese como jamás había besado a alguien, como si el mañana no existiera a partir de allí. Quería con ese beso borrar todas las dudas que tenia, mostrarle lo que realmente sentía mi corazón y quería probarme a mi misma que él era el indicado.
A los besos continuaron las caricias. Lo deseaba y el a mí. Lentamente nos fuimos despojando de la ropa uno al otro. Su cuerpo era increíble, sus músculos bien tallados, su piel suave y tersa. Acaricio y beso cada rincón de mi cuerpo con pasión y dulzura.
En un momento se detuvo, me miro a los ojos y pregunto:
-¿Estas lista? ¿Segura que es esto lo que deseas?-Asentí con la cabeza mientras mis labios repetían varias veces de forma dulce y muy suave
-Sí, Si….-
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Entre angeles y demonios
Paranormal"Recuerda algo preciosa: No todo lo malo es malo y no todo lo bueno, bueno." Esas fueron sus palabras y al final, descubri que tenia razón.