Caminé con prisa y mientras trataba de no chocarme con la gente que entraba y salía del lugar noté como mi corazón se iba acelerando según iba sintiendo más cerca a aquella chica de la que sabía poco más que su nombre.
— ¡Elena! —grité entusiasmado cuando me encontraba lo suficientemente cerca.
Noté como la chica que tanto me recordaba a mi ex se giraba confusa e intentaba explorar el lugar para deducir de donde provenía la voz que le llamaba.
—Elena —volví a gritar.
Y al fin su mirada chocó con la mía. Y yo no pude evitar sonreír como un idiota al ver como decía algo a sus amigas para después dirigirse hacia la puerta principal, desde donde yo la observaba sonriente.
—Pero bueno, que sorpresa —sonrió— No pensaba volver a verte tan pronto.
—Me dijiste que si de verdad quería tu número te buscase, así que aquí me tienes.
—Vaya —rió nerviosa— No me lo esperaba.
—Si suena demasiado brusco puedo pedirte otra cosa primero —propuse nervioso.
—Sorpréndeme —dijo a la vez que me giñaba el ojo.
—Te invito a tomar algo por algún bar de por aquí, y ya después decides si darme tu número o no.
—Mm... —me miró pensativa durante unos segundos, provocando nerviosismo en mí— Está bien —respondió segundos después.
Sonreí y comencé a caminar hacia las afueras de aquella inmensa casa. Elena me siguió.
Nos encontrábamos en una zona bastante céntrica por lo que no tardamos ni dos minutos en localizar un bar que fuera de nuestro agrado.
—¿Te gusta más dentro o fuera? —Pregunté— ¿En la terraza o dentro? —aclaré rápidamente, provocando su risa.
—Aquí está bien —respondió mientras tomaba asiento en la única mesa que quedaba libre en el exterior.
—Y bien, cuéntame algo sobre ti —comenté a la vez que tomaba asiento.
—Me llamo Elena —dijo risueña y yo no pude evitar pensar en Martina y en su mismo sentido del humor.
—Dime algo que no sepa —reí, intentado hacer caso omiso a cientos de recuerdos.
—Suelo salir por el centro de Madrid —rió y después desvió su mirada hacia el camarero que acababa de llegar.
— ¿Algo más que no sepa? —insistí, comenzaba a ponerme nervioso el pensar que no quería contarme nada sobre ella porque no le interesaba.
Y no sabía por qué, pero en estos momentos me sentía débil e inseguro. Quizás porque el que la persona a la que más quería me hubiera engañado con mi mejor amigo, otra de las personas más importantes para mí, me hacía desconfiar de todo y de todos, sentirme inferior. Como si esperase que algo semejante pudiera volverme a ocurrir.
Quizás solo me estaba interesando en Elena por su gran parecido con Martina, pues supongo que así podría ignorar que ella ya no estaba. O quizás el gran vacío que sentía en estos momentos me hacía querer refugiarme en otros, ocultar la realidad. Y pensaba que el ver sufrir a los demás quizás ayudaría.
—Sí, si los demás lo pasaban peor que yo, no me sentiría tan desgraciado —Pensé, intentando convencerme a mí mismo de que el aún desconocido plan que Adam me había propuesto no podría ser tan malo, por lo menos para mí; en la inocente rubia a la que iría dirigido mejor no pensar.
—Mejor háblame de ti y convénceme de que merece la pena el que te hable de mí —pidió Elena, sacándome así de mis pensamientos y haciéndome volver a esa realidad que tan poco tenía que ver con la que hace apenas una semana vivía en Galicia.
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AUNQUE TÚ NO LO SEPAS.
Dla nastolatkówPorque todos escondemos secretos y Álvaro no iba a ser menos. Secuela de 'NUNCA ME VERÁS CAER'', por lo que se recomienda leer primero dicha primera obra.