Capítulo 5.

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Desperté a las siete de la mañana y volví a maldecir por lo bajo. Estaba harto de la vuelta a la rutina y el pensar que aún era martes y quedaba semana por delante no ayudaba.

Me preparé, desayuné y cuando estuve listo me encaminé hacia el instituto.
Iba de camino a las clases cuando Adam me llamó.

— ¿Sí?

—¿Qué tal vas con el plan? —preguntó distante — ¿Me hiciste caso? —insistió.

Yo asentí, sin caer en la cuenta de que Adam no podía verme.

—No tengo todo el día —me reprochó desde el otro lado de la línea.

—Ayer por la tarde la mandé un mensaje, hablé con ella desde nuestros balcones y finalmente la dejé intrigada, tal y como tú me dijiste.

—¿Seguro que sintió intriga?

—Ajá. No todos los días alguien a quién apenas conoces te habla por Whatsapp y se niega a decirte como a conseguido tu número.

Adam se quedó en silencio por unos segundos, tiempo suficiente como para ponerme a pensar que había dicho algo que no debía.

—Bien, por ahora vas bien. Si sigues así, en menos de un mes nuestro plan habrá funcionado —comentó al fin y después colgó.

—Adiós eh adiós —dije aún cuando ya sabía que Adam había colgado.

Seguí caminando hacia el instituto pero aceleré el paso al darme cuenta de que no iba sobrado de tiempo.

Las tres primeras clases fueron lentas y aburridas. En cuanto el timbre que anunciaba el recreo sonó, me levanté de mi sitio y fui en busca de Adam.

Solo esperaba que mi nuevo amigo estuviera simpático y no le molestara mucho que en las tres primeras clases no hubiera cruzado palabra con Jessica.

—¿Has avanzado algo? —me preguntó nada más verme, sin siquiera saludar.

—N...no —titubeé.

—No importa —dijo, provocando en mí asombro—. Ya he pensado yo por ti lo que tienes que hacer hoy.

Lo miré expectante, esperando a que hablara.

—Invítala a dar una vuelta esta tarde.

—¿Tan pronto? Si... Si apenas hemos hablado.

—No hay tiempo que perder —dijo, y extendió su mano, dándome a entender que depositara mi móvil en esta.

Desbloqueé mi móvil y se lo entregué a Adam. Un minuto después este me lo tendió y se marchó junto a Carlos. 

<< ¡Hola vecina! Hoy no puedo volver a casa contigo, pero... ¿querrías que quedáramos los dos solos esta tarde? >>

Leí aquel mensaje con desaprobación y resoplé. Adam ya lo había mandado así que supongo que ya no había nada que hacer.

Volví a suspirar, lo que menos me apetecía esta tarde era quedar con Jessica.

Mi móvil comenzó a vibrar y di por hecho que Jessica habría contestado.

<< Vale. Por mi perfecto, nos vemos esta tarde. >> 

<< ¿Creo que no hace falta acordar en que sitio quedamos no? >> —escribí y envié.

<< A no ser que no sepas donde vivo, no. >>

<<Tranquila que lo sé. Y si no, supongo que me habría sido fácil saberlo. >> —escribí, intentado dar así un toque de misterio— << Hasta esta tarde fea. >>

AUNQUE TÚ NO LO SEPAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora