Requiem

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La aldea estaba en completo silencio solo siendo ambientada con las flamas de velas y los sollozos que sufrían la muerte de varias personas y para un grupo de jóvenes las lágrimas no eran suficientes y tampoco era justo pero... ¿Qué era justo en esta vida?

Una chica de no más de 17 años se encontraba con los brazos extendidos en una gran caja de madera, y en sus brazos descansaban los cuerpos de esos 10 cachorros que murieron con ella. Su pareja, la loba ártica, lloraba con dolor mientras que era abrazada, muy a su pesar, por Mila que también derramaba lágrimas.

Yuri mantenía la cabeza al frente aún cuando sus ojos estaban rojos y su nariz moqueaba trataba de verse fuerte, el no necesitaba de un abrazo o palabras hipócritas como "era buena persona", "lamento mucho lo que paso" o la peor de todas "no llores, a ella no le hubiera gustado verte llorar" y sonara muy insensible pero... SI A ELLA NO LE HUBIERA GUSTADO VERLO LLORAR NO SE HUBIERA MUERTO.

Se sentía impotente e inútil, como iba a proteger a toda su especie sino era capaz ni siquiera de proteger a su hermana... y entonces recordó que la vida no era un jodido cuento de hadas, que esto era la vida real y que era una mierda. Y se iba a vengar... claro que si y de la mejor manera posible.

Cuando inició la cremación de los cuerpos su esposa se aferraba a sus anillos que adornaban su dedo anular de la mano izquierda, Mila sostenía con fuerza los collares que alguna vez adornaban el moreno cuello y Yuri movía su cola con insistencia sintiendo el peso de los brazaletes que ahora la adornaban, ese peso que solo le dice que dejo morir a alguien cercano a él

Otabek aferraba con fuerza a su hermana que gritaba de la tristeza que le provocaba la muerte de una persona a la que consideraba su amiga y Yuuri Katsuki tampoco se salvaba del sentimiento, la persona joven que alguna vez le daba consejos muy maduros ahora solo tenía una sonrisa congelada en el rostro mientras su cuerpo sucumbía a las llamas.

*Poner canción de la multimedia*

Una voz ronca y entrecortada por el llanto se hizo escuchar, entonando una canción que demostraba sus más profundos sentimientos; mientras que ella y dos niños lanzaban flores al ataúd ardiente, Otabek los reconoció como la pequeña leona albina que una vez cargaba la tigresa y el pequeño tigre que estaba en el regazo de la loba.

Al canto se unió Yuri siguiendo a su "cuñada" lanzando flores en modo de despedida, luego fue Mila, Yuuri, Viktor, Nikolai, Otabek y así hasta que toda la aldea cantaba y se despedía de esas almas que ya no volverían a cruzarse en este plano.

Nadie se acercaba a Plisetsky y es que sus ojos no demostraban más que furia y tristeza, no comía y apenas y dormía y sus amigos se preocupaban; Otabek había intentado hablar con él para apoyarlo y que no se quedara con esa tristeza el solo; inclu...

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Nadie se acercaba a Plisetsky y es que sus ojos no demostraban más que furia y tristeza, no comía y apenas y dormía y sus amigos se preocupaban; Otabek había intentado hablar con él para apoyarlo y que no se quedara con esa tristeza el solo; incluso Susi platicaba con ellos pero sus ojos nunca dejaban de perderse y llenarse de lágrimas. Los entrenamientos se cancelaron unas semanas para reponerse de la pérdida que todos sufrieron.

-Yura... por favor, necesito hablar contigo

Y ahí estaba otra vez... Otabek persiguiendo al rubio por toda la aldea tratando de que le dirigiera la palabra o al menos la mirada, es como si estuviera en su propio mundo y a Otabek le dolía en el alma que el chico del cual se enamoro y del que no le dio tiempo de confesarse lo ignorara de forma tan cruel.

-Yura me duele que estés así, déjame ayudarte por favor - si eso no era rebajarse la dignidad hasta el suelo por alguien, entonces no se que será

-Piérdete Otabek- en alguna otra situación tal vez le hubiera hecho caso, pero en esta no

Con fuerza agarro los hombros del leopardo y lo volteo para que lo mirara a la cara y por mero impulso lo beso, sus labios tocaron esos suaves y dulces labios que hace tanto quería probar, había sido cerca de mes y medio pero para él era la eternidad, el rubio intentaba por todo los medios alejarlo pero la fuerza era muy diferente entre ellos y al cabo de unos segundos continuo con el beso.

La falta de aire hizo que se separaran solo lo mínimo para que el lobo volviera a atacar esos rosados labios esta vez abriendo su boca y pidiendo permiso para poder introducir su lengua en esa pequeña cavidad, permiso que fue concedido segundos después. Una vez se separaron un hilo de saliva aún los unía y la respiración agitada del otro era la que sentían.

-No te cierres gatito, no estas solo y nunca lo vas a estar; estoy aquí para cuidarte

Y sin aviso el rubio se abalanzo hacia su amigo escondiendo su cara en el cuello ajeno olfateando su exquisito aroma a café mientras que sus ojos derramaban silenciosas lágrimas. Otabek solo pudo mimarlo mientras se desahogaba, acariciando sus orejas y su espalda.

No se iba a separar de ese leopardo por nada del mundo; lo iba a proteger, amar, respetar y mimar todo lo que la vida le permitiera

No se iba a separar de ese leopardo por nada del mundo; lo iba a proteger, amar, respetar y mimar todo lo que la vida le permitiera

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Y hasta aquí el capitulo!! Les gusto?

Recuerden que esta trama es larga y aún hay muchas cosas que conocer, la historia si va para largo así que disfruten la poca paz que les queda *se pone detrás de su madre para que la proteja de la furia de los lectores* 

Amor para mis pequeños demonios gato

AkumaNeko~

Suave Pelaje {Otayuri} [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora