Roy pensó que sería buena idea alejarse de su ruta habitual para regresar a su casa de la escuela, sin embargo, sus pasos fueron interceptados como de costumbre.
-¡Vamos Roy! -gritaba Eric -¿Esa es toda la fuerza que tienes? -Mientras Victor y Alan sostenian los brazos de Roy, esperando el impacto del golpe de Eric a su cara.
Cada día, para llegar a la escuela, Roy caminaba una ruta cotidiana desde su casa a la escuela y viceversa, y hace tiempo un grupo de jóvenes mayores a él, le daban una golpiza de vez en cuando que por alguna razón se estaba haciendo más frecuente. Más de una vez, Roy quiso defenderse, pero resultó inutil. Roy no era de los chicos con la mejor complexión, no era tan alto ni tampoco tenía músculos. Eric era un joven de típico aspecto rudo y que no le teme a nada. Generalmente usaba una gorra y una playera de mangas cortas, para presumir sus músculos quizas. De vez en cuando era buscado por las chicas y se inventaban mil y un chismes de él, un típico fortachón popular. Para la suerte de Roy, Eric se encontraba en un grupo diferente al suyo, aunque era muy común que se encontraran entre clases y que se filtraran burlas, bromas y apodos, para conservar su reputación, o almenos eso creía Roy.
Alan, en cambio, fue un buen amigo de Roy en los años anteriores, pero cierto día tuvieron una discusión terminando con su amistad. A diferencia de Eric, Alan no tenía una actitud agresiva, más bien era todo lo contrario, se dejaba mandar por la gente a su alrededor y es algo que Roy siempre le mencionó. En cuanto a Víctor, era un jugador de basquetbol en el equipo de la escuela, a eso se debía su gran estatura y tono de piel bronceada, además que nunca salía de casa sin su balón de basquetbol y su camisa de su equipo favorito.
Tras un golpe directo a la indefensa cara de Roy, su nariz comienzó a sangrar
-Ya es suficiente -dijo Alan mientras soltaba el brazo izquierdo de Roy y rápidamente se frotaba la cara con su mano -No queremos matarlo, ¿o si?
La pregunta se quedó en el aire. Victor clavó sus ojos en Roy, con desprecio y lo empujó al suelo a con una sola mano exhibiendo su musculatura.
-Está bien -dijo Eric-. De todas formas ya me estaba aburriendo.
Los tres jóvenes ya estaban a punto de marcharse del parque en el que se encontraban. Cuando de pronto, Roy con todas las fuerzas que tenía y pudo recobrar se puso de pie.
-¡Idiotas! -gritó con una voz tras unos gemidos de dolor. Apenas pronunciar esta palabra Eric se detuvo en seco. Giró su cabeza y me miró por encima de su hombro.
-Me resulta gracioso que te atrevas a llamarme así, considerando tu situación -respondió Eric dando unos pasos hacia Roy-. Creo que no has aprendido a respetarme.
-No te tengo miedo -respondió Roy. Eric lo miró fijamente, proyectando una amenaza próxima. Tronando sus nudillos se paró a menos de un metro de distancia.
-Lo tendrás -respondió Eric. Enseguida lanzó un golpe con su puño e impactó en el ojo izquierdo de Roy quien cayó al suelo sin poder reaccionar al ataque.
Al ver que Roy no se moviía, Eric se retiró mirando a todos lados, como si quisiera ocultar su identidad agresiva.
El contacto de una gota fresca sobre la frente de Roy fue lo que lo hizo reaccionar, miró el cielo y observó una nube oscura y enseguida apreció como se aproximaban un árbol cercano apenas le cubría un poco de la lluvia de invierno. Le ardía toda la cara y su espalda se había cubierto de lodo. Se sentó en las raíces del arbol y observó alrededor. Sintió frío, como si hubiera estado acostado en un cubo de hielo. Miró el reloj digital resistente al agua que le había regalado su padrastro de cumpleaños y se dió cuenta que había estado inconsciente unos cuarenta minutos. Se apoyó en el árbol y se puso de pie. Tomó su mochila enlodada que hace rato se la habían arrebatado y se la colgó en un hombro. Caminó hacia casa, como lo había planeado desde un principio. Al llegar a su puerta, totalmente desanimado abrió la puerta y se detuvo unos segundos antes de entrar. Su casa no era demasiado grande ni demasiado pequeña, en ella vivían solo Roy y su padrastro Carl, desde hace muchos años tras la muerte de la madre de Roy. Se secó los pies en un tapete y entró.
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ZEO III: Renacer
ActionRoy es un adolescente como cualquier otro con sus propias metas y objetivos en la vida. Fue abandonado por su padre y nunca más volvió a saber de él. Vive con su padrastro en una casa de Chicago, hasta que cierto día, su vida sufre un cambio inesper...