.Capitulo tres.

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Mis manos recorrían tu cuerpo como si siempre hubieran pertenecido ahí. Tus manos estaban en mi cuello y tu cadera pegada a la mía, nos tocamos sin pudor alguno, tus gemidos llegaban a mis oídos y se deleitaban con ellos.

Era simplemente grandioso.

Vi el cielo cuando entré en ti, lo toqué cuando arqueaste tu espalda y tu pecho encontró el mío. Cuando gemiste mi nombre y no el de él, algo cambió en mí. La posesividad afloro en mi ser y dio sus raíces en mi pecho. La sola idea de que el te vuelva a tocar era aterradoramente hiriente.

El calor que desprendían nuestros cuerpos enredados en las sábanas, el placer que te daba, a ti y a mí en cada estocada que mi cuerpo osaba darte.

Tus uñas en mi espalda, rasguñando y marcando. Como si dejaras en claro que yo era tuyo pero tú no mío.

Me hubiera gustado poder márcate de la misma forma en que puedes hacerlo tú, dejando marca moradas en tu cuello y marcas de besos en tu pecho.

Pero no se puede ser asi, asi que solo me conformo con dormir a tu lado después de estar agotados.

Tus ojos se cerraron casi inmediatamente, mientras que yo aún atontado por el trago, asumí lo que había hecho.

Me había acostado con mi 'enemigo'.

Lamentablemente, no me arrepentí a tiempo.

Me quede allí, tratando de no pensar en tu rostro, en lo que acaba de pasar. Pero era difícil suprimir ese sentimiento que luchar por salir y abarcarlo todo.

Trate de controlarlo hasta que despertaste después, con tu rostro pálido, abatido y angustiado: fue gracioso de ver, asi que me eche a reír

- ¿por qué mierda te ríes?, No ves que esto es algo serio..., si Law se entera... - en ese momento pare de reír. Apretando mi mandíbula un poco desvíe mi mirada de la tuya.

La posición que tomaste en la cama, como un niño regañado y llorando me hizo volver a verte con una expresión seria.

- Tranquilízate, cocinerucho. De mí no saldrá una palabra de esto.

- Ni por mi- sentenciaste y así fue, hasta el final de nuestra "relación"- Me levanté y me puse mi ropa al igual que tú.

No nos miramos, ya sea por la vergüenza latente entre nosotros o por cualquier otra cosa pasar en esos momentos por nuestras cabezas. terminaste primero y saliste de la habitación, escuche la puerta cerrarse de un portazo.

Salí de la habitación y fui directo a la cocina, por sake, necesitaba olvidar y dejar de pensar en esto que paso entre nosotros.

Sin espera ser invitado tome el sake que quería, ignorando otra vez tu presencia hasta que tu dulce voz llego en forma de grito a mis oídos.

- ¿podría dejar de beber solo un momento?, no sabes..., ¿no entiendes? Si no hubiéramos bebido tanto, nosotros no...- no terminaste de hablar, la voz de Law llego a nosotros interrumpiendo tu griterío.

- ¿Zoro-ya? – preguntó, con su rostro impasible y ojeras grandes y oscuras, su mirada analítica sobre nosotros. Trague grueso, recordando mi promesa.

- ¡Law! - te abalanzas sobre él, sonriendo en grande, ignorando que aquel abrazo fue el detonante para que los celos se albergaran en mi pecho.

Lo pensamiento estúpido e hirientes surgieron en mi cabeza, mientras apretaba con fuerza la botella de sake. Aun presente que no tenía derecho a sentirme de esta manera en la que me sentía en esos momentos.

Solo podía ser un mero espectador, cuando Torao sonrió y besos tus labios como yo hice esa noche.

-Y bien..., ¿Qué haces aquí Zoro-ya? - preguntó una vez se separó. Yo me separé de mi botella de sake y Sonreí, Tragando los sorbos que le había dado en el momento en que ellos se besaron.

-Vengo recién levantándome de haberme follado a tu esposo- sonreí de lado a la misma vez que dejaba la botella en la mesa de la cocina.

La sonrisa de Law dio un pequeño giro de algo que no pude descifrar, pero se rio un poco antes de abrir la boca para hablar: - gracioso, ahora en serio, ¿Qué haces aquí?

Me alce de hombros ante la pregunta, pero tú, Sanji. Eres inteligente y eres capaz de mover la verdad de una forma que parecería mentira.

-Este tonto bebió hasta desmayarse ayer, y ahora: míralo. ¡bebiendo otra vez!

- ah. No cambias Zoro-ya. bueno amor- se mofo Law, para luego girarse a verte- iré a cambiarme, no tardo.

Con un asentimiento tuyo se larga a la habitación donde cogimos como animales. A penas se pierde de nuestra vista te giras para mírame con tus ojos ardiendo en llamas.

-Mira. Pedazo de mierda- estoy noventa por ciento seguro que nosotros- me apunaste y luego a ti- no jodimos. Pero, de todos modos, necesitamos una conversación.

-Si no lo quieres creer no es mi problema, "amor" – tu cara muestra la sorpresa que te dan mis palabras. Ignorándote otra vez, tome mi sake y salí de allí a paso firme.

- te llamaré- fue lo único que escuché desde lejos antes de cerrar la puerta del departamento



aquél infiel

capitulo editado.

Aquél Infiel [zoro X Sanji] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora