A la mar

15 1 0
                                    

Dos minutos quedan para el inicio de la migración.
Las callejuelas de dos ciudades, hasta ahora vecinas, están vacías. En una de ellas la gente se amontona alrededor del puerto, en la otra las ventanas se encuentran repletas de rostros.

La pequeña ciudad sobre el mar, Cetalia, murmulla con emoción esperando el momento de la partida, el primer movimiento.
Desde la costa de Terrodar miles de personas saludan a sus amigos y les dedican unas últimas palabras de despedida.
Un cartel enorme de tela cita: "Os hecharemos de menos Cetalia!" Los jóvenes que lo sostienen cantan una típica canción del lugar.

Un grupo de chiquillos del otro lado de la costa se une a ellos.
Desde la ventana más alta del conjunto de pequeñas casitas integradas en el cascarón, saluda el matrimonio Cetald, la familia que gobierna Cetalia.
Los dos sonríen y están emocionados, han sido quince años conviviendo junto a los terrodenses. Han establecido muchos vínculos y las dos ciudades han sido como hermanas durante todo este tiempo.
Se entristecen.
Él mira a su esposa y ve su sonrisa forzada.
- Empieza de nuevo el ciclo, Casia. Añoraremos éste lugar, pero nos espera mucho más - dice sonriente.

Ella lo entiende y está tan emocionada como él por la partida, aunque no puede evitar las lágrimas por aquellos a los que dejan atrás.

En la planta baja está Coral, hecha una bola. Tan solo se mueve su pelo con la brisa que entra por la ventana.
Está escuchando las voces de fuera, a sus vecinos entusiasmados.
No se quiere asomar, no quiere moverse. No quiere marcharse.
-Por favor,  no. No, no, no...

Se mueve Cetalia. De repente el viento sopla más fuerte y el mar se arremolina.
El sonido del agua se mezcla con el aliento de sorpresa mientras el cascarón se empieza a ladear lentamente.
- No... - dice Coral mientras levanta la cabeza.

Piel dura de marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora