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-♦- 𝓤𝓷𝓪 𝓛𝓾𝓷𝓪 𝓡𝓸𝓳𝓪 -♦-

La luna llena se alzaba en el cielo con un tono escarlata. La llamada luna de sangre que ocurre cada pocos años. Sin embargo, había algo diferente en ella a las anteriores, esta era enorme, se veía demasiado cerca de la tierra, era tan grande que a simple vista fácilmente se podían distinguir los cráteres.

Una figura pequeña corría entre calles deshabitadas, y lo que quedaba de edificaciones, la luz de la luna se reflejó en su cabello, dándole a su cabellera platinada un tono rojizo. Detrás de ella corrían unas pocas figuras con tubos en sus manos. La niña no se atrevió a voltear, se inclinó al frente y corrió con fuerzas, apretando con fuerza una un paquete pequeño contra su pecho.

-¡Atrapadla, de lo contrario os disminuyo vuestras raciones!

-¡Ya verás... Cuándo te cojamos!

-Maldición... maldita rata, ¡Espera que te ponga las manos encima!

"Un poco más... no puedo parar, un poco más, un poco más... " , en su mente repetía el mismo mantra de forma casi mecánica, en un intento por olvidar el dolor que la envolvía y seguir empujando sus piernas contra el suelo.

Lágrimas caían de sus ojos y se perdían en el aire, apretó la mandíbula, rechinando sus dientes con fuerza, pero se veía obligada a abrirla cada poco tiempo para poder respirar, sin embargo, la cantidad de aire que inhalaba por alguna razón no igualaba la cantidad de aire que recibían sus pulmones. Apretó el paquete gris contra su pecho, era un pequeño paquete de comida militar que había logrado robar luego de dos días de esfuerzo, la primera parte había sido teóricamente sencilla, ahora, la parte difícil, escapar con su botín. Escapar solo con vida no le servía, debía llevarse la comida. No era para ella después de todo.

Si fuera por ella, hacía mucho tiempo que habría cedido ante las adversidades que se interponían en su camino, pero no podía hacerlo, había alguien detrás de ella, alguien que miraba su espalda con esperanza esperando ser protegido. Luchaba por él, y vivía por él.

Sin embargo, le costaba respirar, cada respiración se volvía dolorosa, y su espada... ya no lo soportaba... le ardía, le quemaba como si le hubieran puesto hierro al rojo vivo. No pudo evitar que las lágrimas cayeran, sin embargo no se atrevió a disminuir la velocidad a pesar del dolor. Mantuvo la mirada fija en frente con determinación.

Les tomó un tiempo salir de la ciudad en escombros, y entrar en la zona desierta. La niña se sintió desfallecer por unos momentos, su vista se nubló y vio oscuro por unos segundos, haciendo que dejara de correr de forma inconsciente. Una mano se estiró por detrás y jaló su cabello, por suerte se recuperó rápido y logró zafarse de su agarre, pero no pudo evitar perder unos mechones de pelo. Perdía fuerza, solo su voluntad la mantenía luchando.

Sus pulmones empezaban a arder, le costaba jalar aire y cada vez lograban acercarse más a ella. En varias ocasiones le arrancaron mechones de cabello como si fuera mala hierba. Podía sentir su corazón latir en sus oídos, sus piernas le ardían, sentía que en cualquier momento no sería capaz de levantar los pies y rodaría en el suelo. Se sintió tentada a mirar atrás, pero se contuvo, era una pérdida de energía, y solo la desmotivaría.

Hubo un destello de luz repentino que proyectó sombras ante sus ojos.

¡BAM!

Un poderoso estruendo sonó poco después, escucharon un rumor acercándose, todos detuvieron sus pasos lentamente, esta vez incluso la niña miró hacia atrás. En el horizonte, una tormenta eléctrica monstruosa se acercaba en su dirección. Los relámpagos lamían las nubes a tal grado que parecía de día, y los rayos caían al suelo de forma continua, sin detenerse. Era un monstruo.

Aᴋᴀᴍᴇ ɴᴏ Kᴀɪʙᴜᴛsᴜ【𝐎𝐧𝐞 𝐏𝐢𝐞𝐜𝐞】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora