Morfeo me contó todo, la forma en que la luna escuchó mi deseo y de cómo decidió que debía cumplirlo.
— Debes estar bromeando.
— No, para nada. Tienes demasiada suerte, no siempre la luna decide hacer caso a los ruegos, dijo que te veías muy necesitado de mi compañía.
Me sonrojé notoriamente, era difícil alejarlo cuando trataba con tanto ahínco de acercarse a mi.
Su excusa: debía de estar en sus brazos.
Cada noche.
De mi vida.
Me sonrojé de sólo pensarlo, quizás no fuera tan malo.
No me di cuenta de mi error hasta mucho después.
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Y pedí estar entre los brazos de Morfeo
FantasyTen cuidado con lo que deseas, nunca sabes quien está escuchando.