En el andén 9 y 3/4

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Una pelirroja de ojos verdes, sonrisa fugaz y constitución delgada se encontraba en el anden 9 Y 3/4 dispuesta a subirse una vez más al tren que la llevaría a su segundo hogar, Hogwarts. Había conseguido librarse por fin de su insoportable hermana y de sus padres, los cuáles no hacían más que recordarle que tenía que escribir a diario, ser responsable y no meterse en líos. ¡Cómo si fuera a convertirse en una rebelde de la noche a la mañana! Sin embargo; ese no era su estilo. Lily Evans no era la típica niña pija hija de magos ricos o cómo ellos se llamaban: "sangre limpia". La chica, a parte de ser la primera bruja de una generación llena de muggles, había conseguido fama de ratón de biblioteca por ser una alumna brillante y estudiosa a la que le gustaba pasar el tiempo leyendo o investigando en la biblioteca. Y por mucho que su hermana Petunia le recordara día y noche que era una amargada insufrible que nunca sería feliz, la pelirroja era una de esas personas auténticas que sólo llegas a descubrir una vez que las conoces de verdad. Podía ser muy dulce, sincera e inocente a la vista de los demás, pero cuando estabas con ella te dabas cuenta de que podía ser muy divertida, salvaje y pasional. De hecho muy pocas personas la conocían de verdad y una de ellas era su mejor amiga Samantha Jones. Sam era sin lugar a duda y como Lily bien decía: la persona más extraña del mundo. Era una Griffindor con mucho carácter y por supuesto, con una gran personalidad. No era otra rubia de bote más. Sam era una muchacha de ojos grises: única, espiritual y sonriente. Practicaba todo tipo de ritos que la madre naturaleza había brindado a la tierra. No sólo el yoga, sino su saludo personal al sol por las mañanas, el kaihiri o meditación oriental... Y según ella el ser humano no provenía de la evolución del mono sino que eramos simples experimentos que unos seres desconocidos habían mandado a otra galaxia de las muchas que existían en el universo. Además para cualquier descuido o situación embarazosa que le ocurría siempre soltaba su típica excusa de: "Que puedes esperar?, soy rara" para despues esbozar su típica sonrisa de niña inocente. "Y tanto que lo era" pensaba Lily a veces. El simple hecho de que su amiga no quisiera casarse por la iglesia porque no la dejaran entrar descalza en ella le parecía... irracional. Pero según Sam: "El no casarse descalza supondría un insulto para la madre Tierra, ya que al entregarte a alguien tienes que hacerlo en cuerpo y alma, tal cómo lo otorga la madre Tierra". Las ingenuidades de su amiga eran objeto de risas y debates de muchas tardes en Hogwarts entre Lily y su otro mejor amigo Severus Snape. Severus y Lily se conocían desde antes incluso de entrar en el colegio juntos. Fue él el primer chico al que la pelirroja confió que podía hacer magia, a lo cuál este último demostró que no era la única con algunos trucos que él también sabía hacer. Y le confesó que existían más brujas y magos como ellos y que cualquier día les llegaría una carta de aceptación de una escuela de magia. Lily aún recordaba aquellos tiempos, cuando ambos entraron juntos en Hogwarts y a pesar de de encontrarse en diferentes casas, el Slytherin quería seguir siendo su amigo. Fue a partir de ese momento en el que se volvieron inseparables, aunque con la llegada de Sam en tercer año, el chico cambió su actitud y se volvió más arisco y posesivo. Las chicas sospechaban que se debía a los celos que éste sentía por su relación, ya que al parecer Severus quería a Lily sólo para él. Le molestaba que entablara una relación tan íntima con cualquier otra persona que no fuera él. Ypor eso, aquello le llevó tiempo asumirlo. Pero tras años viendo cómo la rubia y la pelirroja eran como hermanas no le quedó más remedio que aceptarlo. Aún así, aquellos brotes de actitud que le daban a veces eran objeto de muchas discusiones entre ellos y aunque Sam apreciaba a Severus, muchas veces deseaba que Lily no fuera tan amiga suya por miedo a lo que podría desencadenar su posesividad.

A pesar de todo, eran sus dos mejores amigos y los quería con locura. Buscó con la mirada a alguno de ellos por la estación de King's Cross pero no pudo avistar a ninguno. Así que decidió entrar finalmente en el tren. Y mientras buscaba un compartimento vacío oyó una voz algo familiar.

Caerás en mis redes EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora