Un encuentro casual

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Una vez llegados a Hogwarts, todos los alumnos de las distintas casas fueron asignados a sus habitaciones, se celebró la selección de casas para los alumnos de primer año y con ello el gran banquete de iniciación de siempre. Parecía increíble que el primer día de la vuelta al colegio de magia ya hubiera ocurrido. Había pasado tanto para algunos y sin embrago tan poco para otros. James Potter era de los que pensaban que el destino era el que decidía quien era protagonista de cada día. Pero por alguna razón sentía que su capítulo nunca iba a llegar. Y pensando en esto se quedó dormido, deseando soñar con escobas de quidditch y ojos verdes...

-¡¡¡Cornamenta!!! ¡¡¡Despierta!!! Faltan cinco minutos para Transformaciones- gritó Sirius a la oreja de su amigo. Al parecer todavía no se habían habituado al horario de clases y por ello no habían bajado ni a desayunar- ¡McGonagall nos va a matar!

-¿Dónde están Remus y Peter? ¡¿Por qué no nos han despertado?!- gritaba un desesperado James mientras se vestía todo lo rápido que podía y decidía en si peinarse o no, puesto que sabía que aún haciéndolo esto no valdría la pena.

-Eso tiene explicación...-empezó su amigo intentado evadir el tema. Este último ya estaba vestido aunque con la corbata mal puesta y todo despeinado pero su mayor preocupación en esos momentos era no ser castigado el primer día de clases- Remus nos pasó la voz pero... esto... ya sabes como soy yo...

-¡¡Canuto!! ¡¡Tienes que dejar de dar puñetazos a la gente cada vez que te van a despertar!!- acusó el castaño ya cogiendo sus libros- Vamos, date prisa.

-¿Tú tienes algo de comer?- preguntó Sirius impaciente y hambriento. A lo que James sólo le dedicó una mirada como diciendo "¿Cómo puedes pensar en comida ahora?"

-Vamos anda...

Y de esta manera, temerosos y apurados abandonaron la habitación que sería testigo de muchas confesiones, escenas, bromas y discusiones a lo largo del año.

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-Abran todos sus libros por la página 125, empezaremos el curso intentando convertir la textura aterciopelada en metal....- decía la profesora McGonagall.

- ¡Ya estamos aquí!- gritaron los dos Merodeadores a la vez, tras haber abuerto la puerta de manera ruidosa e improvista. A la vista de todos se podía ver lo agitados y soñolientos que venían. Las chicas del aula pensaron que se encontraban realmente sexys con ese aspecto.

-Señor Black- empezó la profesora- Señor Potter, este año no les voy a pasar ni una. Y sólo les dejo pasar por ser el primer día de clases. Ahora tomen asiento por favor.

Los dos Griffindor se sentaron en una mesa distinta cada uno puesto que no quedaban mesas de dos vacías. Mientras lo hacían las chicas soltaban suspiros y risitas. James se sentó al lado de una chica morena de Slytherin, Amanda Storms, la cuál no paraba de lanzarle miraditas insinuadora. "Esta va a ser una clase muy larga" pensó el castaño. Y Sirius no tuvo más remedio que sentarse al lado de Severus Snape, o cómo ellos lo llamaban, Quejicus. "Que alguien me mate ahora mismo" no puedo evitar pensar el morocho.

Tanto Griffindor como Slytherin se pusieron manos a la obra con el hechizo y de momento nadie había conseguido transformar el pelo de la cola una ardilla en una pieza de metal. La única que había conseguido algunos resultados era Lily que había conseguido que ésta se volviera azul. Por el lado contrario, Sirius ya había dejado de intentarlo al ver las miradas burlonas que le dedicaba Snape con cada intento y James estaba desesperado con el hechizo hasta el punto de sentirse estúpido pronunciándolo, a lo cuál su compañera Amanda no paraba de reír y dar ánimos.

Caerás en mis redes EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora