Come Here With Daddy - C.H

F O U R

— cariño, se que hace unas horas llegamos pero Andrew tiene una cena muy importante con uno de sus clientes y debo ir con el...— la interrumpí.

— tranquila, no hay problema, ve con el.

— ¿segura?

— si mama ve, no te preocupes por mi además se cuidarme sola

— vale cariño — se acerco a mi y me abrazo — nos vemos mañana — asentí y ella salió de mi habitación me senté en mi cama dispuesta a pararme de esta pero mi madre apareció de nuevo.

— se me olvidaba Chloe, Calum se quedara contigo, pero siempre se queda en su habitación. — le quite importancia y asentí de nuevo — vale cariño, ya me voy, cuídate — y sin mas salió de mi habitación, rodee los ojos y me tire de nuevo en la cama, busque mi móvil entre las sabanas de este y puse algo de música.

Estaba metida en mis pensamiento mirando el techo hasta que el sonido de mi estomago rugiendo me interrumpió, me levante de la cama y salí de mi habitación, camine por todo el pasillo y baje las escaleras llegando a la cocina la cual era gigante, abrí la nevera y empecé a mirar que había en ella hasta que mi mirada paro en un tarro de helado, lo saque de la nevera y luego agarre una cuchara, Salí de la cocina para dirigirme hacia mi habitación, al estar a la mitad del pasillo escuche una voz entrecortada y luego gemidos, mi curiosidad aumentaba mas y mas, seguí esos sonidos hasta llegar a la habitación que estaba al lado de la mía, me acerque a la puerta y se escuchaban gemidos mas altos, puse mi oído sobre la puerta y se escuchaban mas altos, tome la perilla de la puerta dispuesta a saber que era aquel sonido pero algo me interrumpió.

— ¿sabes que espiar es de mala educación? — me voltee y vi a Calum mirándome con una sonrisa en su rostro

— ¿de quien es esta habitación? — estaba nerviosa pero trate de sonar calmada

— mía, claramente,¿porque preciosa?

— solo pregunto — le dedique una sonrisa un tanto torcida y aparte la mirada para ver la puerta de mi habitación — me tengo que ir — me aleje de su puerta y me fui directo a la mía, la abrí de golpe pero el hablo de nuevo.

— ¿a donde vas con MI helado gatita? — rodee los ojos y le puse el tarro de helado en el pecho.

— ten, de todas formas ya no tengo hambre — sonrió y agarro el helado pero en un movimiento rápido de el ambos estábamos en mi habitación y el enfrente de mi puerta impidiéndome el paso — ¿Calum vete si? quiero dormir un poco.

— ¿Cómo me llamaste? — su voz ahora estaba algo ronca.

— calum — sin previo aviso ambos estábamos sobre la cama y el sobre mi.

— te recuerdo bebe que para ti soy daddy, ¿entendiste nena? — hablo mientras metía su mano dentro de mi blusa, asentí rápidamente mientras apretaba los ojos, se sentía bien como su mano pasaba por todo mi vientre, su mano estaba fría lo que provoco que mi piel se erizara, sus labios estaban muy cerca de los míos y solo quería que me besara, bajo la cabeza hasta mi cuello y empezó a repartir besos húmedos allí, aunque esto este mal debo admitir que se siente muy bien, podía sentir un gran bulto en mi vientre y la fuerza con la que calum succionaba mi cuello.

Sin querer se me escapo un gemido a lo cual calum respondió chupando mas fuerte en mi cuello dejando una marca en este, se separo de mi y me beso, metió su lengua en mi boca y yo solo seguía aquel beso. Pero luego abrí los ojos y lo mire *maldición, no debo dejarme llevar, esto no es correcto", empecé a forcejear para liberarme de su agarre hasta que conseguí que se separara de mi, me dirigió una mirada llena de rabia, me levanto de la cama con el, me miro y me volteo para luego empujarme sobre esta de nuevo quedando boca abajo y el encima mío.

— ¿Por qué te resistes princesa? se que te gusta — susurro en mi oído mientras hacia movimientos circulares encima de mi —se que te encanta que te haga esto tipo de cosas gatita — intente levantarme pero sus manos agarraron las mías poniéndolas en mi espalda inmovilizándome — dime Chloe no te gustaría? — empezó a besar mi cuello bajando hacia mi espalda, podía sentir que su bulto estaba sobre mi trasero, me empezaba a gustar esto, pero mi cordura simplemente me lo negaba — déjate llevar nena — y palmeo mi trasero, fue ahí donde perdí mi propio control.