Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1) #Wattys2018

CAPÍTULO XIV: RECUERDOS

Capítulo XIV:  Recuerdos.

– Mientas Melissa estaba agazapada en la oscuridad de la caseta, vio un objeto brillar, a lo que creía saber que era y haber visto. Se levantó sigilosamente y lo cogió; este comenzó a brillar con mucha más intensidad y de él salió una figura dorada, aunque transparente. Se trataba del alma de su abuela, pues cuando murió, el alma de esta quedó refugiada en el anillo y su cuerpo, en las profundidades del gran río que se encontraba enfrente del chalet –

Abu: Cariño, el pequeño consejo que te puedo ofrecer es que les expliques todo lo ocurrido y que afrontes todo lo que pueda venir. Te quiero.

Melissa: Pero... Es complicado.

Abu: Lo sé.

– Y con estas últimas palabras se evaporó. Melissa se quedó pensativa por un momento, ¿tal vez tendría que hacer lo que su abuela la ha dicho? –

– En otro lugar –

Gabriel: Daniel, ¿hay algún rastro?

Daniel: Yo no veo nada...

Yanira: ¡Chicos, venid aquí!

Anna: ¿Qué pasa?

María: ¿Has encontrado algo?

Yanira: Hay huellas.

Mery: Tiene razón.

Lourdes: Sí, y por lo visto llevan hasta esa caseta.

Carlos: ¡Pues vamos, no hay más tiempo que perder!

– Mientras se dirigían hacia la caseta, a lo lejos vieron a una persona –

Isabelle: ¡Melissa! ¡Melissa! - Dice gritando -

– Melissa, al reconocer la voz de su amiga, alzó la mano y la movió de un lado a otro. Los demás, al ver la reacción que tuvo, subieron corriendo hacia ella. Cuando todos estuvieron en la cima, se abrazaron –

Melissa: Perd...

David: No arruines esto ahora. – Dijo dándola un pequeño beso en la coronilla –

Daniel: Ejem ejem, aquí el novio soy yo, si no recuerdo mal.

David: Tranquilo, toda tuya.

– Después de unos momentos de risa, decidieron ir al piso Anabelle ya que allí se aclararía todo. De camino al piso, fueron conociendo mejor a Calum y conocieron la historia de María y el chico misterioso de antes –

Cuando llegaron:

Lourdes: ¡Por fin llegamos! Tengo muchas agujetas.

Álvaro: Eso no es nada doña quejica.

Isabelle: Pues yo creo que tiene razón.

Yanira: Estoy con ellas.

David: Melissa, nos debes contar algo si no recuerdo mal.

– Cada una de las palabras emitidas por David, retumbaban con mucha intensidad en la mente de Melissa, por un momento ella pensó en volver a salir corriendo, en desaparecer por un tiempo... Pero al instante se dio cuenta de que no podía ni debía hacerlo: no podía separarse de sus hermanos ni de sus amigas, no quería decepcionar a los chicos ni a Anabelle. No quería dejar a Daniel –

– Cuando aclaró todo lo que iba a hacer y cómo lo iba a explicar, se percató de que todas las miradas estaban puestas en ella, así que empezó a hablar. Después de contar todo lo sucedido, como era de esperar, se quedaron atónicos. Quién se imaginaría lo que pasó –

Melissa: Y la verdad es que lo lamento mucho, no me tenía que haber comportado así...

Carlos: No te preocupes, seguro que nosotros hubiésemos hecho lo mismo. – La abrazó –

Melissa: Muchas gracias, de verdad. – Le susurró –

Carlos: No las tienes que dar. – Dijo con el mismo tono –

Mery: ¿Carlos? ¿Melissa? ¿Estáis aquí? – Dijo riendo –

Gabriel: Calla, que ahora no hay alboroto y así estamos más tranquilos.

Blas: De verdad que sí. – Dijo pasando su mano por su nuca –

– Carlos se separó de Melissa y la dijo: <<Toca liarla un rato, ¿no?>> A lo que ella asintió. Carlos se fue a la cocina a por dos botes de nata y de nuevo se dirigió al salón, le pasó uno de los botes a Melissa y los dos a la vez gritaron: << ¡Avalancha! >> Y se pusieron a perseguir al resto y a llenarlos de nata –

Carlos: Esto sería más divertido si las luces estuviesen apagadas, ¿no creéis?

Yanira: Carlos, hermanito, más vale que no.

Anabelle: ¿Te da miedo la oscuridad?

Calum: Yo creo que sí.

María: ¡Oh venga ya, vosotros no es que seáis muy valientes!

Anna: Será divertido.

Anabelle: Opino lo mismo, pero después os toca limpiar todo lo que ensuciéis. ¿Trato?

Carlos: Trato.

– Carlos se disponía a apagar las luces pero de repente... –