CAPÍTULO XXI: RECONOCIENDO LA VERDAD

15 6 0
                                    

Capítulo XXI

Reconociendo la verdad

Blas

No dejo ni un segundo de pensar en las palabras que Daniel me dijo la última vez. Nosconocemos desde hace mucho tiempo; significatodo para mí, es como el hermano que nuncatuve... Pero no puedo desobedecer las órdenes demi instructor.Me duele el hecho de tener que exponerle a tantos peligros, siendo la batalla el primero de ellos.Aunque por más que David y otros compañerosme quieran hacer creer que no le pasará nada,una parte de mí sabe que eso no será así, y tengomiedo.No me hago a la idea de permanecer en esta vidasin él. Puede sonar muy "maricón" por mi parte, oal menos así se califican hoy en día los sentimientos de los varones, pero me da igual. Estoy cansado de no mostrar mis sentimientos,de callarme siempre por el miedo a herir a alguieno hacerles alejarse de mí.Yo definiría a Daniel como pura valentía, ilusióny esfuerzo; más que nada porque es como se muestra en todo momento.Daniel es de esas personas que aparecen en tuvida por casualidad, sin esperar a una persona similar: que se quede a tu lado, que te apoye y tevalore; que confíe en ti; que no tome en cuenta tusfallos y valore tus intentos; que no juzga tu pasado,porque sabe que si se haces algo, tiene una justificación; que te obliga a superarte y a levantartetras cada caída; que te da su mano cuando te estáshundiendo; que esté contigo en las buenas y en laspeores; que con una sonrisa suya, te hace ver quepor más jodido que pueda estar, siempre se tragarátodo lo que le pase sólo por no preocuparte; que tehace llorar riendo y reír llorando... Simplemente esun ser magnífico, y todo lo que diga – bueno – sobreél, se queda corto.Le debo mucho.Para mí fue, es y será Daniel. El Cameron queconocí ha desaparecido, aunque todavía soy consciente de que algo queda de él en alguna parte.El otro día le escuché tararear una melodía. Ladesconocía, pero he de admitir que era muy pegadiza a pesar de que era un poco ñoña, pues tratabasobre el amor, o de eso daba la impresión.Es increíble lo rápido que pasa el tiempo y todolo que sucede mientras tanto... Hace más de un año emprendimos una nueva etapa para alejarnosde esto, y parece ser que ha sido todo lo contrario. Ojalá la vida nos dé otra oportunidad y podamoscumplir nuestra meta. Y, esta vez, no nos rendiremos hasta lograrlo. Más que nada porque creo encada uno de mis compañeros y, sobre todo, en mí.La música es nuestra vida en sí, y me gustaríatener la oportunidad de vivir de ella.Tal vez seríamos una boyband tipo BackstreetBoys, o un grupo como The Rolling Stones, pero todavía no estamos en condiciones de debatirlo, pueshemos perdido la confianza, el contacto, y porqueno sé si todos conseguiremos sobrevivir.Honestamente, si llegamos a ser algo en la industria musical, a mí, personalmente, me gustaríaque nuestra producción llegase a lo más profundode quienes nos escuchasen... Porque para qué tenerfama si vas a ser odiado o no vas a tener un apoyodigno; para qué la quieres tener si ni siquiera vas aquerer hacerte una foto con tus seguidores. Es más,preferiría millones de veces no ser reconocido internacionalmente y enorgullecerme de los cortos y acertados pasos, y saber que, aunque cometa fallos, esosfans me ayudarán a seguir adelante; a ser conocidomundialmente y que todos los medios de comunicación solo sepan hablar barbaridades sobre mí. 

Sería un honor poder experimentar el trato humano, debe de ser genial.

Todos nosotros somos engendrados por el demonio y solo nos ha creado parapracticar el mal, cosa que muchos nos negamosa realizar, ya bien sea porque hayamos aprendidonuevas emociones – cosa que no suele ocurrir – opor no querer dañar a los humanos. También anhelo subirme a un escenario y vercómo la gente se divierte o, al menos, ver sus emociones acorde la melodía y letra de las canciones.Cuando era pequeño, fue mi abuelo quien mecrio, ya que a mis padres los asesinaron en unapersecución. Mi abuelo era dueño de un bar y, sibien recuerdo, se llamaba O'ckla Queen, y fue unode los mejores y exitosos bares de la época.Él me enseñó, prácticamente, todo sobre lo quehoy en día es mi pasión: la música.A parte de que me encanta cantar, mi instrumento favorito siempre fue y será el piano. Graciasa él aprendí a tocarlo y fue él quien me dio la primera oportunidad de lanzarme e intentarlo, puesél tenía un grupillo de amigos con los que muchasveces tocaban en el bar; y una de las noches quesu grupo tocaba, me subió al escenario y me presentó delante de todo aquel personal y no tuve otroremedio que posicionarme tras el piano, acomodarbien el micrófono y dejar que todo fluyera... Y ya ospodéis imaginar la cara de vergüenza que mostréal percatarme que me había salido un pequeño ysonoro gallo en una nota alta, haciendo que variaspersonas de la sala rieran a carcajada limpia.Pero bueno... Por algo se empieza, ¿no? 

Me gusta, aunque sea vagamente, recordar aquella infancia tan agradable. Ojalá pudiese regresaren el tiempo y quedarme en esa etapa maravillosadonde todos éramos amigos de todos; que cuandote enfadabas con alguno de ellos, al poco tiempolo habíamos olvidado; donde nuestra única preocupación era escapar para que nuestra mamá nonos diera con la chancleta; cuando pensábamos lo bonita que es la vida y que esta nos iba a ir como enlos cuentos; cuando queríamos crecer para hacery usar cosas que veíamos a los mayores... Y en unabrir y cerrar de ojos, todos hemos crecido... Y esahora cuando queremos regresar a esos años, a volver a ver la vida como un cuento y pensar que todotiene un final feliz... Porque, desgraciada o agraciadamente, el mundo, la sociedad y la vida no soncomo realmente dicen, y es cuando aprendes que tetoca afrontar todo tipo de circunstancia, que nadieva a hacer nada por ti, que siempre existirá alguienquien quiere verte de la peor de las maneras, que lavida no se detiene ni por ti ni por nadie, que debesseguir adelante... y ser fuerte.Siempre buscamos la felicidad – ya sea para unomismo o para alguna persona especial, inclusive,un familiar – y no nos percatamos que la tenemosenfrente, pero al ver a esa persona día tras día,es como si se volviese una rutina y piensas queno hace falta demostrarla tu cariño diariamente, pero ¿qué pasa cuando perdemos a esa persona?Nos llega un vacío enorme. Tan grande que muchasveces llegamos a pensar que no vamos a poder seguir adelante si esa persona no está con nosotros...Y es cuando nos arrepentimos de todo lo que nohicimos por ellas mientras las teníamos a nuestrolado, día y noche... Nos arrepentimos de no haberlas dicho o dado el cariño que las teníamos sólopor creer que lo sabían... Y ahí es cuando de verdad empiezas a valorar cada acción, cada muestrade afecto, cada palabra... A cada persona. Porquecon tales pérdidas aprendemos que nada dura para siempre; que todo lo que tiene un principio, comoconsecuencia, también tiene un final. Un finalque tarde o temprano llegará, y tal vez de la formamás brusca y dolorosa, pero a la vez es la que noshace más fuertes y hace que disfrutemos de las pequeñas cosas de la vida y de lo que las personaspueden aportarnos.

Una Razón Por Cual Vivir - Encadenada Al Tiempo (#1)  #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora