Capítulo 4
Me desperté como habitualmente lo hacía al ritmo de Wiz Khalifa, me desperece y me fui a la ducha. Me esperaba un largo día de trabajo. Al entrar en la cocina un rico olor a café me sorprendió y una sonríete Daniela con ello.
- ¿Qué te tiene tan feliz esta mañana? –
- Buen día hermanito – me sirvió una taza - ¿Cómo amaneció el guapito hoy?
- Hasta antes de entrar a la cocina bien, ahora mucho mejor –
- Deberías tener a alguien que te prepare café todas las mañanas y comenzarías aún mejor
- Si claro. – me burle. Sabía lo que quería decir – Le diré a la Señora Bea que llegue más temprano –
- Sabes que no me refiero a eso – sonrió - ¿Y Andrea?
- Luego la veré –
- Pensé que te quedarías con ella –
- No. Tenemos que hablar –
- ¡Ay! No Thiago –
- ¡Sí! – dije sonriente en forma de burla
- Ya hable con papá –
- ¿Y? – Alce una ceja – Es mamá el problema
- Ella no me quiere dejar crecer. Pero adivina – sonrió – Me voy dentro de un mes
- ¿Qué? –
- Sí. Iré solo dos semanas, para averiguar del curso. Pasare tiempo con la Abu y luego regresare a ordenar todo y poder volver a estudiar. ¿A que no es una buena idea?
- Dani por el amor de dios - ¡Me escuche como mi madre!
- Necesito que me apoyes hermano. – Puso cara de pena – Es importante para mí, y para mi carrera como profesional
- Lo sé. Y te apoyo cariño – camine hacia ella – Puedes estudiar aquí, todos los cursos que quieras - Acá tengo un futuro armado y lo sabes –
- Tú elegiste princesa –
- No me digas así – reclamo – Solo se lo permito a mi papi
- Papi, tampoco está de acuerdo –
- Vamos hermano –
- Promete que hablaras con mamá –
- Lo haré – resoplo – Tengo que comunicarle mi decisión tomada.
- Contigo no hay remedio –
- Soy una Lackington Blavi’s de tomo y lomo – se burlo
- Claro que lo eres princesa – reí
Estaba claro que con la princesa del hogar no sacaría nada, su decisión ya estaba tomada y contra ello no había nada que hacer, más que apoyarla. Mamá no iba a estar de acuerdo y mucho menos feliz, pero eso era cosa de tiempo, que se acostumbrara a estar sin su bebé en casa. Tal vez Dani ni siquiera se quedaba, ya me la veía yo lavando o cocinando. No eran cosas a las que ella no estaba acostumbrada. Seguro a la semana volvía.
Respire un par de veces para darme por vencido y continuar con nuestro desayuno.
Nos salimos juntos a la oficina, hoy iba primero a la agencia. Al llegar al aparcadero recordé que mi coche estaba en la constructora y el de Dani en casa de mis padres.
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Caminos Inesperados
Teen FictionCuenta la historia de Thiago y como el destino jugo a su favor Siguenos en nuestro FansPage https://www.facebook.com/destinoocoincidencia