#11 Caminos Inesperados

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Capitulo 11

      - No quiero volver a discutir lo mismo mamá. ¡Yo no le hice nada a Daniela! Ella comenzó a insultarme y gritarme muchas cosas. Además ya es tarde y estoy ocupando.

      - Para mí nunca estás ocupado ¡Me oíste! Tienes media hora para estar aquí y si no lo haces iré a tu casa y te acordaras quien es tu madre

      - Mamá basta. No le pienso pedir disculpa

      - ¿Por qué se supone que tu hermana te ataco de esa manera?

      - Ya te lo dije ¡No lo sé!

      - Algo me ocultan y que sepas que lo averiguare

      - Vale mamá, lo entiendo ¿Podemos hablarlo mañana?

      - ¡Que no! Media hora Thiago Lackington

¿Algo más para esta noche? Soy un completo idiota nunca debí acceder ir a ese maldito bar, sabía lo que hacían y quienes estaban. Pero mi idiotez fue mayor y no solo al ir sino también al haber invitado a Alexa, “Mi amiga con beneficio” Si hasta yo no podía creer que se auto proclamara de esa manera.

Luego me quejaría de no poder sacar a Alexa de mi vida. Pero con ella no sentía tanta la necesidad de Renata. ¡No te mientas a ti mismo! Si siempre tenía a Renata presente.

Mañana se iba y la volvería a perder, no había parado los trámites como ella me lo exigió, tenía la esperanza en que recapacitara. Aunque yo la había arrojado a ir mas allá. Quería que sintiera la necesidad de buscarme, al igual que lo había hecho yo. Pero en dos malditas semanas nunca lo hizo, mi idea de darle celos nada había sacado y ya estaba más que desesperado. O iba yo o me caía al acantilado por idiota. ¿Por qué le habré hecho caso a Joe? ¿Por qué necesitaba buscar algún culpable que no fuera yo? Solo para poder sentirme bien, cosa que en estos minutos era imposible.

      - Cariño – llamo Alexa desde el cuarto de baño

      - Voy – dije frustrado por toda esta situación

Cuando llegue al cuarto, verla desnuda con el agua que cubría su vientre y me daba una buena vista de ese par de siliconas que tenía. Mi polla reacciono de inmediato, no podía negar que esta mujer me calentaba, pero solo era sexo. Solo sexo. A que hombre no lo calentaría una mujer como ella.

Tenía cuerpo de modelo, pero no cerebro, tenía culo y tetas pagadas, pero no corazón y sentimientos como mi Renata, mi pequeño ángel rubio era perfecta.

Mi ángel que furiosa se fue del local, moría de ganas por salir tras ella y secuestrarla. Llevarla lejos de aquí, estar ella y yo solos. Malditas mis neuronas que funcionaron en ese momento y me lo impidieron.

      - Ven necesitas un masaje – dijo seductoramente, invitándome a entrar en la bañera con ella.

      - Lo siento, tengo que salir –

Y no era una excusa para no acostarme con ella, era porque sabía que si no vendría mi madre y Arde Troya si la encuentra aquí. Esa Renata sí que estaba furiosa, y yo sí que conocía el carácter de mi madre.

      - ¿Cómo? – pregunto asombrada

      - Debo ir donde mis padres – explique, aunque no debía – Dani se puso mal y…

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