VIII

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Siempre pensé... que cuando ese momento llegara, sin duda iba a convertirme en la mujer más afortunada del mundo, al juntar mi vida con la del amor de mi vida, en un culto sagrado que daría rienda suelta al ritual de iniciación de nuestra nueva vida juntos y consumaría nuestro amor para siempre, pero mientras más pasan los días, menos puedo creerlo... es verdad que los cuentos de hadas no existen y que la miseria del corazón puede acabar con los sueños cuando uno menos se lo espera... haciéndonos presa de la desesperación, callando los secretos más importantes...

POKÉMON XY&Z

OTHER WAY TO BATTLE

VIII

Todo había salido finalmente a la luz y al darme cuenta que él estaba al tanto de todo... pensé en lo terrible que debió ser para él pasar por todo esto solo... al igual que yo... simplemente porque no fui capaz de hablarlo en su momento. No puedo soltarlo, no puedo, no puedo...

—¿Fue por eso que renunciaste al título de Reina de Kalos antes de la presentación amistosa?... ¿Por el bebé?...

Se sintió débil por unos segundos, mismos en que él mismo la sostuvo y tomándola en brazos, la llevó a sentarse de vuelta al sofá, pero al intentar colocarla, ella no soltó los brazos de alrededor de su cuello, las lágrimas se le habían derramado por completo y no quería que la viera así, lo abrazó con fuerza, atrayéndolo contra ella, así que él no hizo más que corresponder, la envolvió con sus brazos, rodeándola de espalda alta y cintura, arrodillado con una pierna sobre el sofá. Las dos lágrimas se juntaron en una sola en las mejillas de ambos.

El Campeón la contuvo con toda la entereza que poseía, mientras trataba de no quebrarse entre sus brazos también. Si bien aquel hijo que no llegarían a conocer jamás, no tendría la oportunidad de disfrutarlos, los había unido como nunca antes, de ahora en adelante sólo se tendrían el uno al otro para superar aquel valle de tristeza al que se enfrentarían.

Finalmente, el cansancio terminó por vencerlos a ambos, que abrazados y con los rostros aún húmedos se habían quedado acostados a lo lardo del sofá.

A partir de entonces los días empezaron a transcurrir en medio de la normalidad... o por lo menos la poca que trataban de conseguir, los enfrentamientos y las reuniones a las que se veía obligado a asistir no cesan aunque lo quisiera, por lo que se había convertido en una obligación un tanto pesada, abandonar su amada por ir a su trabajo, ser campeón de la liga estaba empezando a pesarle.

El día anterior la hasta ahora aún reina de Kalos, había acudido a la cita por el Ortopeda para la revisión y remoción de su bota de yeso, el momento de la verdad había llegado, sería la primera vez que observaría el estado de su pierna derecha tras la operación, tras el accidente... tras... todos los malos recuerdos que acudían al pensarlo a su cabeza.

No se dejó ayudar, ni mucho menos ver por nadie. Cuando el joven Ketchum regresó esa noche al apartamento, la encontró vistiendo una elegante falda de vuelo largo, por lo que con temor a herirla más de lo que sabía estaba, se abstuvo de preguntar nada, simplemente con una felicitación por haberse librado de aquella molesta férula, las cosas siguieron como antes. O por lo menos eso era lo que él pensaba.

La sorpresa de esa noche fue... una situación inesperada y a la vez dolorosa, aunque debía obligarse a comprenderlo.

Las luces estaban en su modo tenue al estar dispuestos a descansar, aun compartiendo la cama pequeña donde solía dormir Serena. Nadie había tenido tiempo ni ánimos de organizar la otra recámara por lo que seguían un tanto incómodos, sin embargo, días atrás el hecho de permanecer juntos los alentaba, dormían abrazados, acostumbrados a estar al lado de su amor. Pero esa noche... Serena se había quedado recostada de lado, mirando hacia afuera de la cama, dándole la espalda.

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