Capítulo 7: Y todo por salir del auto...

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Capítulo 7: Y todo por salir del auto…

Fruncí el ceño. ¿Espíritu de viento? ¿Malo?

-No somos malos. Ya supérenlo. Métete al auto, Adissen.

Adriane siguió insistiendo con lo del auto.

-¿Eres un espíritu de viento? ¿Eso existe?

-¿Es que acaso no me ves? Sí, si soy un ánemoi árrosto pero no soy verdaderamente dañina, a menos que te metas al auto.

-¿Me estás amenazando, Adriane?

-Tal vez. Métete ahora. Aldercy, ayúdala.

Aldercy, la de los ojos celestes, me metió prácticamente a empujones a la camioneta de Adriane.

-¿Qué está pasando?

Le pregunté a  Aldercy en cuanto me hubo metido en el asiento del copiloto. Afuera, Adriane estaba discutiendo con Fairly, pero no lograba captar todo lo que decían.

-Pase lo que pase, no salgas del auto, ¿entendido?

Y cerró la puerta.

Dios, no podía quedarme sentada allí mientras pasara lo que sea que estuviera pasando. Era Adriane, mi mejor amiga desde siempre. Y me vale gorro si es buena o no.

Hice la cosa más estúpidamente idiota  que he hecho en toda mi vida y que haré: salí de la camioneta.

¿Soy brillante, no?

Para entonces las cosas se estaban poniendo algo feas…

Hablaban en otro idioma, por lo que no tengo ni la más mínima idea de lo que decían, pero gritaban, así que supuse que eran maldiciones.

Algunos hasta se estaban golpeando. Phoenix y Aldrick habían sacado… ¿bombas fétidas? ¿OK?

No me equivocaba acerca de Shirlyn y la otra chica. Eran idénticas. Bueno, salvo por el cabello.

Aldercy estaba tratando de ocultarse atrás del chico de ojos miel.

De repente, Fairly le gritó a Adriane algo aún más fuerte que antes. Eso hizo que todos pararan y se les quedaran viendo. Nadie notó que estaba allí afuera. Fairly sacó una especie de tubo de metal con punta en forma de rosca de un lado y del otro lado en forma ovalada. Adriane también sacó una. 

Por la forma en que el resto las veían parecía que trajeran pistolas o algo así….

Un momento. Ambas giraron la rosca al mismo tiempo. Nunca entendí muy bien por qué lo hice, pero por algún extraño instinto, me les acerqué más. Casi pegada a Adriane.

-¡Adissen, no!

Pero ya era tarde. La nube de color amarillo pollo que provenía del tubo de Adriane me rodeó… y me desmayé.

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