11~ 🔥 Negocios demoníacos

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CHASE.


El ángel camina conmigo por las frías calles del lado oeste de New Heaven, específicamente a una sastrería en Orange St, dónde busco con la mirada algún indicio de peligro a las afueras del lugar. Es una tienda importante que solo los humanos con mejores ingresos económicos consiguen pagar, pero me da igual lo que vendan, yo solo necesito hablar con el alemán que dirige el lugar con la batuta de una mente demente y ejemplar en los negocios.

-Quiero que te quedes callada en todo momento, solo haré una pregunta al vendedor y nos iremos, ¿está claro?

Shelly pone los ojos en blanco porque detesta que le hable como si fuese una niña, pero en las pocas horas a su alrededor he aprendido que mejor le dejo las cosas claras y trato de evitar que ella nos meta en problemas. Sonrío como respuesta a sus muecas pero me siento más relajado al notar que ella asiente, toma mi mano un instante y la libera al ver lo que hace.

-Lo siento, yo...estoy nerviosa -dice sonriendo para después morder su labio. Niego con la cabeza pero no digo nada porque si hablo me hundo a mi mismo en aguas frías que no quiero recorrer, al menos no todavía.

Supongo que incluso para el humano de ojos azules y barba amarillenta el ver un demonio con un ángel es una cosa incomprensible, o eso es lo que indican sus facciones al instante en el que nos mira cruzar por su puerta. Una campanilla nos anuncia pero su molesto sonido resulta innecesario mientras avanzo al mostrador dejando a la preciosa chica viendo las prendas en los estantes.

-Pensé que vendrías hasta mañana.

-Creí que tal vez me extrañabas y quise pasar antes -le doy un guiño al hombre que me mira con desprecio, como siempre lo hace. No me sorprende ver su expresión mientras rebusca en una pequeña caja debajo del mostrador, después saca un grueso sobre que sé que debe tener mi paga. No me tomo la molestia de contar el dinero ya que espero que el alemán sepa que si me debe tendrá que soportar muchas noches de sufrimiento mientras dejo que mi hermano le de cacería.

-Siempre es bueno verte rubio -le tiro un beso solo para ver la molestia crecer en su semblante, si yo fuese un humano común y corriente ya tendría un cuchillo clavado en el cuello.

-Vete a la mierda -responde en perfecto acento alemán, luego me despide con un gesto vulgar. Me burlo por su falta de cortesía pero lo dejo en paz ya que no deseo arriesgarme a que el hombre pierda sus estribos estando el ángel tan cerca y tan propensa al mal genio de humanos locos.

Cuando regreso con Shelly la descubro admirando unos vestidos en una mesa junto a la puerta. La sonrisa que se dibuja en su rostro al rozar sus dedos por la tela es algo impresionante, tanto que tengo que tomarme un momento para disfrutar de tal belleza. Sus mejillas se ponen algo rosadas en el instante que cruza su mirada con la mía, es hermosa y debo parecer un completo imbécil en ese momento que intento -pero no consigo- quitarle los ojos de encima.

-Podemos irnos ya -le aviso y ella sonríe ampliamente.

- ¿Me vas a llevar a tu casa?

-Sí, siempre he querido adoptar a alguien -sonrío malicioso pensando que puedo conseguir que ella se sonroje de nuevo y cuando lo logro debo luchar para no reír tan fuerte como quiero.

-Me haces sentir como tu nueva mascota -dice ella haciéndome mala cara apenas salimos de regreso a la calle. Niego divertido y esta vez soy yo quien toma su mano al caminar, porque me resulta imposible no desear sentir sus dedos entre los míos, además que el color rosa en sus mejillas me empieza a parecer cada vez más adorable.

Sin ganas de andar mucho vamos al subterráneo y nos sentamos en un vagón silencioso, ella se queda de un lado del pasillo y yo del otro. Sus ojos me inspeccionan y decido acercarme para sentarme junto a ella lo que la hace sonreír de una forma brillante. De pronto me siento como un tonto que necesita complacerla para hacer que ella sonría, si ella me pidiera que venda a mi propio hermano lo haría sin pensarlo dos veces y ese tonto es todo lo que tengo. Pero sé que Shelly no va a pedirme algo como eso aún si el conocer a mi hermano resulta para ella todo un viaje al infierno.

- ¿Seguro que esto está bien?

-No ángel, nada de esto está bien -digo en respuesta notando como un hombre al final del vagón fija sus ojos en ella, me dan ganas de ir a abrirle la cabeza a patadas, pero al mismo tiempo me hace fijarme a mí mismo en el asiento como si estuviese congelado ya que no tengo ningún poder sobre ella, no sé si somos amigos si quiera.

-No me importa, un demonio como tú no es tan malo, no serás malo conmigo es algo que tengo claro.

-No deberías confiar en extraños Shelly -digo bajo, apenas para que ella pueda escuchar. Sus ojos buscan los míos y está tan cerca que puedo fijarme un instante en la forma y el color exacto de sus labios.

-Lo sé y sigue sin importarme -sonríe como si nada, como si de verdad no afectara el que esté yendo a casa de dos demonios. Pero creo que ella no termina de entender la situación en la que se está metiendo, tampoco creo entender yo mismo lo que hago pero aún así tomo la mano de la chica al salir del tren y caminamos las pocas calles hasta el edificio de ladrillos rojos con ventanas sencillas de marcos negros en Porter Street.

Ella muerde su labio cuando le doy vuelta a las llaves en el cerrojo y toma un largo respiro al entrar en la enorme sala que está decorada por estantes altos en las paredes del fondo, tan llenos de libros como se puede y justo en el medio hay un juego de sala de color gris claro que casi no usamos. Todo está casi igual que como cuando salí ayer por la tarde, todo excepto la mancha de sangre en el sofá más grande que no huele como a nada que haya respirado antes.

- ¡Wade! -no debo gritar su nombre por segunda vez porque mi hermano se asoma desde su puerta en el segundo piso, sale y se apoya en el barandal que separa al pasillo del vacío y mira hacia abajo directamente a la chica que me acompaña.

-Mierda, estamos jodidos -dice cuando se da cuenta de que estoy parado en medio de la sala junto a un ángel.

- ¿Qué tan jodidos estamos? -digo apuntando a la mancha oscura en el sofá, mi hermano se rasca la barbilla antes de saltarse la baranda cayendo en un suave golpe en la sala junto a las escaleras.

Nos miramos por un instante demasiado largo mientras siento como mi ángel se empieza a marchitar junto a mí, sus dedos rozan la manga larga de mi camiseta y me recuerda que debo decir o hacer algo.

-Estamos jodidos Chase, así como muy jodidos -suspira y entonces percibo algo de preocupación en su semblante y eso me asusta, hay pocas cosas que preocupen a mi hermano y la lista la encabezo yo muriendo en alguna forma desagradable.

-Ya dime que es lo que pasa.

- ¿Quién es ella?

-Soy Shelly -responde mi ángel dando un paso más cerca de mí pero pareciendo más confiada con cada segundo que pasa. Mi hermano asiente más relajado, después se acerca para examinar la mancha que es lo que me mantiene distraído, esperando a que se digne a darme una explicación.

-Se llama Jade, es un ángel y está arriba en mi cama mientras espero que las heridas en sus alas empiecen a cerrar...

- ¿Intentaste matarla? ¿Aquí?

- ¿Qué? No hermano -Wade se pasa la mano por su cabello, lo remueve y lo arregla-. Fue atacada por un demonio menor y ahora debo matar algunos demonios como venganza, maldito seas si no me ayudas.

-Me ofende que debas decirlo -sonrío un poco y mi hermano me mira de la misma forma, ambos planeamos muertes con sonrisas, es algo así como una tradición familiar.

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New Haven|| °PAUSADA° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora