12~ 🔥Las cosas giran

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◊JADE◊


Empiezo a tomar razón de la realidad de a poco, mis parpados están tan pesados que debo intentar varias veces hasta que puedo abrir bien los ojos. De nuevo estoy en la habitación de Wade pero en lugar de dejarme llevar por la necesidad de correr, más bien respiro con tranquilidad sabiendo que de algún modo, este es el lugar más seguro de la ciudad. Con esfuerzo me muevo y cuando consigo sentarme en la cama logro abrir un poco mis alas.

Lágrimas bajan por mis mejillas a causa del dolor, la humillación y el enojo, todo como un perverso combo de emociones que no sabía que tendría que afrontar. Podría hacer responsable a Wade por todo esto ya que en primer lugar por su culpa fue que tuve que huir, pero no pude defenderme en aquel callejón y reconozco ser más inútil de lo que creía.

-Tal vez por eso me enviaron a la tierra, porque no merezco un alto rango celestial -digo en voz alta y empiezo a limpiar las lagrimas de mi rostro. De nada sirve auto compadecerme en esta situación, especialmente cuando he sido yo quien ha causado todo.

Con esfuerzo me levanto de la cama pero antes de pueda dar un paso veo a Wade entrando por la puerta, su semblante es todo lo que nunca esperaría ver en un demonio, luce tan arrepentido que me cuesta creerlo.

-Nena regresa a la cama, perdiste mucha sangre hace rato -dice con sus dedos a centímetros de mi mejilla como si no tuviese agallas suficientes para tocarme, esto también es muy extraño considerando nuestro previo encuentro cuando amenazaba con hacerme gemir entre sus sábanas.

- ¿Puedo tomar una ducha?

-Claro, ¿estás segura de que puedes tu sola? ¿No deberías dormir más?

Muevo la cabeza de arriba hacia abajo al avanzar de forma tambaleante a la puerta que creo que da al baño. Entro y cierro detrás de mí para luego sollozar. Suspiro repitiéndome que no debo compadecerme, que no puedo permitirme sentir nada porque este inmenso dolor en mi espalda es todo mi culpa, el que me falten plumas en las alas, la sangre que perdido, mi garganta herida por gritar, los moretones en mis brazos y sobre todo las vendas que detuvieron el sangrado, todo es mi culpa. No debí seguirle el juego al demonio en la mañana y no debí permitirle al anciano atacarme, pero algo dentro de mí se paralizó durante ambos incidentes. Primero por los ojos oscuros, las palabras maliciosas y la sonrisa irresistible de Wade y después por el miedo de que cosas podridas como aquellas se arrastraran en la tierra en plena tarde. No esperaba esto en mi viaje a la tierra, nadie me dijo que cosas como estas podrían pasar.

Lentamente y con cuidado me desvisto para después entrar a la enorme ducha donde mis alas medio muertas caben bien. A cómo puedo remuevo el vendaje con suavidad, lágrimas siguen saliendo de mis ojos haciéndome sentir casi humana, demasiado ultrajada y entonces entiendo lo que dijeron las mujeres que en una vez vi en una marcha reclamando por sus derechos, no es agradable ser golpeada, apuñalada y dejada tirada en un callejón sucio. Estas cosas no están bien y a muchas humanas les pasan cosas aún peores, por humanos que se comportan como demonios.

-No llores Jade, no lo hagas -me repito una y otra vez tratando de no desesperarme. Con mis manos me apoyo en la pared dejando que el agua tibia de la ducha se derrame por mi espalda lavando la sangre seca y aquella que roja y brillante empieza a salir por las heridas que todavía no habían cerrado del todo.

Afuera puedo escuchar voces hablando pero no entiendo lo que dicen ya que el sonido queda amortiguado por el agua que cuando veo a mis pies está rosada, sucia por mi sangre. Entonces no puedo sostenerlo más y dejo que el dolor y la ira me abrumen, me dejo llevar en el llanto que sale con gruñidos que raspan en mi garganta. Golpeo la pared mientras lloro pero me detengo al escuchar dos ligeros golpes en la puerta.

- ¿Jade necesitas ayuda?

- ¡Déjame sola! -grito con mi voz ronca y al cerrar la boca hago una mueca de dolor. Nunca me había dolido tanto el cuerpo como hasta el extremo en el que hablar es una tortura.

Al no recibir respuesta empiezo a lavar mi cabello, suavemente sacando lo sucio de aquel sitio en la calle que se ha quedado en mi cuerpo gracias al horrible ataque, y aguantando el dolor termino de bañarme.

Veo unas toallas dobladas cuando salgo de la ducha y me envuelvo en una que es demasiado grande pero me da igual, no me importa como luzco ahora porque tengo una clara imagen luego de verme de reojo en el espejo al salir de regreso a la habitación, donde no encuentro a ningún demonio guapo con mirada de pena y admito que eso me hace sentir mejor, odio que me tengan lástima y sé que ahora eso es todo lo que puedo provocar en alguien. Sobre la cama también hay ropa doblada, no sé en qué instante él fue por una blusa y unos pantalones grises de lana pero sonrió un poco mientras me pongo las prendas. Después salgo y enfrento las escaleras que dan a la sala y veo los ojos intimidantes de un hombre que me regresa la mirada desde el sofá que conserva una mancha de mi sangre.

- ¿Cómo te sientes? ¿Quieres comer algo? -pregunta Wade cuando me ve descender las escaleras, con cada paso hago una mueca de dolor y con cada mueca veo como se hunde en la culpa.

-Solo me quiero ir -digo al llegar abajo y veo al otro hombre casi de la misma contextura que Wade pero de piel más clara y de ojos azules.

-No te puedes ir aún porque estás herida, además no hemos salir a cazar al demonio que te atacó -dice el desconocido que me mantiene la mirada como si lo estuviese retando para ello.

-Deberías escucharlos, tenemos comida y podemos ayudar a que te recuperes -dice una suave voz desde lo que creo que es la cocina y cuando me giro puedo ver a una chica de enormes alas brillantes sirviendo una hamburguesa en un plato, con cubiertos y todo. En ese mismo instante creo que también me he golpeado la cabeza, que debo estar demente ahora y eso de verdad me pone triste, entonces estoy llorando de nuevo.

- Jade, ¿qué tienes? -Wade se acerca para sostenerme antes de que me pueda mover, mis piernas fallan pero el demonio me carga y le lleva a un sofá con cuidado.

- ¿Quiénes son ellos? Dime que también los estás viendo.

Una leve sonrisa se forma en los labios del demonio moreno que no aleja sus manos de mi cuerpo. Él acomoda mi cabello a un lado antes de besar mi mejilla con una suavidad que tampoco parece real.

-Este es mi hermano mayor, Chase Bosworth -dice apuntando al hombre que se apoya contra el sofá con ambos brazos cruzados sobre su pecho-. La chica es un ángel, Shelly es amiga de mi hermano.

-Oh gracias al cielo -murmuro entre la sorpresa, la alegría y el llanto. El demonio se arrodilla delante de mí pasando sus dedos por mis mejillas dejando las más suaves y amables caricias.

-Lo lamento tanto Jade, todo esto es mi culpa yo nunca debí perseguirte o traerte aquí, maldita sea cuanto lo siento ángel...

Paso mis dedos por sus labios haciendo que se quede en silencio mientras lo veo fijamente. Su hermano se va a la cocina para darnos espacio lo que agradezco y antes de que pueda evitarlo beso la frente de Wade.

-Me sacaste de ese lugar y me salvaste, no pidas perdón por esto -sonrío un poco viendo sus ojos y entonces él besa mis labios con suavidad, todo me da vueltas por el dolor pero eso no evita que esta vez le corresponda al beso.


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New Haven|| °PAUSADA° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora