15-🔥Jugando con fuego

11 5 2
                                    

    🔥🔥🔥 

WADE

Cuando Jade despierta ya es tarde, el sol se ha puesto y una suave brisa entra por la ventana entreabierta de mi habitación. No me giro cuando ella murmura mi nombre y entonces la escucho suspirar con fuerza.

— ¿Ahora me ignoras?

—Cuando estés mejor por favor vete.

El silencio entre ambos se hace más grande al pasar de los segundos, como si hubiese otra persona más en la habitación que consigue ponernos incómodos con su sola presencia. No esperaba que ella se quedara callada, puesto que su personalidad es solo gritos, insultos o maldiciones, es más, ella empezaba a actuar más con un demonio que como un ángel.

—Sé que debes pensar que soy una demente –dice tratando de reprimir un gruñido al levantarse de la cama—. También creo que lo soy.

—Lamento que te lastimaran por mi culpa, he pedido disculpas por eso todo el día y lo haré de nuevo si quieres, pero ya no te quiero en mi vida Jade –admito con un tono de voz tan calmado que creo que no soy yo quien habla. Por un momento hasta me pongo en duda.

—Entiendo.

—Muy bien –suspiro para luego darme vuelta y encararla al fin. Ella viste solo una de mis viejas camisetas, esta dice NIRVANA en letras grandes que se ajustan perfectas a su busto.

— ¡Hey! deja de ver mis pechos.

—Técnicamente no los estoy viendo –me cruzo de brazos en un intento de parecer serio, casi como un abogado en medio juicio—. Llevas esa camiseta por encima y el sujetador por debajo lo que los hace bastante difícil de ver.

Una sonrisa cálida se hace presente en su rostro mientras me mira, de pronto no puedo dejar de verla, como si todo dependiera de eso porque si esa sonrisa se apaga algo podría morir en compensación. Se siente de esa forma y me doy cuenta que estar cerca de ella es algo complicado, me da migraña pero me hace depender también, ella es una droga. Su aroma, sus ojos, la forma en cómo su barbilla se parte un poco cuando sonríe, sus gestos, sus muecas y sus labios, todo es tan jodido que no sé qué decir o qué hacer.

— ¿Qué es lo que piensas? –Me pregunta luego de un momento y después se sienta en la cama con cuidado—. Además de cosas pervertidas, claro.

—En nada.

—Ya dilo –insiste sonriendo.

— ¿Cómo te sientes?

Jade se encoje de hombros por un instante pero eso le provoca una mueca de dolor que trata de ocultar con una sonrisa; —He estado mejor.

Podría caminar los tres pasos que nos separan para sostener su rostro en mis manos, ver sus ojos y devorar sus labios como deseo pero esa ligera mueca, ese dolor hace que me quede fijo en el piso sin poder moverme. Solo consigo respirar, asentir con la cabeza y bajar la mirada, porque este maldito sentimiento de culpa es algo desesperante. Creía que lo había superado hacía años, pero de nuevo me doy cuenta que tener un cuerpo humano es algo tan tonto como complejo. Tengo emociones muy claras a veces, tan vívidas que me dan ganas de explotar pero no puedo, Chase no dejaría tampoco.

Hace años que no puedo hacer las locuras que caracterizan mi personalidad, cuando me dejo llevar aunque sea un poco cosas como lo que le ha pasado a Jade es lo que provoco. De esta forma es cómo he sido siempre, disculparme ya no parece ser suficiente.

—Prometo dejarte en paz cuando te marches –digo casi de la nada, irrumpiendo el silencio con una afirmación que no me puedo creer. Ella solo me mira de regreso hasta que estira su mano para alcanzar mis dedos, parece dudosa pero no la culpo.

—Hay un problema con esto Wade.

— ¿A qué te refieres? ¿Crees que te voy a seguir como un loco?

—Tal vez, pero siendo honesta no quiero alejarme, no ahora –Jade sostiene mis dedos con tal cuidado que me pierdo un poco en el proceso de escuchar sus palabras y entenderlas, porque no tiene mucho sentido. Hace unas horas ella estaba luchando por ser liberada al mundo de mierda en el que viven los humanos y ahora se quiere quedar aquí. Puede que sea porque piensa que mi hermano y yo no somos tan peligrosos como aparentamos, que somos más como unos guarda espaldas para chicas ángeles que no tienen hogar.

—Estás jugando conmigo, ¿cierto?

—No, no lo sé, yo no tengo idea de qué hacer ahora.

—Irte, es lo que debes hacer –suelto su mano y me alejo de regreso a la ventana para obtener algo del aire frío de la noche, que empieza a teñirlo todo de oscuridad. Incluso mi mente empieza a empañarse de pequeños retazos de maldad, es como si mi demonio interno –el que trato de mantener apagado– empezara a despertar.

—Tú... ¿hablas en serio? –ella pide mi atención pero no quiero verla a los ojos, no tengo ganas de que mi mirada se resbale a sus labios.

—Sí, Jade sabes que estar junto a demonios es peligroso y aún más cuando estas cerca de uno que te desea en formas...

Puedo escuchar como ella deja salir un leve jadeo y en respuesta debo cerrar mis manos en puños para no hacer lo que en mi mente empieza a cobrar vida propia. Despacio y repitiendo palabras como un mantra de calma me empiezo a relajar pero entonces escucho como ella se pone de pie de nuevo, sus pasos son delicados sobre la madera fina del piso y luego sus dedos escalan desde la mitad de mi espalda a mi hombro, en un intento de lograr que me vuelva hacia ella.

— ¿En qué formas?

Niego y paso mis manos por mi rostro repitiendo el mantra a gritos en mi cabeza, todo se empieza a sentir diferente tan solo con el contacto de sus dedos ahora en mi antebrazo.

—Jade, estás loca... –le digo cuando por fin me rindo y me giro hacia ella. Una enorme sonrisa se forma en sus labios cuando nuestras miradas se topan, seguro lee mi expresión con claridad y sabe que mis previas amenazas son planes que están por ejecutarse.

—Así de loca te gusto –ella se acerca, sus dedos se deslizan por mi pecho—. Así es como me deseas y puede que yo...

No la dejo terminar de hablar, no puedo y no quiero. Ella tampoco se queja cuando la tomo en brazos y la beso con el deseo atrapado que sale en un gruñido fuerte, mismo que queda atrapado entre sus labios entreabiertos. Su expresión es de completa fascinación y con eso tengo la aprobación que necesitaba para empezar a devorar sus delicados labios. Mi lengua se adentra en su boca haciéndola gemir suavemente y mis manos viajan de sus piernas a su espalda baja mientras la acomodo con cuidado en mi cama. Lo que menos me gustaría es lastimarla, lo odiaría y ahora lo único que quiero es hacerla sentir tan deseada como sea posible.

La sensación de tener sus labios rozando mi cuello y su cuerpo moviéndose lentamente bajo el calor de mis manos es algo que excede mis expectativas previas. Casi sin darme cuenta empiezo a desvestirla y ella se apresura por igualar las cosas, sus dedos son rápidos y sus besos están cargados de una lujuria que no esperaba.

—Joder, nena... –digo sin poder evitarlo y muerdo suavemente su labio inferior mientras siento sus dedos en el cierre de mi pantalón. Claramente estamos en sincronía en esto y no tardo en empezar a disfrutar de su cuerpo desnudo bajo el mío, trato de ser amable, tocándola de forma delicada, besándola como ella quiere y haciéndola gemir entre mis sábanas como había estando anhelado que lo hiciera. 


  🔥🔥🔥


 ¡GRACIAS POR LEER!

recuerda dejar tu voto en la estrellita <3


©Todos los derechos reservados. 


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 24, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

New Haven|| °PAUSADA° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora