Mi vecino santo bravo

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Don Israel era un Rezandero de tiempo completo, vivía en una casa que mas bien parecía una finca, llenas de plantas ornamentales y árboles frutales.
Cuando yo lo conocí ya estaba viejo y pasaba la mayor parte del tiempo en la iglesia del pueblo, rezaba y tenía una fe incansable en Jesus, los santos, y la virgen Maria. Todo la gente por esos días le decía "santo bravo" pues no toleraba niños, ni perros, o nada que no se tratara de sus santos y su religioso mundo.

Los pequeños de ése tiempo le teníamos mucho temor y cada vez que llegaba a algún lugar salíamos corriendo a escondernos, pues siempre traía un rejo (murmuraban era de el cuero de un perro Rottweiler que lo había mordido) que llevaba colgado en su cintura y nos daba mucho miedo.
Un día mientras él estaba en misa, nos metimos a su casa a robar unos mangos que se veían rojos por su maduración y muy provocativos a los ojos de cualquiera. Con todos mis amigos estábamos disfrutando de la deliciosa fruta y aun adentro de la casa, cuando don santo bravo llegó... Para sorpresa de todos él no se enojo, sino que nos saludó y luego trajo mas fruta y la repartió entre los presentes.

Ese día le conté a mi padre lo sucedido y mi papá dijo que el señor Israel era una persona caritativa pero que la gente del pueblo no dejaba títere con cabeza, yo no entendí mucho pero su tono me tranquilizó mucho más. Como mi casa quedaba cerca de la casa de don santo "bravito"( así le comencé a decir mentalmente porque ya no le tenía miedo) podía ver que tenía su luz encendida y me pregunté ¿qué podía hacer un viejo de su edad a esas horas  solito en esa casa?... Sentí un poco de lástima.
Me asome desde el balcón y el viejo se estaba bañando con una agua que yo suponía era agua bendita, mientras rezaba como si quisiera lavar sus pecados.

No puse más atención porque pensé que era fanatismo del viejo y me fui a dormir. Luego de un rato unos sonidos extraños me hicieron despertar y corrí al balcón a ver de donde salían los sonidos, el chillido era como de un cachorro cuando tiene miedo y mirando hacía la casa del viejo Israel pude divisar un pequeño perro de color negro que rasguñaba en la puerta de esa casa. Al pasar un rato pude divisar claramente como santo bravo salio con su perrero (rejo) de cuero y al dar un azote al pequeño animal éste se volvió más grande y entre mas azotes le daba él; crecía y se hacia monstruoso, sus dientes se podían ver filosos desde donde yo estaba, y el viejo Rezandero cada vez que golpeaba invocaba con fuerza a sus santos tratando de vencer a la bestia demoniaca.
Así pasó durante unos instantes que para mi fueron eternos, pero en realidad no se cuanto tiempo paso.
Así lucharon hasta que santo bravo resbaló y el perro infernal se abalanzó sobre él, de un movimiento llegó hasta su cuello. Y no supe más porque en ese momento me desmayé del terror y no recuerdo nada; hasta el otro día cuando desperté en cama de mis padres.
Ellos dijeron que me había despertado gritando y corriendo y que al llegar al balcón me había resbalado. Todo ése día la pasé en la cama y daba gracias porque todo había sido un sueño. Luego mis padres me llevaron a la ciudad a hacerme unos estudios pues estaban preocupados por la caída y los médicos luego de revisar y hacer análisis médicos dijeron que todo estaba muy bien.
Volvimos después de una semana a la casa y cuando llegamos nos encontramos con la noticia que al viejo santo bravo le había dado un infarto estando dormido y que como nadie se enteró comenzó a heder a mortecina, los vecinos dicen que unos perros callejeros andaba con una mano humana y por eso sospecharon que el pobre y desgraciado Israel estaba muerto y los perros se lo estaban devorando.

PÁNICO DE MEDIA NOCHE  (cuentos del Abuelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora