PÁNICO DE MEDIA NOCHE (cuentos del Abuelo)

Un duende quiere ser mi amigo

Cuando era muy pequeño había un niño en el jardín que se la pasaba haciéndole bromas a los otros niños... Les halaba el cabello a las niñas, enredaba sus cabellos, pellizcaba y pateaba a los hombres. Luego soltaba risotadas mientras ellos lloraban.
La profesora siempre al ponerle la queja decía a todos que no se pelearan; y nos ponía a hacer una actividad acerca de la amistad y la tolerancia.
El niño nunca me hacia nada malo a mí; antes siempre buscaba la forma de hacerse mi amigo... Pero yo no quería que se me acercara pues creía que si le daba confianza; también en algún momento iba a maltratarme.
Una vez mi madre demoró un poco más en recogerme y su madre tampoco llegaba. A ese niño ni su mamá lo quería pues siempre era el primero en llegar y el ultimo en salir, pues cuando llegábamos ya estaba en el jardín y cuando salíamos él se sentaba en una silla a esperar a su mamá, por lo que vi ese día; demoraba muchísimo en llegar. De hecho nunca vi a su madre y cuando le contaba a la mía del niño malvado, ella me decía que no me juntara con él y y que trataría de hablar con su madre para que lo "pusiera en cintura".
Ese niño era muy extraño y a veces miraba de una forma que me hacia dar miedo. Un día estaba yo en mi casa jugando en el ante jardín cuando llego y me saludó por mi nombre, yo me asuste pues estaba un poco desprevenido.
El me dijo que quería jugar conmigo, que su madre estaba por esa colonia visitando unas amigas.
Le dije que no, que mi madre no me dejaba jugar con niños en el ante jardín porque le dañaban las plantas. Él niño me miró con odio y se fue...
Al otro día era domingo y en mi casa nos levantábamos tarde.
Cuando me desperté mi madre estaba gritando como loca; pues  todas sus plantas estaban secas y alguna estaban arrancadas de raíz como si alguien les hubiera hecho daño a propósito. Pasamos todo ese día tratando de recuperar algunas plantas pero era casi imposible porque estaban muy quemadas.
La cosa quedó así aunque mi madre lloró todo el día porque amaba mucho su jardín.
Al otro día madrugamos y como siempre el niño raro ya estaba sentado en las sillas del kindergarten. Le señale a mi madre que ese era el niño que le pegaba a los otros niños y ella hizo cara de asombro, luego se puso a hablar con la profesora y escuché que le decía algo de un sicólogo y que algo raro pasaba conmigo, luego mi madre se despidió, me dijo que todo estaría bien y dándome un beso se fue.
Todo ese día el "niño malo" me miró con odio, yo me acerque a preguntar el porqué él estaba tan enojado... Me dijo que estaba así porque yo no quería ser su amigo. Yo le contesté que mi mamí no me dejaba ser su amigo pero que podíamos jugar, le dije eso porque no quería sentir esos ojos de odio sobre mi... No se en que momento estábamos jugando en un bosque alejado en el que habían manzanos y otro tipo de arboles frutales, el bajaba las frutas desde lo más alto y me las daba. Pasamos un largo rato jugando... Lo único que no me gustaba de el paseo eran las risotadas de él, pues me hacia dar miedo porque sonaba como las películas de miedo que mis padres no me dejaban ver.
Tan pronto se hizo tarde le pedí que volvieramos, le dije que mis padres y los profesores deberían estar preocupados. Él se negó y se sentó en un arbusto, era extraño pues su peso no hizo quebrar ninguna rama... No sé de donde sacó un sombrero de ala grande que le tapaba la mitad de la cara, se sacó los zapatos y me dio terror al ver sus uñas oscuras y sus pies retorcidos que más bien parecían pezuñas. Llore desconsolado pues él me dijo que nunca volveríamos, que desde ese día yo sería su amigo y que jamas volvería a ver a mi madre. No se cuanto tiempo estuvieron buscándome mis padres pero al llegar la noche me encontraron en la copa de un árbol amarrado con bejucos, llorando, y señalando a un ser invisible que según mi madre era producto de mi imaginación.