Noche de brujas

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Cuenta mi padre que esa noche se quedó jugando billar con unos amigos hasta tarde en la noche. Su casa quedaba en una colina y a esa hora no había transporte, pues la última chiva (nombre que se le da en colombia a un bus  que lleva mercado y gente hasta en el techo) pasaba hasta las ocho de la noche. Como el pueblo quedaba a una hora aproximadamente caminando, decidió irse a pie y por toda la ribera del río para acortar camino, no había bebido mucho pues al día siguiente tenía que trabajar.
Llegando junto a un cruce donde debía desviarse del río y comenzar a subir para llegar a la casa, escuchó como una fiesta que se celebraba... cánticos y tambores amenizaban un Jolgorio algo extraño, pues se escuchaban estridentes carcajadas que le daba escalofríos, no lograba ver nada y en esa parte del río no habían fincas y hasta hoy es un lugar muy solitario, en ese momento el valor que le dieron los pocos tragos de licor que había tomado se fueron al piso. Sus cabellos se pusieron de punta y un  ambiente pesado se sentía.  Caminó lo más rápido posible tratando de alejarse de ese sitio, pero entre más rápido caminaba y por muy largos que diera los pasos parecía que era en vano; pues escuchaba aún más cerca él parrandon diabólico.
Estando ya cerca de un charco bastante grande, pudo ver con sus ojos varias figuras de mujeres desnudas bailando al rededor de una fogata, danzaban con unos seres mitad hombre y mitad animales... En el agua flotaban velas encendidas y  de la fogata salía un ser infernal con grandes cuernos, quien sonreía con unos horrorosos dientes que parecían brillar en un color amarillo como el oro. El ser se salio totalmente del fuego y se acerco a una mujer acostada en una especie de lecho adornado con flores, esta era la única que tenía vestido; era un velo transparente de color blanco... Al ver a el demonio acercarse a la mujer mi padre tuvo mucho miedo, y rezando a la virgen y al niño Jesús que cargaba en su bolsillo en una estampita, pudo alejarse de ese sitio. Llegando a la casa no pudo más y antes de entrar cayó desmayado en el umbral.
Al otro día muy temprano lo descubrió mi abuela tiritando y ardido en fiebre. Cuando se recupero, los vecinos creyeron su relato porque encontraron restos de parafina en el río y un velo lleno de sangre, nadie sabe que paso finalmente con la mujer acostada en el lecho, pero mi viejo decía que eso era un aquelarre en una noche de brujas.

PÁNICO DE MEDIA NOCHE  (cuentos del Abuelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora