Y aquí estábamos otra vez, frente a la enorme reja que cubría la gran mansión abandonada. No sabía porqué Shirley se encontraba conmigo, simplemente había aparecido en mi apartamento diciendo 'Hora de la aventura' lo cuál me hizo querer golpearlo. Fruncí el ceño observando la cerradura, tendría que abrirla yo porque sabía que Shirley no lo haría ya que era un miedoso de mierda, pero antes de abrirla me alejé, no quería sufrir otro dolor tan intenso como el que había sufrido el día anterior, así que opté por lo más fácil.
—¡Oye! ¡Chico que odia que griten! ¡Ven a abrirnos! —Grité lo más fuerte que pude.
Me giré y Shirley golpeó su frente fuertemente, sonreí.
—Se supone que si dijo que no gritaras, es porque no lo debes hacer Gracell.
—¿Y cómo porqué yo debo hacer lo que él diga?
—Así que no estás dispuesta a cooperar, bueno, suerte encontrando a alguien que te ayude.
Su voz muy cerca de mi oreja me hizo sobresaltarme al instante, me giré frunciendo el ceño, sus ojos grises me observaron sin ningún tipo de expresión siendo proyectados por ellos, me crucé de brazos no muy contenta.
—Jamás volveré a seguir las reglas de nadie, una vez las seguí y no terminó para nada bien. No cometeré el mismo error.
—Pues te aclaro pequeña princesita que si quieres que te ayude tendrás que seguir estas malditas reglas. Y si no quieres pues me parece bien, tú fuiste la que me buscaste, eres tú la que necesita de mi ayuda, no es como si yo necesitara algo de ti —Se encoge de hombros para luego mirarme fijamente—¿Quieres vivir? Pues enfócate en hacer lo necesario para lograrlo y deja de jugar a la niña berrinchuda que quiere que hagan todo lo que se le antoje. Tú huiste porque quisiste, ahora estás sola y tienes que aprender a sobrevivir de cualquier manera sin poner un jodido 'pero' de por medio.
Sus palabras hacían un eco en mi cabeza sin parar, o me había vuelto más lenta para procesar la información o esas palabras habían tenido un gran efecto en mí. Lo entendía, estaba sola y aunque a mi orgullo le doliera tenía que aceptar que él tenía razón. Si quería vivir tenía que buscar de una u otra manera la forma de hacerlo.
Mordí mi labio mirando rápidamente a Shirley en busca de ayuda a lo cuál negó y se encogió de hombros susurrando un 'lo siento'. Maldito, me había traicionado, miré al chico que tenía enfrente y él solo asintió como si intentara convencerse de algo así mismo para después caminar lejos.
Apreté los dientes gruñendo frustrada, Shirley rió y tragándome mi orgullo hablé.
—¡OYE! —Se giró y frunció el ceño—¿Si entro no moriré del dolor? ¿Cierto?
Sonrió, sabiendo que había conseguido lo que quería, en serio empezaba a odiarlo, mucho.
—No, te he hecho inmune.
[=]
—¿Puedes dejar de hacer eso? Es molesto.
—No.
Rueda los ojos continuando con su lectura en uno de esos tanto libros viejos que tiene a un lado. Miro la vela frente a mi fijamente, coloco la mano casi frente a ella cerrándola y abriéndola lentamente, prendida, apagada, prendida, apagada, prendida, apagada. Al menos parece que mis poderes continúan ahí, donde deben estar. Suspiro mirando a Shirley fruncirle el ceño a su móvil, de un segundo a otro éste se estrella en la pared rompiéndose en pequeños pedacitos que se esparcen por todo el piso y la alfombra. Shirley abre la boca sin saber que decir, se levanta rápidamente a verlo y suelta un gruñido viéndonos, suelto una risita. El chico levanta la mirada del libro para verlo y sonríe.
—¡Me has roto el móvil! ¡Verónica me matará si no le contesto!
—Te he hecho un favor, esa chica estaba torturando tu mente. Ahora ve a esa pila de libros amontonados y busca algo referente al rastro.
Es gracioso como Shirley maldice en voz baja pero hace lo que le dicen sentándose a regañadientes en el sofá en el que estaba antes. Río acercándome a aquél chico hasta sentarme junto a él, levanta una ceja.
—Si vamos a vernos a menudo, al menos dime tu nombre.
—Devan.
—Cuanta emoción —Comento con sarcasmo. Enfoco mi vista en sus manos que sostienen un libro—¿Qué haces?
—No te importa.
—¡Tú eres más exasperante que yo!
—Creí haberte dicho que no...
—Gritaras, lo sé. Pero si vamos a trabajar juntos al menos podrías ser amable. Yo podría ayudar, así tal vez no gritaría tanto...
—No olvidemos el hecho de no romper los móviles de los demás —Comenta Shirley, lo miro—¿Qué? Sólo doy un punto.
Ruedo los ojos ignorándolo. Devan resopla, es raro llamarlo por su nombre.
—Busco algo para que no dejes rastro cuando uses tus poderes... ¡Mierda! Lo olvidé.
—¿Qué olvidaste?
—El libro en el se encuentra lo que busco lo presté, tengo que ir a buscarlo.
Se levanta y sacude sus pantalones ajustados negros y camina hasta la puerta, lo detengo.
—Yo iré.
—No.
—He dicho que iré.
—Yo también —Shirley interrumpe—. No me dejarán sólo en esta casa —Finge escalofríos—, da miedo.
Los miramos, él asiente y todos salimos.
[=]
Moví mi pie con desesperación, estaba tardando demasiado. El chico, el cuál se llamaba Devan, había dicho que teníamos que quedarnos afuera de lo que parecía un bar a esperarlo. Después de varios minutos más por fin salió pero no solo, un hombre salió detrás de él, sonrió hacia Shirley a mi lado mientras lo señalaba, le di un empujoncito a éste el cuál desvío la mirada incómodo que le daba el hombre. Me divertía la incomodidad de Shirley, volví mi vista a aquél hombre pero lo único que escuché fue un fuerte 'NO' por parte de Devan antes de soltarle un golpe haciendo que el hombre cayera al suelo inconsciente. Devan tomó el libro y corrió en nuestra dirección rápidamente.
—Tenemos que irnos, rápido.
Corrimos detrás de él sin entender nada de lo que acababa de suceder, subimos a un taxi y nadie habló en todo el camino. Devan bajó a un paso apresurado antes de entrar a la mansión cerrando de un portazo, volvimos a correr detrás de él y sin previo aviso tomó a Shirley por el cuello estampándolo en la pared, solté un jadeo de sorpresa. Levanté la mano separándolos, haciendo que Shirley cayera de culo sobre el piso y Devan cayera a unos pasos de donde nos encontrábamos, intentó acercarse pero me interpuse entre ambos. Me señaló continuamente presionado su dedo en mi pecho de manera frenética.
—¡Tú lo sabías! ¡Lo sabías y no me lo dijiste! ¡Me engañaste!
—¡Yo no te he ocultado nada! ¡Tal vez si dejaras de gritar pudieras decirnos que demonios te pasa!
—¿Quieres saber qué pasa? —Rió tomando el puente de su nariz presionándola fuertemente, abrió los ojos enfadado—¡¿Cuándo pensabas decirme que Shirley es un maldito Acendrado?!
Me dejé caer en el sofá con asombro y sin ninguna palabra siendo proyectada, mi cerebro estaba en Shock y yo también, maldije cerrando los ojos. No tenía ni idea de que decir o hacer, los Acendrados se habían extinto hace muchos año, incluso antes de que yo naciera. Miré a Shirley que tomaba su cuello con cautela mientras se levantaba del suelo, Devan gruñó caminando de un lugar a otro, no podía creerlo. Un Acendrado estaba en el mundo aún, eso era peligroso, muy peligroso para nosotros.
—¿Qué es un Acendrado? —Preguntó sentándose en el sofá individual, Devan rió con descaro mirándolo de manera poco grata.
—Tú querido amigo, eres la destrucción para la raza Alarick ¿Suficientemente claro?
ESTÁS LEYENDO
Princesa Híbrida© | #1 |
Fantasy"Todos pensaron que me habían controlado, eran ingenuos, nadie me controlaba, ni yo misma podía hacerlo. Se dejaron llevar, me rompieron, me mataron y me traicionaron, olvidando que yo podría destruirlos a ellos. Nadie traiciona a la reina, y si lo...