Epílogo

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El sudor escurría de su frente y el calor abrazaba todo su cuerpo por debajo de la ligera camiseta blanca. Cayó rendido a las tablillas del suelo laminado brillante, sintiendo la fría superficie aliviar sus receptores ante el continuo movimiento.

Luego sus ojos fueron cubiertos y una sonrisa se desprendió de su cansado semblante, sin poder ver nada porque un paño obstruía su visión, pero pronto éste recorrió su rostro mojado, limpiando cada rastro de calor en él.

Jimin miró aun lado y guiñó un ojo, tirando un beso al castaño que asintió, alejándose hacia la cocina, seguramente.

- ¿Estás seguro de esto? - oyó desde el sofá, sin levantar la mirada asintió - Has vivido demasiado tiempo en aquella casa, Jimin.

- ¿Qué debía hacer entonces? Quedarse con el maldito fantasma como inquilino?

La piel de Park reflejó la incomodidad en esas palabras, mediante un obvio escalofrío que erizó los bellos de su brazos visiblemente.

Jungkook aun lado de Taehyung, codeó en sus costillas, arrebatando le la botella de agua de las manos que Tae venía bebiendo para tendersela a Jimin.

- Jungkookie...

- Eso te ganas por inoportuno - sentenció, y el castaño volvió a la cocina para conseguir otra bebida.

- Como sea, simplemente decía que podía llamar a un exorcista - aludió Jongin - Con lo difícil que está tener una casa hoy en día.

- Pero el terreno es bastante extenso, por muy apartado que se encontrara, y la casa era casi una reliquia colonial - alegó Namjoon - Tendrá una gran remuneración por ella.

- Además era demasiado grande para que Jimin la habitase solo - dijo Jungkook - Ni siquiera por afectos de un familiar, me habría quedado con ella. Aferrarse a los materiales hacen daño a la larga.

- Yo sí me la habría quedado - dijo el moreno menor - Para hacer fiestas y alquileres de putos. ¿Saben cuanto cuesta un motel?

- No todos viven conmigo, Jongin - dijo a modo de broma Nam - Ellos si no trabajan, tienen sus departamentos. Incluso Jimin se está pagando éste, hasta que pueda negociar un precio con el dueño cuando reciba la paga de la casona.

- Aun así, me parece un completo desperdicio. Jimin vivió tanto con su abue...

Las palabras de Kai murieron en sus labios, cuando fue su hermano quien le tiró con la tapa de tu botella de agua, golpeando justo en el medio de su frente, haciendo una orden muda con sus labios para su hermano menor, sobre Jimin y su abuela muerta.

El rubio moreno se encogió de hombros y sacó su teléfono celular para tontear un poco, porque todos habían visto el reproche de Namjoon, y no le gustaba sentirse minimizado o regañado, aun si era su hermano quien lo mantenía y ayudaba de todas las formas posibles en las que pudiese a Jongin.

La verdad es que él no tuvo más que la oportunidad de quedarse una tarde en la enorme casa de Jimin, a pesar de ser tan amigos, ya que Jimin nunca quiso llevar a prácticamente nadie a dormir allí, por ese tema extraño de los sonidos tenebrosos y los relatos de fantasmas que acechaban la morada. Era incómodo mencionarlo por ello él no llevaba a nadie a quedarse, sino era de absoluta necesidad en el inquilino el pasar noche allí.

Su hermano pudo hacerlo por una fiesta a la que él no quiso ir, y en donde todos terminaron en la casona para continuar con la juerga, pero Namjoon le contó que nunca se sintió tan observado e inquieto en una casa, como aquella noche. Ni siquiera pegó ojo en la noche porque susurros se oían en las habitaciones contiguas, o los muebles desde la primer planta siempre se movían o corrían, los grifos solían gotear solo de noche y cuando llovía, era de ley que Jimin se quedaba sin luz, aun si tenía un generador de emergencia.

No mires los espejos, Jimin [YoonMin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora