4-El encierro en el anillo

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Itachi

Vuelvo a estar bajo el cuerpo de Orochimaru, por decimonovena vez en las tres semanas que llevo siendo su esclavo. Esta vez no estamos sobre la cama, ni en su habitación, sino en una de las mazmorras colindantes a la que ocupamos Neji y yo. Estoy subido sobre una especie de mesa con sujeciones para las muñecas y los tobillos, las cuales imposibilitan cualquier movimiento. La mesa queda justo a la altura de la cadera de Orochimaru, de forma que puede penetrarme de pie.

Como siempre, ser violado es horrible, pero tras sentir como si te clavasen una vara ardiendo en el trasero diecinueve veces, va doliendo menos. Aunque no deja de ser humillante. Detesto despertar con agujetas, muchas veces sin poderme apenas moverme. Detesto tener pesadillas con Orochimaru follándome. Detesto ser una simple puta.

-Muévete, puta.-oigo que dice a mis espaldas.- deja de tensarte, relaja los músculos. Así no puedo hacértelo bien.

Cierro los ojos, trago saliva y me obligo a mismo a obedecer. Espero su estocada partiéndome en dos, como las otras veces, pero, al igual que las otras veces, prepararse para esta es inútil.

-¡Ah!-grito, desgarrándome la garganta. No me da tiempo a acostumbrarme al espantoso dolor, comienza directamente a moverse, violentamente, como con ira, en mi interior.

Cada vez es más bestia en sus violaciones. Creo que está desesperado por tener un hijo, y frustrado al ver que ni yo ni Neji se lo damos.

Todos, todos los días, antes de violarme, me clava una especie de…daga, en la tripa. Muy superficialmente, como para hacer aflorar un poco de sangre, pero sin llegar a más. Después de las primeras gotas de sangre, coge un saquito y vierte su contenido sobre la herida. Es una especie de polvillo azul. Por lo que tengo entendido, cuando esté embarazado, si es que llego alguna vez a estarlo, se volverá rosa.

 Cada vez que veo que el polvillo permanece en su color añilado, siento un alivio por encima de lo explicable. Por mi parte, siento que es evidente que yo no soy el elegido, así que sólo es cuestión de tiempo el que se demuestre que es Neji. Entonces me matarán. Creo que he soportado cosas peores.

Como esto, por ejemplo.

Continúa embistiéndome con enorme fiereza. Noto mi recto sangrar, pero no es la primera vez, no le doy especial importancia.

-¡Joder!-exclama él antes de por fin, correrse.

Saca su miembro de mi interior. Para mis adentros, suspiro aliviado. Ya ha pasado todo, aunque sigo con el culo partido y eso no hay quién me lo cure.

Me desata de manos y pies.

-Muy bien, puta. Te llevaré a tu mazmorra. Ya es tarde y mañana por la mañana volveremos a intentarlo.

Me bajo de la mesa tambaleante. El semen y la sangre me resbalan entre las nalgas, me doy asco hasta a mí mismo. Me lavaré diez veces antes de dormir, me digo.

Todos en el palacio me han visto desnudo ya, así que no siento mucha vergüenza cuando Orochimaru me ata la correa al cuello y me saca, completamente desnudo y sucio de la mazmorra al pasillo.

Los guardias de las mazmorras me miran de arriba abajo al pasar. Uno se muerde el labio inferior y le lanza una mirada muy significativa al guardia que tiene enfrente. Sé lo que ambos están pensando.

En el fondo sólo soy eso, una puta.

Pero, por ahora, sólo me folla Orochimaru. Él no deja a sus guardias tocarme de ninguna manera,  creo que tiene miedo de que pudiese preñarme de otra persona que no fuese él.

Me lleva a mi mazmorra, abre la puerta de la misma y me tira adentro. Caigo sobre la paja con un golpe sordo, la puerta se cierra tras mí y Neji y yo nos quedamos a solas.

Where The Wind Shines [Spanish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora