—Necesito pasar a un sitio antes —le dije y sentí su mirada en mí por unos segundos.
—Donde quieras.
Asentí y seguí con mis ojos pegados a lo que sucedía fuera del auto. Los transeúntes eran menos en esta parte del pueblo, donde lo que predominaba eran las casas y no las tiendas.
Estábamos a un par de minutos del centro del pueblo y esperaba que el tiempo pasara rápido, para terminar con este día de una vez por todas.
Me sentía incómoda estando con Esteban en el mismo espacio, lo cual era tan estúpido.
Hace un par de horas no me hubiese importado estar cerca de él, hasta, es más, hubiese estado a gusto.
Pero luego de todo lo que había sucedido, las palabras de Ale no podían dejar mi cabeza.
Se arraigaban con fuerza en mis pensamientos y me desesperaba.
Necesitaba estar a solas, no con Esteban.
—¿Dónde necesitas ir? —me preguntó, sacándome de mis pensamientos.
—A cambiar mi número de celular.
Un silencio cortante cayó sobre nosotros y sin poder evitarlo, desvié mi mirada hacia su rostro. Un músculo se contraía en su mandíbula salpicada de sangre y eso hizo que un revoltijo se produjera en mi estómago.
No me había fijado con detención en qué condiciones había quedado.
Y tampoco lo haría en ese momento.
Vi mis manos tomando con fuerza una correa de mi mochila y me obligué a relajar el agarre.
Necesitaba relajarme o ese día terminaría peor.
El trayecto hacia la sucursal fue lento e incómodo y cuando Esteban estacionó cerca del lugar mi mano tomó rápidamente la manija.
—Espera, deja acompañarte —dijo y yo me volví con rapidez hacia él.
—No, no es necesario.
Las palabras salieron atropelladas de mi boca y sabía que eso le había dolido; saber que necesitaba estar lejos de él por un momento.
Pero no podía pensar en lo que él sentía, no ahora.
Debía pensar en lo que yo necesitaba y eso era salir de ese auto como si mi vida dependiese de ello.
Él asintió y se acomodó en su asiento.
—Estaré aquí.
—Bueno.
Salí del auto y puse la correa sobre mi hombro, pudiendo respirar por fin.
El ambiente en el interior me había estado asfixiando.
Con piernas temblorosas hice mi camino hacia la tienda y milagrosamente estaba casi vacía. Esperando a que mi número fuese anunciado, llamé a mi tía.
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Sentirse Viva (#1 Sentirse Viva)
Teen FictionLuego de la muerte de sus padres, tres años atrás, Hebe decide que es momento de comenzar de nuevo con su tía. A miles de kilómetros de todo su pasado, el pequeño pueblo es todo lo que podría desear. Nadie conoce quien es y por todo lo que pasó. Com...