Capítulo 11

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—¿Llevas tus llaves? —preguntó mi tía, ajustando más mi bufanda

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—¿Llevas tus llaves? —preguntó mi tía, ajustando más mi bufanda.

Casi como si intentara esconder la mitad de mi cara con ella.

—Sí, tía —dije a través de la tela, intentando no reírme con su intento de abrigarme.

—Espero que haya algún suéter debajo de esa chaqueta. No quiero que te resfríes.

—Estoy más abrigada que un hijo único, tía, estoy segura que podré pasar la noche.

Asintió, satisfecha con mi respuesta.

—Muy bien. —Una bocina afuera de la casa sonó y mi tía me abrazó—. Te me cuidas y te veo mañana. Sé que cumplirás con el horario de llegada.

La besé en la mejilla.

—Te quiero, nos vemos mañana.

—También te quiero, mi niña.

Me despedí de ella y tomé mi bolso, saliendo de la casa. El viento golpeó contra mi rostro y fue como si agujas se enterrasen en mi piel.

Sip, mi tía tenía razón al preocuparse de salir abrigada.

Vi el auto de Esteban esperando y me apuré, para evitar estar fuera lo menos posible.

No sabía cómo soportaría toda la noche.

Me subí rápidamente y cerré la puerta, envolviéndome con el calor del interior.

Mejor, así estaba mucho mejor.

Pasé rápidamente la correa por mi cuerpo y la enganché en su lugar correspondiente.

—Hola a ti también.

Su voz hizo que volviera mi mirada hacia él y por primera vez desde que lo conocía, lo vi con un gorro de lana.

—Hola.

Él me sonrió divertido e hizo andar el auto.

—¿Mucho frío?

—Más del que estoy acostumbrada.

Salió de la calle de mi población y comenzó a conducir por la calle principal, en dirección a la playa.

—Entonces morirás este invierno. Dicen que las temperaturas serás mucho más bajas que años anteriores.

—¿En serio?

No sé cómo lo haría si ese fuese el caso.

Dudaba mucho poder ir con una estufa portátil al colegio o a los lugares que solía frecuentar con los chicos.

Esteban se rió, sacándome de mis pensamientos míseros.

—Solo bromeaba. Ni idea como será este invierno.

Sentirse Viva (#1 Sentirse Viva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora