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Primera

¿Quién es Min YoonGi?

La vida es cruel con algunas personas y siempre parece beneficiar a aquellas que menos lo necesitan.

¿Nunca lo pensaron?

El pobre hombre que día a día se levanta a trabajar, cuida a su familia, para ganar lo justo y necesario que requiere para comer en el día, esforzándose en un trabajo mediocre donde no disfruta y su jefe lo tiene como esclavo todos los días. Hasta el día de su muerte.

La única satisfacción de aquel pobre hombre es ver a su familia feliz. Aunque por dentro sufre, pues sabe que sus hijos terminarán en el mismo cruel destino.

Trabajando para aquellos ricos que disfrutan la vida, poniéndose gordos y viajando por el mundo, riendo mientras tienen al pobre hombre en la palma de su mano. A su familia. Sus hijos. Sus próximos nietos. Y la cadena continúa.

La vida es corta para quienes la disfrutan. Y se hace larga cuando vives en la esclavitud.

Yo decidí cambiar, y no seguir los pasos de ese hombre, esclavo de la sociedad. La vida decidió por mí hace mucho tiempo. Y yo decidí no contradecirla.

¿Mi nombre? Creí haberlo dicho. No cambiará nada con que lo sepas. Puedes seguir respirando sin la necesidad de sufrir porque un extraño no se presentó ante ti. Pero te veo muy curioso.

Min YoonGi.

Quizás te suene. Es la sensación del barrio. El niño débil que siempre estaba enfermo durante la primaria. Pálido, flacucho, débil. No salía a jugar con los demás niños pues su cuerpo no lo soportaba.

Aunque eso es noticia vieja. Ahora soy un adulto. Que decidió que la música y las fiestas serían su vida a partir de ahora, hasta su muerte. Por supuesto tuve que irme de casa, evadir el servicio militar y las esperanzas de mi familia en mí hicieron imposible seguir viviendo allí.

Aunque no es que me importe mucho ahora.

Nunca lo hizo.

Decepcionante. Esa es la palabra que oía en mi casa, y el adjetivo favorito de mis padres para calificarme.

¿Y qué si dejé la universidad en medio de mi carrera de ingeniería?

¿Y qué si decidí que componer y crear música era mi sueño?

Mi vida estaba decidida. Sólo pensé en ayudarla un poco. Y divertirme en el proceso, ¿Por qué no?

- ¿Otra vez filosofando sobre tu vida?

Reí. No pensé que estuviera hablando en voz alta. ¿O si?
Mezclar alcohol y drogas fuertes me hacía delirar de más. Pero no me volvía loco como la mayoría de las personas.
Mis pensamientos se vuelven filosóficos y lógicos cuando estoy quebrado. ¿Extraño? Tal vez. Así he vendido más canciones de las que puedo recordar. Así que me vale.

Levanté mi vista de la barra donde la tenía recostada, no recordaba cuando llegué de los cómodos sillones a la barra de tragos ubicada en la sala de aquella fiesta.

- Quizás.

- ¿Quizás?

- Es que ya no puedo recordar lo que estaba pensando. Mierda, debí haberlo escrito.

El chico de la barra rió. - Si no te conociera ya te hubiera llevado a algún loquero.

Me sirvió otro vaso. No sé lo que era, pero lo acabé de un trago. Me quemé la garganta, pero dios, ya deseaba más.

No conozco el nombre del chico de la barra. Sólo sé que me sirve los tragos que deseo cuando vengo a estas fiestas. Me acuesto con él y no debo pagar nada.

Río internamente ante mis propios pensamientos, pues, es mi manera de vivir la vida. A veces pienso que ya me volví loco.

- ¿Crees que lo estás? 

Volvió a pasar. Pensé en voz alta. Pero esta vez no fue el chico de la barra quien me dirigió la palabra. Pude ver claramente que él estaba atendiendo a otra persona.

En cambio, un chico joven y de rostro muy bonito fue quién me habló. No iba a negar que estaba muy bueno.

Quizás pueda tener doble acción  esta noche. Pero debía inventar una excusa rápida, digo, si el chico supiera de estos extraños pensamientos que tengo cada que estoy descolocado seguro y sale corriendo.

- Nah. Estaba diciendo la letra de mi próximo rap en voz alta. ¿Te asusté?

Traté de sonar lo más normal posible y que no se me enredaran las palabras. Al parecer funcionó, la sonrisita que el chico soltó fue suficiente para darme a entender eso.

- Soy Jimin.

- YoonGi.