Peter te había citado a las 8:00 de la noche en su casa, te preocupaba lo que te fuera a decir pues su relación ya no era la de antes, se estaban distanciando. Tocaste la puerta de su casa, esta se abrió dejando ver a May.
— Hola tía May, ¿se encuentra Pet... — No terminaste tu frase debido a que él ya sé encontraba sentado en la sala, se levantó, te tomó de la mano y te llevó hasta su habitación; entraste tú primero, luego él seguido de ti, y cerró la puerta.
— Sientate por favor. — Dijo con el semblante serio.
— ¿Qué ocurre?. — Cuestionaste con cierta angustia, temiendo lo peor.
— No sé como empezar, es difícil decirte esto, pero... necesitamos terminar. — Habló al sentarse a un lado de ti, tomando tu mano para tratar de tranquilizarte por como reaccionarías ante lo dijo, esperando algún golpe o insulto de tu parte.
— Peter, no puedes decirlo en serio, no sé por que tomaste esa decisión, pero si es debido a un problema, sé que podemos solucionarlo juntos.
— ¡No estás segura conmigo!, no puedo puedo ponerte en peligro de ninguna manera. — Gritó levemente.
— ¿¡De que hablas!?, siempre me he sentido segura contigo. — Dijiste acercándote a él para abrazarlo. — Especialmente contigo; siempre me has protegido. — Lo miraste directo a sus ojos.
— Es peligroso que estés conmigo, es lo único que debería importarte y que deberías saber, te amo demasiado “______”, pero jamás me perdonaría si algo te sucede. — Acariciaba tu cabello lentamente y besó tu frente.
— Es una estupidez, Peter.
— Yo soy... — Suspiró pesadamente. — Yo... — Trataba de decir, pero en ese preciso momento, tenía dificultad para decirte su más grande secreto, él confiaba en ti, mucho; pero sabía que si te lo confesaba, ya no habría vuelta atrás, estaría decidido a separarse de ti, por tu bien, aunque se arrepintiera después de un tiempo.
— Si ya tomaste tu decisión, es un hecho; te amaré siempre Peter.
Dijiste y besaste su mejilla, una pequeña lágrima tuya salió y Peter la limpió; diste media vuelta decidida a irte, aceptando que todo se había acabado, creíste que tu relación con Peter tendría futuro, estabas completamente destruida, no entendías sus motivos. Tomaste la perilla e intentaste salir, pero Peter te detuvo de una manera que no imaginaste, lanzó telaraña de un aparato en su muñeca.
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— Yo... soy el Hombre Araña. Dijo para acercarse a ti y unir sus labios con un beso, después de unos segundos, se separaron debido a la falta de aire.
— Lo siento, olvida todo lo que dije, te voy a proteger como siempre lo he hecho, incluso, más que antes, si aceptas regresar conmigo.
— Guardaré tu secreto mejor que nadie, te amo Peter. — Dijiste besandolo nuevamente.
— Y yo a ti “_____”.
— Ahora quítame esto. — Hablaste señalando tú mano que aún se encontraba pegada a la perilla de la puerta.
— Oh, lo siento. — Dijo riendo ante tu comentario.
