Jarrón II
“El entierro”
Aeryn’s POV
Me levanté forzosamente por la mañana y me miré al espejo. Me veo completamente destruida. Jamás creí que lloraría tanto en una noche. Me está costando demasiado aceptar que mis padres se han ido, y que todo el peso con el que cargaban, fue delegado a mí. Me probé por primera vez mi vestido de luto. Este tiene encaje y piedras negras, con un tul de varias capas de ásperas telas negras. Mi madre me lo había comprado hace tres años y nunca me dijo bien por qué. Tal vez ella quería que en este día yo luciera bien…. Me coloqué un poco de maquillaje. Como si pudiera ocultar parte de mi dolor con eso. Supongo que es mi máscara de todos los días. Bajo las escaleras con desgano mientras miro por los ventanales. La flora de nuestros jardines se ve completamente muerta y la niebla invadió todo el reino desde que ellos fallecieron. Hay mucha humedad y lodo por todos lados, anoche llovió mucho, pero no lo suficiente como para lavar mi rostro de toda la pena en la que está envuelta.
-Buenos días.- Dice Loraine con una voz áspera. -Están por recogernos, llegó a tiempo mi Lady.-
-Ya veo…- Respondo con la mirada y la voz baja- Traigan mi abrigo.- ordeno alzando la voz. Me pregunto si mi hermano estará preparado. Es igual de irresponsable como lo era mi padre cuando joven. Según decían. Mi madre era todo lo contrario, una dama, una doncella eterna que amaba a Vermessen. Aparentemente ese amor que sentía también la tierra por ellos se consumirá. Dejando una arruinada y muerta Vermessen para mí.
Las carrozas han venido por mí, el Parlamento y el Consejo; acompañadas de la carroza fúnebre.
El camino al cementerio fue eterno. No paraba de pensar que los cuerpos de mis padres se encontraban a metros de mí, y aún así sé que no podré volver a verlos jamás… Durante el viaje, cientos de nuestros súbditos lloraban y lanzaban flores a las calles y a las carrozas. Yo aprecio su afecto, pero me siento tan conmovida por todo esto, que prefiero ignorarlos. Llegamos al cementerio y nos bajamos de las carrozas. Me acompañaban el Parlamento y el Consejo y nos rodeaban escoltas. Loraine me sujetaba de un brazo porque sabía que no me sentía bien. Todo el tiempo estuvo junto a mí, con su tapado negro hasta el suelo y la mirada sombría. Observamos cómo los ataúdes son bajados de la carroza fúnebre y luego son depositados en la tierra. Siento mi corazón agrietarse mientras veo cómo parecía que la tierra se los tragaba. Pensando que mis padres estaban allí dentro y que yo debía seguirles, ¡me había prometido no abandonarlos jamás!. Pensé en lanzarme sobre ellos pero… tuve que recuperar rápidamente la postura o generaría un altercado… mis padres no querrían eso. Cuando los ataúdes estaban en su lugar, todos los súbditos no podían creerlo y lloraban mucho más que yo. Yo no lloro nada en este momento porque me siento seca, sin más. Veo cómo apartan a los aldeanos del camino para que no se acerquen a nosotros y se quedan unos metros lejos de mí. Me situé en medio de los míos e intento recitar unas palabras. –Muchas gracias a aquellos que nos siguieron en el camino y hoy están aquí, una vez más, con nosotros.- Doy una pausa y ya no sé qué decir en este estado. –Toda mi vida he soñado con una vida en la que mis padres jamás me dejaran. Y…- digo en un tono cada vez más bajo. Digo palabras que nadie llega a escuchar y ni siquiera yo entiendo. Veo cómo todos me miran, como si correspondiera ser enterrada yo también. La mirada de todos me pesa y se percibe un silencio mortífero en medio de la niebla. Comienzo a marearme y busco la mirada de mi hermano, el cual se ríe de mí y se marcha. Todo se distorsiona y el asedio es cada vez más sofocante. Loraine aprieta fuertemente mi brazo izquierdo, lo cual es como una descarga letal en mí. Siento hundirme en la tierra y lo último que veo es el cielo gris y las nieblas cubrir mi rostro en el suelo.
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Loraine’s POV.
No he dormido en días desde que entré al Consejo, otra vez. Me pregunto qué tan dulce son las lágrimas de la princesa. Los reyes fallecieron hace una semana y sus cuerpos no habían sido enterrados pronto porque los médicos buscaban pruebas inútiles de su asesinato. Como no encontraron nada realmente útil, decidieron entregar los cuerpos ayer a la madrugada. El entierro acaba de terminar. Realmente el asesino hizo bien su trabajo. Nadie tiene una maldita pista, ni un sospechoso. Si algún día se estuviera cerca de descubrir el culpable, probablemente haya gente que decida meter sus narices y por lo tanto querer acusarme. Quién sabe. Sólo puedo decir que Aeryn luce como una muerta. Más blanca de lo normal y más arruinada de la cuenta. Con ese vestido negro. Sólo le falta un cajoncito. Y su hermano es un canalla. Abandonándola en un momento como éste. Él también merece miseria. Si tan sólo pudiera ponerle el orden que necesita a todo éste pueblucho… sería espléndido. Todo mundo suplicando resguardarse bajo mis alas, mientras caen hasta mis garras. El sueño de esta Consejera. Algún día, Loraine, algún día. Se llevan a la princesa en la misma carroza que vino para atenderla como se debe en el castillo mientras yo permanezco en el cementerio, sola, por supuesto. Camino por las callecitas rodeadas de tumbas olvidadas, y otras que contrariamente son bien cuidadas. Me detengo en esa. Esa que siempre visito. Aparentemente alguien le dejó flores. ¿Quién demonios las dejó? Procedo a robarme esas flores, suponiendo quién pudo haberlas dejado y las llevo a la otra tumba que planeaba ver, sólo para sentirme triunfante otro rato. Me saco el lazo de mi tapado y lo cuelgo en la cruz, como muestra de que jamás dejaré a esa persona. Está atada a mí. No pagó lo suficiente por haber existido e interponerse en mi camino años atrás. Le dejo las malditas flores y sigo mirando tumbas olvidadas, y les retiro sus flores secas. Las guardo en mi bolsillo y camino hasta el castillo, un par de kilómetros. Bajo esta embriaguez bajo el efecto del triunfo no me importa caminar tanto. Simplemente sé que estoy haciendo las cosas bien, y que todo lo que hago, todo lo que poseo, o quiero poseer, siempre se encontrará a mi favor. A mi disposición. Nadie podrá entrometerse o terminará acabado. Como aquella persona descansando en la tierra lodosa, si es que aún consiguió el descanso…
Llego al castillo y la princesita está abatida. Da lástima, sinceramente. La ignoro aprovechando que no sabe que ingresé al castillo y sigo caminando. Caminando por aquellos lares de este lugar que pocos conocen. Sería propicio tener a alguien con mi mentalidad junto a mí. Pero como nadie sabe mucho de mí, es algo que no puedo disfrutar, la compañía. Trabajo sola. Por más que a través de los años he congeniado con otros, nadie es como yo. Esta sensatez no se contagia, parece. Saco las flores secas de mi bolsillo y las huelo. Son horribles. Me encantan. Saco un ladrillo de la pared de mi cuarto alejado de los demás y allí las dejé. Con el resto de la colección. Me siento en una esquina de mi cama y saco mi diario para escribir todo lo sucedido hoy, hasta que alguien llama a la puerta.
Gracias por leer :) nos leemos el próximo capítulo.
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El jarrón de gusanos
Ficção Adolescente*ADVERTENCIA* El primer capítulo es muy corto, porque es sólo intro. A partir del segundo los capítulos son cada vez mucho más largos. Gracias por visitar* _Aeryn es una joven perteneciente a la aristocracia. Sus padres fueron asesinados y eso la e...