Viscosa Infamia

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Jarrón VII

Viscosa infamia

Aeryn’s POV

Una nueva tarde de trabajo en el castillo, en el cual no puedo ordenar. 

Con el pasar de los días el Duque demuestra, crecientemente, una gran simpatía hacia mí. Mis labores en el castillo son cada vez más cómodas y hacederas, mientras que las demás sirvientas –Dios se apiade de ellas- deben dedicarse al trabajo dificultoso a costa del confort y bienestar de nuestro Lord.

La fecha de la boda del Duque y yo se aproxima, pero todos desconocen mi paradero allá en Vermessen. Como si nada hubiese pasado, los planes para la ceremonia siguen en pie, y las sirvientas debemos esforzarnos y dar lo mejor de sí para el goce de la célebre reunión. Nos dividimos las labores y comenzamos a trabajar.

Con permiso del Duque, ingreso a su recámara y se me enseña  los anillos de boda.

-Mi lord, ¿Está seguro?-

-Por supuesto. Estoy enamorado de Aeryn de Vermessen. Quiero desposarla… bajo  cualquier costo.- Me confiesa el Duque.

El Duque se retira con una sonrisa de la recámara, dejándome sola a cargo de la limpieza.

Todavía no logro entender. Si ese hombre me ama, ¿Cómo no se da cuenta de que soy yo, su futura esposa, la que está frente suyo?

No…

Soy muy inocente.  ¡No ha de estar amándome!

Comienzo a barrer el refinado suelo del cuarto. El polvo es apartado del brillo que las piezas cerámicas irradian. Se humedecen y embarran con mis lágrimas. Se confunden con la mugre. No puedo creer que sea cierto todo lo sucedido hasta hoy. La infancia perfecta, la juventud sufrida. ¿Qué camino recorrer ahora?

Después de finalizar las tareas de limpieza, la hora del té se aproxima y debo servirle al señor.

-Hola otra vez, joven. ¿Cómo ha estado?- Saluda el Duque.

Dejo la charola con el té sobre la mesa, consternada. –Ha sido otra espléndida tarde de trabajo, mi lord- Las sirvientas me observan con escarnio del otro lado de la sala. No creen que el Duque lleve este trato conmigo. Me voy a la cocina y miro los utensilios. Me siento y prosigo con los deberes, sin cambiar un segundo mi expresión desanimada. Eustace vendrá a este castillo, esta misma tarde. Probablemente sabe que estoy aquí, simulando ser una pobre mujer sin más. Ya que noche tras noche, me percato de las visitas que el Duque realiza a mi cuarto. Me observa durante bastante tiempo, se retira y vuelve unas horas más tarde. Tal vez es parte de una estrategia de ellos, un intento de saber si soy la extraviada Aeryn, y como era de esperarse, Eustace estará aquí para confirmarlo. ¿Qué debo hacer?

-¡Joven! El Duque la llama. ¡Está furioso!- Advierte una sirvienta desde la entrada de la cocina.

Me dirijo donde el Duque, el amo del castillo.

-¿Qué has hecho? ¿Cómo pude confiar en ti?-

-¿A qué se refiere señor?- El Duque me arroja con furia la pequeña caja contenedora de los anillos de boda. No hay nada. Los anillos no están.

- Mi Lord, yo…-

-No digas nada, querida- Comienza a dibujarse una sonrisa en su rostro. Se acerca, se inclina sobre mí -No hay nada que puedas hacer, maldita-

Loraine’s POV

El jarrón de gusanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora