Capítulo 6

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La chica misteriosa

A la mañana siguiente me sentía muy feliz, como si lo que habíamos hecho ayer no hubiese sido para nada peligroso. Casi me expulsan, y yo solamente estoy feliz como una lombriz.

En el comedor me encontré con Harry y Ron hablando de lo mismo que yo. Tal parece que no era la única que se sentía así de feliz por lo que había pasado anoche.

La única de los cuatro que no se sentía para nada feliz era Hermione, que parece ser, se enojó con todos nosotros y decidió hacernos la ley del hielo.

En cuanto a Draco, vaya sorpresa recibió al vernos todavía en el colegio, y con caras sonrientes. Harry y Ron ya estaban planeando una venganza en su contra, a la cual me incorporé sin dudar.

Ese día en especial, vimos en el aire como entre seis lechuzas cargaban tremendo paquetón entre los cielos. A juzgar por el paquete, podría apostar a que es una escoba. No me imagino quien será el afortunado.

El paquete cayó justo en el plato de Harry, así se quedó sin desayuno. Pero, ¡hey!, al menos tiene una escoba.

Casi a la par, cae un sobrecito encima de la escoba. Harry agarra la carta y la lee. El niño cambió totalmente su cara y de estar feliz, paso a mega archi ultra hiper recontra feliz.

Nos comentó que McGonagall le regaló una Nimbus 2000. Yo no entendía que significaba eso, pero me puse feliz por mi amigo.

-Es una de las escobas más rápidas y modernas- dijo Ron.

Bueno ahora ya sabía lo que significaba, pero creo que lo que realmente importa es el talento de cada persona.

Mamá siempre me decía eso cada vez que me sentía menos que alguien por no tener las mismas cosas costosas que algunos compañeros tenían.

¡Cuanto la extraño! Pareciera ayer que ella estaba conmigo, dándome consejos y enseñanzas.

Parece mentira que una mujer tan bondadosa e humilde haya sido una bruja. Y que haya entrado en Slytherin.

Cuando me di cuenta, ya no había nadie más en el salón. Todos se habían ido.

Me paré para ir de vuelta a la sala común. En el camino me encontré con Draco Malfoy. Era la primera vez que lo veía sin sus dos sombras: Vincent Crabbe y Gregory Goyle. Se lo veía algo triste y enfadado.

A pesar de saber que por su culpa casi nos expulsan ayer de noche, no pude evitar sentirme mal por él.

De a poco me fui acercando a él. Estaba sentando, con la cabeza agachada. Parecía que se estaba castigando a sí mismo.

No sabía que decirle. No era ni por asomo una persona muy amigable ni mucho menos parecía agradable. Así que me senté a su lado. Y lo abracé.

-Tranquilo, todo va estar bien- le dije mientras rodeaba sus hombros. Al principio parecía aturdido por el abrazo, pero luego me abrazo más fuerte.

Hasta ahora no entendía porque me acerqué a él. Aborrecía a las personas malas de corazón, y Malfoy no era ni por asomo una persona bondadosa.

Nos quedamos así, abrazados por un buen rato. Hasta que de golpe él se separó de mí. Recuperó su postura de niño arrogante y soberbio, y me miró de forma despectiva.

-¿Qué estás haciendo?- me dijo mirándome de arriba a abajo.

-Necesitabas un abrazo- me encogí mis hombros -De nada, por cierto

-Ni se te ocurra decirle esto a alguien, o haré que tu vida sea un infierno en este lugar

-Como quieras, yo me voy

Alina [La Piedra Filosofal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora