Límites

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Thea

-Supongo que ahora puedo hacer lo que quiera contigo. Estas completamente a mi merced.
-Así es. ¿Y que vas a hacerme?
-Estas atado y desnudo. Estoy convencida de que algo se me ocurrirá.- me levanté de un salto de la cama y me dirigí al cuarto de baño. Me asomé antes de desaparecer en su interior.- Voy a lavarte Owen. Y no pienso dejarme nada.

*****

Owen

Solo pensar en ella lavándome hizo crecer mi miembro más de lo que creía posible. Estaba dolorido. Quería desatarme e ir tras ella. La cogería en brazos, la metería en mi jacuzzi mientras de llenaba y la lavaría. Del modo que fuese. Una esponja, las manos, la lengua y Dios sabía que disfrutaría cada segundo.

Escuché correr el agua y como ella tarareaba. Sonreí. La quería ahora.

-¡Thea!- oí como se cerraba el agua antes de que ella se asomase de nuevo con una sonrisa.
-¿Quieres algo?
-Si. A ti. Sobre mí. Ahora.
-¿Es una orden?
-Ven ahora mismo.
Ella se acercó, balanceando ese cuerpo que me estaba poniendo cada vez más duro.

Thea me miró de arriba abajo, deteniéndose en mi erección, lo cual no hizo otra cosa que empeorar mi estado.

Vi como se pasaba la lengua por los labios al mirarme, como si desease comerme.

Intenté liberarme tirando con fuerza.
Me importaba muy poco si rompía la cama o las esposas. Solo quería tenerla sobre mi. Estar dentro de ella.

-Desátame, nena.
-Aun no he empezado a hacer nada de lo que tenía pensado.
-No importa. Ponte sobre mí.
-No.
-Voy a estallar si sigues mirándome así de modo que ponte sobre mí de una maldita vez.
-Ni hablar.
-Nena, por favor...
-¿De modo que ahora suplicas?
Gateó sobre la cama colocándose entre mis piernas.

Puso las manos al lado de mis caderas y me miró a los ojos cuando tanteó con la lengua mi miembro.

-Thea...
-Ya que no me dejas lavarte no me dejas otra que hacerlo con la lengua y sigo dispuesta a no dejarme nada.

Tal y como acabó de decir eso, se metió el miembro en la boca.

-¡Joder!

Quizá fuese la primera vez que no tenía en cuenta mi vocabulario pero sinceramente, con ella allí, nada más importaba.

-Dios... si sigues así no duraré mucho más.

Pero ella no redujo la velocidad. Estaba disfrutando viendo como era yo quien perdía el control esta vez.

Continúe luchando por liberarme. Movía las caderas hacia arriba para adentrarme más en su boca.

Oí como ella gemía mientras seguía lamiéndome.

Observé como una de las manos de Thea se deslizaba sobre la cama buscando su juguete. ¿Acaso pretendía usarlo mientras me daba placer? ¿Tanto le excitaba a ella hacerme aquello?

Conseguí moverme lo suficiente como para acercar el pie al sexo de ella y acariciarlo con el pulgar.

La oí gemir más fuerte y la sentí  temblar.

La acaricié un poco más. Estaba al borde del clímax y yo deseaba sentirlo con todo su cuerpo.

Tiré de las esposas tan fuerte que logré soltarme.

-Ponte sobre mi ahora.

Ella paseó su lengua un poco más para torturarme antes de colocarse sobre mi e introducir mi miembro dentro de ella.

Tal y como estuve en su interior, cogí  un pecho con cada mano y los acerqué a mi boca.

Thea echó el cuerpo hacia atrás mientras me movía dentro de ella más y más fuerte hasta que ninguno de los dos lo soportó más y nos arrojamos directamente al vacío.

Thea dejó caer su cuerpo contra el mio disfrutando de mi tacto, sintiendo como le acariciaba la espalda, el pelo y como ambos corazones latían aun a gran velocidad.

-Maldita sea, nena. Soy una basura.
Ella esbozó una sonrisa, que sentí contra mi pecho y levantó la cabeza para mirarme.

-¿Por que dices eso?
-Ya es nuestra segunda vez y no te tengo en cuenta.
-Me das muchísimo placer. Lo que dices no tiene sentido.
-Debería haber usado protección y ni siquiera he pensado en ello.
-No te preocupes.- dijo besándome la barbilla.- Tomo la píldora.

Suspiré aliviado y ella volvió a colocarse sobre mi pecho.

Al oír su respiración, pregunté.

-¿Quieres dormir un poco?
Ella negó con la cabeza.
-No quiero perderme nada de esta noche y creo que un baño nos vendría muy bien y quizá unas esposas nuevas. Las has roto.
-Cierto.
-Me da miedo pensar que acabaremos destrozando la habitación. Primero el cuadro y después...
-Thea, sé que quizá no es apropiado dada la situación pero tengo muchísima hambre.
Ella rió con ganas.
-Gracias a Dios. Yo también. Creí que no lo dirías nunca.
-¿Y por que no lo hiciste tú?
-No quería que pensaras que no te tenía en cuenta.
-¿Crees que yo no te tengo en cuenta?
-Para nada. Has demostrado que si y te lo agradezco. Si al final pierdo el conocimiento a causa del placer quiero que sepas que me alegra haber cedido.
-También a mi preciosa.

Salí de la cama y corrí hacia el piso de abajo dispuesto a coger algo para comer.
No fue hasta que volví a ver la mesa dispuesta que recordé lo que había preparado mi chica.

La había sentido tan bien entre mis brazos que no quería apartarla y aquello despertaba en mi unos sentimientos en loa que ahora no quería pensar.

Tenía tiempo. Y esta noche iba a permitirme conquistarla de otro modo.

Seguiría el plan principal, pero un plan B nunca era una mala idea.

Estaba claro que en la cama funcionábamos a la perfección.
Y estaba claro que no quería limites en cuanto a nosotros.

Un recuerdo para ti (Serie Love 15) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora