Capítulo 3: El secuestro

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CAPÍTULO 3

Un viernes 7 de junio, último día de clases y a comienzos del verano, lo pase junto a Florence. Nos habíamos propuesto a relajarnos y disfrutar del fin de nuestra vida en la preparatoria. Después de años de un ambiente completamente hostil en ese instituto eramos libres y entraríamos a la universidad convertirnos en las personas que tanto añorábamos. Recuerdo que teníamos la casa enteramente vacía, como siempre. En medio de nuestro maratón de series le comenté vagamente el incidente de la terraza. A lo que ella contestó de manera dramática

-Selene, estás segura de que la persona de la terraza no fue un vampiro que quería chuparte la sangre para condenarte a un eternidad de muerte y oscuro amorío- 

No puede contener la risa ante tal idea, creo que demasiada investigación había quemado las pocas neuronas que le quedaban a mi pobre amiga.

- Cuando vuelva a aparecer le pediré que traiga un amigo para mi loca vecina- Dije entre risas mientras volteaba a verla, su rostro se torno pensativo y entonces dijo

-Estoy segura de que vi a alguien ese mismo día, caminando por tu patio hasta el bosque y después desapareció en la niebla.- Estaba a punto de gritarle cuando prosiguió -  Al principio creí que la estúpida niebla me hacia ver cosas, pero ahora que me cuentas lo de la terraza tiene sentido ¿No? - 

Me quede un segundo pensándolo detenidamente, pero parecía demasiado irreal que habláramos de lo mismo. Las probabilidades de que hubiera sido realmente alguien caminando de mi patio al bosque eran muy altas, viviamos en un vecindario con vecinos ,es decir, las personas pasan a menudo por aquí. Decidí ignorar todo, seguir con nuestra noche de televisión y relajarme. Aunque Florence parecía desesperada por una respuesta911

-Puedo ser, pero dejemoslo así. No ha pasado nada- Dije para calmarla y acomodarme en el sillón para volver a nuestra serie.

Una vez terminado el show, hablamos de diferentes cosas jugamos ajedrez y a mitad de la partida Florence se tomaba periodos muy largos de tiempo para mover cada pieza y esperando su jugada me quede profundamente dormida.

En medio de la madrugada me desperté, no se con exactitud que fue lo que me saco de mi sueño, pero aproveche para dirigirme al baño y bajar a la cocina. Al llegar al primer piso llamo mi atención que los abrigos de mis padres no estaban colgados en la entrada, me senté en la cocina y llame al celular de mi padre para preguntar por que no habían venido y si estaban bien, me dijo mi madre perdió unos documentos importantes en la oficina y debían rehacerlos o de lo contrario estaría en graves problemas y él se ofreció a ayudarla. Luego de finalizar la llamada me dirigí hacia el sillón para mirar televisión, pero antes saque el helado del congelador y agarre una cuchara.

 Cuando termine de acomodarme en el living vi por la ventana una silueta negra con capucha, parecía ser un hombre, inmóvil y con la vista fija hacia el interior de mi casa. Sabia que él no podría verme ya que, apenas lo divise me tire al piso, es por eso que tuve tiempo de pensar. Si llamaba a la policía debía moverme hasta el teléfono que estaba frente a la ventana, y a eso se limitaban mis opciones. Estaba juntando coraje para agarrar el teléfono cuando vi que se alejó de su posición, no lo pensé dos veces me movi para rápidamente agarrarlo y comencé a marcar el número de emergencias. Cuando presione la primera tecla se escuchó que tocó el timbre de la casa, eso no me detuvo seguí marcando hasta que oí un estruendo que venia de la entrada cuando levante la vista pude ver a una somnolienta Florence refregándose los ojos a la mitad de la escalera mientras el intruso se dirigía hacia ella. Por motus propio, podría decirse, mi cuerpo reaccionó solo, tire el teléfono y me encamine hacia el bastardo que estaba agarrando a mi amiga, pero antes de que pudiera si quiera gritar alguien me sostuvo por la espalda tapándome los ojos y la boca. 

Recuerdo moverme inquietamente complicándole a mi captor lo mas que pude su tarea, intente gritar tan fuerte como mi garganta me dejaba. Hasta que en un momento un fuerte golpe apago por completo todos mis sentidos.


Memorias de mi EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora