Capítulo 4: La Mansión

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Capítulo 4 

Desperté junto a mi amiga en una habitación desconocida oscura y con dos camas ocupadas por nosotras.

Florence estaba plácidamente dormida mientras que a mí me durmieron de lo que parecía ser un golpe seco, el punzante dolor en mi cabeza lo hacia bastante evidente. No estábamos atadas, supongo que eso era algo bueno, me senté en la cama y comencé a examinar minuciosamente la habitación con mis ojos, recoveco por recoveco. Entonces la vi, escondida en la oscuridad de una de las esquinas superiores del cuarto, una cámara nos estaba vigilando. Mi cabeza formuló docenas de hipótesis, una mas loca que la otra, pero en esa situación sin tener la menor idea de nada ¿Que pensarían ustedes? Absolutamente era posible es mi ingenua cabecita . Si dejaba que mi ansiedad y confusión se apoderaran de mi estaba un cien por ciento segura de que seria mucho peor, así que intente mantener mi cabeza tan fría como me era posible. Tarde o temprano nuestros captores vendrían a mostrar sus rostros y tenia que estar "preparada". 

Volví a recostarme y mirando al techo logre calmar los desaforados latidos de mi inquieto corazón. Un silencio sepulcral inundaba la dichosa habitación, solo podían oír la respiración de mi dormida compañera. En ese exacto momento, por mas extraño que suene, me poseyó un sentimiento de abandono completamente indescriptible. Me sentía como una especie de juguete, unas personas entraron como si nada a mi casa, me amarraron, me secuestraron y por mas resistencia que opuse todo fue en vano. Fui completamente vulnerable, esa es la palabra, me sentía vulnerable, frágil, indefensa, fui incapaz de proteger a mi amiga y, indudablemente, a mi misma. Estaba a total disposición de "ellos", eso me enojaba mucho, pero no podía hacer nada al respecto. Me quede inmóvil en esa cama sumergida en mi mente por un buen rato. 

Luego de lo que pareció una eternidad unas luces blancas se encendieron iluminando todos los rincones de nuestro paradero y despertando a la bella durmiente, seguido una puerta se abrió por la cual entro una hermosa mujer de cabello largo color negro azabache, ojos marrones y largas pestañas con un cuerpo despampanante cubierto por ropa engomada negra.

-Buenos días retoños míos- Dijo mirándonos con una sonrisa burlona

Florence apenas esta espabilando, realmente envidiaba su capacidad de dormir profundamente en cualquier situación 

-Buen día - Dijo mi amiga mientras abría los ojos y desviaba su mirada hacia la extraña mujer - ¿Quién eres?- Preguntó tranquilamente

En todo momento me limité mirar sin hablar o gesticular. Estaba congelada de pies a cabeza.

- Vamos niñas no tengo todo el día, arriba vamos - Dijo nuestra captora impaciente

Al instante me puse de pie siguiendo sus órdenes, al igual que Florence. 

-¿Cómo es tu nombre?-pregunto ella mientras las dos seguíamos a la misteriosa mujer por los pasillos de aquel lugar 

-Lamento no haberme presentado, estamos en un apuro y necesitamos de su ayuda. Mi nombre es Amelia, soy la cabeza que dirige esta comunidad, ante cualquier duda pueden hablar conmigo. Bueno supongo que están hambrientas ¿no es así?- Se frenó y nos invito a entrar a una habitación increíblemente grande donde había una mesa exhibiendo variedad de platillos- Por favor, sírvanse.- Pronunció mientras señalaba la mesa

- Amelia, ¿por que estamos en este lugar?-Dijo Florence amablemente aceptando su invitación

-Hay muchas cosas sobre su vida que ustedes no conocen chicas, lamento que tengan que enterarse de esta manera. ¿ Alguna sabe porqué viven lejos del centro de la ciudad y en casas continuas?- Preguntó mirándonos animada

- Antes de que nacieras, sus madres trabajaban para nosotros. Solíamos poseer un laboratorio para crear armas químicas, un trabajo bastante peligroso. Un día fue atacado y todos los componentes fueron liberados, sus madres fueron las únicas humanas expuestas a esas sustancias que, creíamos hasta entonces, inofensivas. El proyecto se dió por cancelado y nos deshicimos de todo, ellas firmaron un contrato de confidencialidad y se fueron- Hizo una pausa para tomar un sorbo de café y alentarnos a comer algo.

Memorias de mi EternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora