18 años atrás
El comedor de la familia se hallaba demasiado silencioso, pero sobretodo se notaba la incomodidad a flote.
El pequeño de tan solo 12 años con unos cuantos meses, con sus hermosos ojos grises, miraba de un rostro al otro, a su madre y a su padre, sin entender mucho de la incómoda situación. Pero sin embargo sentía que él, tenía que ver en la situación.
Sus padres en ocasiones se miraban y carraspeaban un poco la garganta, tratando de ocultar aquello con un sorbo a la bebida de sus vasos transparentes.
Finalmente, después de esos retos de miradas, su padre tomó la palabra
- Hijo - mencionó con la voz más grave que pudo.
El pequeño de cabellos rubios se limitó a mirarlo con las comisuras de los labios caídas.
Él era extraño para sus padres. Pero extraño es una palabra muy fea para tratarse de un niño. Era... diferente. No tenía muchos amigos, bueno en realidad sólo tenía uno, pero este si tenía más amigos. No solía hablar mucho. La carencia de sus padres por el trabajo, hacia que el pequeño no saliera, no socializara y se volvía más inseguro, y aún más con la adolescencia tocando a su puerta.
- Verás - retomó la palabra - He conseguido una oferta de trabajo.
A pesar de que sus padres no estaban con él, cuando se trataba de lo contrario, trataban de ser muy blandos con él, pero sin dejar de ser exigentes.
Lo amaban, pues era hijo único, pero la corta economía los hacia perder tiempo de su compañía. Así que creció solo, y aunque alguien lo acompañaba en su crecimiento, su abuela, siempre se sentía solitario, pues exactamente no le daban la calidad suficiente de su amor.
- ¿Una oferta? - Pregunto el pequeño
- Así es, pero... - miro a su esposa tratando de obtener algo de ayuda.
Por no pasar tiempo con él, les hacía desconfiar de las reacciones de sí propio hijo, a veces lo descuidaban, y a pesar de que este se cuidará solo, no siempre se comportaba de la misma manera. Solía ser frío cuando quisiese, o también cariñoso
Pero por eso lo catalogaban como "extraño". Cuando en realidad sólo necesitaba atención y cariño.
- Si hijo - su mamá retomó la posición - una oferta en otra ciudad, Cambridge.
Él era muy listo y en la escuela obtenía las mejores notas. Sus padres lo sabían, sin embargo no siempre estaban con el cuando el pequeño ganaba un premio o concursaba en alguna actividad.
Y así, sabía qué era Cambridge, y dónde se encontraba. Lo pensó un poco, no estaba tan lejos, o eso pensaba él. Pero después de imaginar, perder a su único amigo, irse lejos de su abuela, ingresar a una nueva escuela, y donde quizá no acabaría nada bien su fama de "anti-sociable", abrió sus ojos como platos, y sus padres temieron lo peor.
- Vamos hijo - lo alentó su mamá - Te prometo que será divertido
Él negó con la cabeza
- Será una nueva escuela maravillosa
Volvió a negar con la cabeza
- Harás muchos amigos
Negaba y negaba y se negaba a complacer a sus padres. Más sólo con la cabeza. Mejor sería evitar una discusión. Solo se levantó y se fue directo a su habitación hechando un vistazo al lugar más reconfortante para él.
Un mes después
Mucho equipaje, muchas cosas que tirar, así como muchas que extrañar y por fin estaban de camino.
Después de largo camino para el pequeño, llegaron a su nuevo hogar, al parecer era más grande pero eso no significa que fuera genial.
Sin importarle sus padres, se adentro con su pequeña mochila en brazos, a descubrir la casa y en realidad no le sorprendió demasiado. Pero cuando descubrió su cuarto. Se maravilló.
No era grande, no era lindo, no tenía un buen color, ni muebles aún. Lo que lo maravilló fue la ventana grande, acompañada de otras dos un poco más pequeñas, un poco sobre salida pues antes la acompañaba un lugar donde se cuerpo podía reposar.
Sin importar lo que pasará fuera, se sentó, sacó un libro de aventuras de su mochila y se puso a leer, en ocasiones miraba afuera y observaba los enormes árboles. Sin duda esa pequeña parte de su habitación lo haría volver a su propio mundo.
A la semana siguiente ingresó a la escuela sin problemas. Todo estaba arreglado, se habían entregado papeles de sus estudios anteriores y de su primer año en secundaria. Pasaría el resto ahí.
Caminaba inseguro por los pasillos, hasta que llegó a su salón asignado.
Al ser presentado a sus compañeros no evitó ponerse muy rojo. Las niñas lo veían sonrientes, emocionadas, pues sin duda el pequeño era guapo, sin embargo, los niños lo veían como un enemigo, y ambas situaciones lo hacían sentir más inseguro
Trato de no hablar con nadie, por lo menos hasta que todos olvidarán que era nuevo allí, o hasta que se olvidará la noticia.
En el recreo, trato de indagar por la escuela. No era demasiado en realidad. Solo un campo grande afuera del edificio donde estudiaba
Dentro en el primer piso, encontró la cafetería, pero no tenía demasiado apetito.
Subió al siguiente piso y al fondo del mismo se encontraba la biblioteca. Había un par de chicos ahí, pero nadie prestaba atención de quien entraba o salía.
Se dispuso a entrar seguro de sí, aún no tenía una credencial escolar para poder pedir libros a su antojo, pero no era malo darle un vistazo.
Quizá encantaría algo de ficción, algo que le gustase y se quedaría ahí todo el día a leer.
Recorrió los estantes, pasando por varias asignaturas como Matemáticas, Ciencias Naturales, Historia. Hasta qué por fin encontró algo de literatura.
Un libro de pasta dura y cuyo color era marrón llamo su atención. Lo tomo sacandolo del estante.
Lo que no se percato era que el estante era doble, había libros del mismo en el otro pasillo. Entonces cuando saco el libro se encontró con unos ojos mirando quizá hacia un libro, los cuales, al sentir que alguien lo observaba, levantaron la mirada y miraron al causante.
Eran azules, demasiado resplandecientes, pues si eras muy observador lo podrías reconocer a la mayor distancia.
Ambos se miraron, pero lo diferente de la situación era que sentían conocer esa mirada. No parpadeaban, solo se inmutaron y ambos seres suspiraron inconscientemente
*** FIN DE FLASHBACK ***
*** DOM***
Sus manos pasaban una y otra vez por mi cabellos, revolviendolo con sus finos dedos, que sentían la textura suave del mismo.
Mientras que las mías, lo apretaban de sus antebrazos, tratando de quitarmelo de encima. Pero era inútil, su fuerza me ganaba.
No se cuanto tiempo había pasado pero mis pulmones suplicaban aire y mis labios suplicaban calma.
El beso por fin, después de una eternidad, se detuvo. Pero yo no fui el causante. Matt después de detenerse, me miró, bajo sus manos a mi rostro tomándolo con suavidad.
Yo lo miraba con miedo. No podía creer que en verdad me había besado, y menos en esta casa, donde todos me conocen.
Pero su mirada, por primera vez en el tiempo que lo conozco, no la reconocía, era diferente a sus miradas lascivas que me dedicaba todo el tiempo.
Pero a la vez, se me hizo nuevamente muy familiar, y ambos suspiramos.
Hola! Pues bien, aquí el capítulo, espero les guste. Con gusto pueden comentar y votar.
Nos leemos en el próximo.
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Entra en mi vida
FanficLa vida pone en juego dos vidas, tan distintas, tan alternativas. Matt Bellamy, un hombre de 29 años, actor tan guapo y con demasiado dinero que puede atraer a las chicas que quiera, escondiendo lo que es en realidad. Dom Howard, un hombre de 30 año...