CAPÍTULO 23 TE VOY A ENCONTRAR

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17 años atrás

—¿Cómo que expulsado? – gritó histéricamente la madre del joven.

—Lo sentimos, señora Christensen, pero su hijo a tenido conductas violentas y ha sido acusado por sus compañeros incontables veces.

El joven no tenía una cara de preocupación, tampoco se le notaba ese ego ni esa sonrisa socarrona, se veía furioso, furioso con una sola persona: Matthew Bellamy, el chico que era popular por su ingenio y su manera de defenderse, él había sido el causante de su expulsión. Sí, había golpeado y humillado a muchos de sus compañeros pero si no fuera por la valentía de Bellamy ninguno se habría atrevido a acusarlo. Bellamy tenía la capacidad de influir a sus compañeros, él había dado la idea de acabar con el poder de Shanon o Shay, como era más conocido. Bellamy era inteligente, sabía cuando veía a un cretino que sólo disfrutaba de hacerle la vida miserable a los demás pero Shanon no estaba contento con eso. La escuela era lo que menos le importaba, sus padres eran ricos, podría entrar a cualquier otra escuela a pesar de sus antecedentes. Lo que realmente le interesaba era acabar con la reputación y la valentía de Bellamy.

—Te buscaré y te encontraré.

—¿Qué dice, señor Christensen?

El joven salió de sus pensamientos y miró al director de mala gana

—¿Es todo? – preguntó tomando su mochila.

—Shanon, ¿a dónde crees que vas?

Ignoró a su mamá y antes de salir por la puerta le dijo

—Si este señor me acaba de echar no veo el caso de seguir aquí.

Salió y azotó la puerta. Mientras su madre seguía pidiendo disculpas por todo lo ocasionado por su hijo, el joven camino a las gradas y subió a la última, buscó por todos lados y encontró a la maraña de pelos cafés en uno de los salones más cercanos, sonreía mientras escribía en su cuaderno.

—Te odio – susurró– y juro que te voy a encontrar.

10 años atrás

—Hey, Chris. ¿Qué tal tus nuevas clases?

—Excelentes, las materias que escogí están de lujo.

—¿Nos vemos a la salida para ir a tomar una cerveza?

—Claro, amigo.

Voy a mi salón y entro a mi clase de Asistencia de Dirección, muchos chicos parecían ya conocerse. Chris y yo nos conocimos desde primer semestre, nos volvimos amigos muy cercanos y no nos separábamos hasta ahora que tenemos que escoger materias según nuestro gusto, ahora Chris y yo sólo nos vemos en la clase de Cine experimental.

Pasa la tarde, ya quiero salir, me siento aburrido. Me pongo a recordar lo popular que era desde la secundaria, era un poco violento pero en preparatoria cambie... bueno, en realidad no. Soy muy vanidoso, muy gobernador. Me gusta que las cosas se hagan como yo digo, además no me gusta que me falten al respeto, digo, creo que a nadie le gusta eso, pero a mí en especial me disgusta; no tolero a la gente que se meta en mi vida o en la vida de alguien importante para mí sin que lo prediga. Odio que me dejen en segundo lugar, odio las segundas oportunidades. En pocas palabras siempre quiero ser el número uno, el especial, el único.

No me doy cuenta cuando termina la clase, sólo veo como todos comienzan a ponerse de pie. Tomo mi portafolio y salgo del salón. Busco a Chris por todos lados pero no lo encuentro. De repente me llama.

—Hey, Shanon – dice del otro lado de la linea– tengo una exposicion para mañana, salí antes y no te pude avisar, espero no te importe.

La verdad es que no importa, lo conozco y sé que me dice la verdad, además es muy responsable.

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